Como muchos recordareis, la transición chilena desde la dictadura a la
democracia tuvo su arranque decisivo en un referéndum convocado por Pinochet,
en el que se debatía su continuidad o la convocatoria de elecciones libres. En
las semanas previas al referéndum se permitió, por primera vez desde el
derrocamiento de Salvador Allende, que la oposición democrática tuviera acceso
a la televisión publica durante 15 minutos diarios, en una franja horaria
nocturna. Contra toda previsión del régimen pinochetista e incluso de la propia
oposición, el “No” a la continuidad de Pinochet triunfó
Recientemente se ha estrenado en nuestro país la película chilena “NO”,
dirigida por Pablo Larrain, que ya obtuvo un prestigioso premio en el pasado
festival de Cannes y que ahora opta al Oscar a la mejor película extranjera.
“NO” ha tenido un gran éxito en Chile, pero también ha despertado polémica por
los contenidos de la misma, en el que se aprecia una visión critica del proceso
de transición y de la propia oposición democrática.
La película es muy interesante y yo la recomiendo plenamente. Porque además
aborda unos debates que siguen siendo
muy actuales en el ámbito de la izquierda, también la española. ¿Cómo tenemos
que llegar con nuestros mensajes a la mayoría de la población? ¿Cómo aprovechar
los cambios y los nuevos modos de marketing y comunicación en la sociedad
audiovisual? ¿Cómo afrontar el respeto a la memoria histórica y el proponer un
camino de futuro? ¿Cómo transmitir ilusión, esperanza, alegría, sin caer en la
frivolidad? ¿El pragmatismo de conseguir un fin, ganar el referéndum, justifica
desdibujar el contenido de una propuesta de ruptura total con la dictadura?
¿Cómo superar el miedo de la vuelta al
pasado y ganar el apoyo de las clases medias, muy críticas con lo que fue el
gobierno de la Unidad Popular? ¿Y, en definitiva, como presentar la pluralidad
de una oposición, desde la extrema izquierda al centro democristiano, sin duda
con visiones diferentes de lo que querían para el futuro?
En la película se refleja el enfrentamiento, a menudo bastante duro,
entre posiciones tradicionales de la izquierda y quienes tenían una visión mas
renovada, aunque también mas posibilista de la acción política. Aunque la posición del director no termina de
ser muy tajante, lo que el espectador concluye es que gracias al giro estratégico
de la campaña publicitaria, desde una visión centrada en los horrores de la
dictadura a un mensaje de ilusión por un futuro democrático, y gracias al papel decisivo de un publicista brillante, (una
formidable interpretación de Gael García Bernal), progresista, pero no
implicado en la lucha política, se consigue remontar las expectativas de
derrota que marcaban las encuestas y lograr por fin el triunfo.
La película esta muy bien ambientada, con imágenes potentes de mítines
y de agresiones, sitúa el ambiente de presión y control policial, la confianza
absoluta que tenia el régimen en su victoria
o el carácter primario, zafio, sin escrúpulos, de la cúpula dirigente
pinochetista, el miedo de algunos profesionales a salir a la luz trabajando en
la campaña del “No”…imágenes que
inevitablemente a muchos nos resultan familiares.
Hay, sin embargo, una pega y es que la película esta hecha pensando
lógicamente en el publico chileno buen conocedor de este momento crucial de su
historia, pero al publico extranjero le faltan algunas referencias mas
explicitas que ayudarían a comprender mejor la película, como p.e. que partidos
representan las distintas opiniones que se manifiestan en las reuniones.
Tampoco se explica bien como se produce el cambio de actitud ante la campaña
del referéndum por parte de la oposición, de un inicial y casi unánime
rechazo a su posterior aceptación. Como
tampoco queda muy clara la influencia que tuvo la campaña publicitaria en el
triunfo del “No” en relación a las movilizaciones populares; pero son
objeciones menores.
Como también es comprensible la utilización de un soporte de video
propio de los años 80 y hoy totalmente
superado, que nos chirría un poco, pero que permite dar mayor veracidad a la película
e insertar algunos documentos impagables de la autentica campaña del “Si”.
En definitiva una película que hay que ver, que combina la recreación histórica
de un hecho muy importante para la recuperación de la democracia no solo en
Chile, sino también en otros muchos estados latinoamericanos y a la vez
lanzarnos preguntas y debates muy actuales.
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