viernes, 7 de diciembre de 2012

DEFENSA DE LA SANIDAD PUBLICA: NOS ESPERA UN LARGO Y DURO CAMINO




Lo que ha conseguido el gobierno del PP de la Comunidad de Madrid en el ámbito de la salud tiene merito, mucho merito: usuarios, enfermería, personal de mantenimiento y servicios, administrativos, médicos y hasta ¡jefes de servicio! manifestándose y haciendo huelga, un día sí y otro también. No lo había logrado nadie. Ni siquiera los peores Ministros y Ministras de Sanidad de toda la democracia y mira que los y las  ha habido impresentables.

Y lo que mas llama la atención es que unos profesionales de los que buena parte de ellos no son precisamente gentes de izquierda y muchos han votado al PP, se movilicen de manera tan rotunda en defensa de la Sanidad Publica, frente a su deterioro y a la privatización de su gestión. ¡Como verán las cosas para estar enfrentándose con un gobierno con el que tienen o han tenido afinidades políticas!

Pero la izquierda no puede limitarse a descalificar con frases de brocha gorda a Ignacio González y a su Consejero de Sanidad. La izquierda gobernante española lleva bastantes años sin tomarse suficientemente en serio el Sistema Nacional de Salud, yo diría que casi desde los tiempos de Ernest Lluch. No hay más que ver que Ministros y Ministras colocaron en esa responsabilidad Felipe González y no digamos Zapatero. Personas sin decisión  para afrontar los problemas y enfrentarse a poderosos intereses económicos, políticos y corporativos y la mayoría de ellos sin ni siquiera ideas claras de que hacer con la Sanidad Publica; les bastaba la satisfacción con la mejora indudable de los indicadores de salud y de esperanzas de vida de la población española o con la buena valoración que daban los usuarios en las encuestas.

Y la izquierda sindical y de IU tampoco fuimos capaces de vislumbrar la bola que se estaba gestando. Descalificamos sin mas el Informe de la Comisión de Abril Martorell de principios de los 90, cuando, junto a elementos sin duda inaceptables ofrecía otros que podrían haber sido un punto de partida con aspectos muy razonables para al menos debatir y negociar una estrategia de reforma a medio y largo plazo.

Hoy la situación se ha vuelto mucho más difícil de afrontar. El modelo universal, gratuito, publico, participativo, sustentado en el impulso de la atencion primaria, etc. que se recoge en la Ley General de Sanidad de 1985, sin duda una de las mas importantes contribuciones del primer gobierno socialista de 1982 en la construccion del Estado de Bienestar Social de nuestro pais, al igual que sucedio con la LOGSE y la reforma educativa, no conto con la suficiente financiacion publica para su desarrollo. Esta infrafinanciacion unida a profundos errores de gestion y planificacion y a la incapacidad politica de los responsables politicos sanitarios estatales y autonomicos para afrontar los complejos retos de un sistema sanitario en constante evolucion, ha desembocado 26 años despues de la aprobacion de la ley en una situacion con gravisimos problemas de funcionamiento y financiacion.

La red hospitalaria sobredimensionada, diseñada a golpe de presiones de alcaldes y gobiernos autonómicos y de intereses electoralistas del PSOE y del PP, hoy no se corresponde con los cambios en el tratamiento quirúrgico. La gestión de los grandes centros hospitalarios esta en muchos casos profundamente contaminada por nombramientos  partidistas, supeditada a cambios en los responsables políticos de la sanidad, y los gerentes, conocedores que están casi de paso no quieren meterse en líos y afrontar los problemas de los centros. La productividad, el cumplimiento de las obligaciones profesionales o la optimización de equipos e instalaciones, dejan mucho que desear. No hay responsabilidad por los resultados de una mala o insuficiente  gestión. Y el dinero de los impuestos de la ciudadanía  a menudo se utiliza con poco rigor.

El gasto farmacéutico ha estado dos décadas descontrolado y solo ha empezado a moderarse a costa exclusivamente de los usuarios con la ampliación del copago, mucho mas fácil que enfrentarse a las multinacionales,  al corporativismo de las farmacias, o racionalizar la dispensación con protocolos mucho mas exigentes para los profesionales.

El gasto en equipamientos tecnológicos de alto coste y limitada utilización en muchos centros, se ha movido entre la falta de control y transparencia y la carrera electoralista entre los gobiernos autonómicos para ver quien “estaba mas a la ultima” en medios tecnológicos.

Mientras tanto la red de centros de Atención Primaria, por lo general bastante buena, resultado del nuevo modelo recogido en la Ley General de Sanidad, ha frenado su proceso de consolidación y mejora de sus equipos profesionales, cuando no ha empezado su deterioro. La red de centros de especialidades, una oferta fundamental entre la atención hospitalaria y la primaria, por lo general no recibe el respaldo de medios suficientes y adecuados, que siguen siendo acaparados por la red hospitalaria.

La coordinación sociosanitaria, instrumento evidente de ahorro de gasto y de mejora de la atención, no pasa de ser una serpiente de verano en boca de ministros y consejeros.

Así han convivido el despilfarro, el descontrol y la ineficiencia y por otra parte el impago o los alucinantes retrasos en el pago a proveedores. Puro republica bananera. Eso se sabía y se sabe. Y no han querido meterle mano ni el PSOE ni el PP ni CIU. Y la otra izquierda nos hemos limitado a la denuncia o a las generalidades.

Y en ese maremagnum, el modelo autonómico del café para todos y la arraigada cultura de la no colaboración entre las Comunidades Autónomas limítrofes, nos ha llevado al colapso del Sistema y a servir en bandeja a los gobiernos del PP y de CIU la contrarreforma neoliberal del Sistema Nacional de Salud, con unos exclusivos perjudicados: los usuarios y los profesionales responsables.

Lamentablemente las cosas están hoy tan complicadas, que resulta imprescindible abordarlas con durísima energía y decisión, con negociación a fondo con los representantes de los usuarios, los profesionales y los proveedores y con un plan de racionalización del gasto y optimización de los recursos a medio y largo plazo, si queremos preservar la esencia del modelo universal, gratuito y publico. El PP obviamente no esta por la labor, es la ocasión para cambiar el modelo de la Ley General de Sanidad, un modelo claramente socialdemócrata. El PSOE, que ahora se ha sumado de manera rotunda a las criticas al PP y a las movilizaciones sociales, y bienvenido sea, sin embargo tiene difícil salir con propuestas creíbles, cuando su portavoz en la materia en el Congreso de los Diputados fue el segundo del Ministerio de Sanidad en la última legislatura de Zapatero y estuvo viéndolas venir.

Lo tenemos crudo, muy crudo. Vamos a necesitar mucha calle, mucha presión social y también propuestas razonables y razonadas y no solo slogans. No vaya a ser que después la ciudadanía madrileña y española vuelvan a dar la mayoría absoluta al PP. 

En varios post anteriores he apuntado algunas propuestas de reforma. Volvere sobre ellas proximamente, para que no se piense que tambien incurro en la  mera critica sin aportaciones.

1 comentario:

  1. Propuestas razonables y razonadas. Pero para ello hay que tener una perspectiva realista de futuro, no solo de la sanidad sino de la economía en general y su probable evolución. Esa es una de las claves. También es conveniente tener la suficiente perspectiva para no convertir la necesaria autocrítica, en un mea culpa sistémico y sistemático, que ofrezca la excusa para un toque a degüello que afecte a todo lo público.
    Un saludo

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