Lo que ha conseguido el gobierno del PP de la Comunidad de Madrid en el
ámbito de la salud tiene merito, mucho merito: usuarios, enfermería, personal
de mantenimiento y servicios, administrativos, médicos y hasta ¡jefes de
servicio! manifestándose y haciendo huelga, un día sí y otro también. No lo había
logrado nadie. Ni siquiera los peores Ministros y Ministras de Sanidad de toda
la democracia y mira que los y las ha
habido impresentables.
Y lo que mas llama la atención es que unos profesionales de los que
buena parte de ellos no son precisamente gentes de izquierda y muchos han
votado al PP, se movilicen de manera tan rotunda en defensa de la Sanidad
Publica, frente a su deterioro y a la privatización de su gestión. ¡Como verán
las cosas para estar enfrentándose con un gobierno con el que tienen o han
tenido afinidades políticas!
Pero la izquierda no puede limitarse a descalificar con frases de
brocha gorda a Ignacio González y a su Consejero de Sanidad. La izquierda
gobernante española lleva bastantes años sin tomarse suficientemente en serio
el Sistema Nacional de Salud, yo diría que casi desde los tiempos de Ernest
Lluch. No hay más que ver que Ministros y Ministras colocaron en esa
responsabilidad Felipe González y no digamos Zapatero. Personas sin decisión para afrontar los problemas y enfrentarse a
poderosos intereses económicos, políticos y corporativos y la mayoría de ellos
sin ni siquiera ideas claras de que hacer con la Sanidad Publica; les bastaba
la satisfacción con la mejora indudable de los indicadores de salud y de
esperanzas de vida de la población española o con la buena valoración que daban
los usuarios en las encuestas.
Y la izquierda sindical y de IU tampoco fuimos capaces de vislumbrar la
bola que se estaba gestando. Descalificamos sin mas el Informe de la Comisión
de Abril Martorell de principios de los 90, cuando, junto a elementos sin duda
inaceptables ofrecía otros que podrían haber sido un punto de partida con
aspectos muy razonables para al menos debatir y negociar una estrategia de
reforma a medio y largo plazo.
Hoy la situación se ha vuelto mucho más difícil de afrontar. El modelo universal, gratuito, publico, participativo, sustentado en el impulso de la atencion primaria, etc. que se recoge en la Ley General de Sanidad de 1985, sin duda una de las mas importantes contribuciones del primer gobierno socialista de 1982 en la construccion del Estado de Bienestar Social de nuestro pais, al igual que sucedio con la LOGSE y la reforma educativa, no conto con la suficiente financiacion publica para su desarrollo. Esta infrafinanciacion unida a profundos errores de gestion y planificacion y a la incapacidad politica de los responsables politicos sanitarios estatales y autonomicos para afrontar los complejos retos de un sistema sanitario en constante evolucion, ha desembocado 26 años despues de la aprobacion de la ley en una situacion con gravisimos problemas de funcionamiento y financiacion.
La red hospitalaria sobredimensionada, diseñada a golpe de presiones de
alcaldes y gobiernos autonómicos y de intereses electoralistas del PSOE y del
PP, hoy no se corresponde con los cambios en el tratamiento quirúrgico. La gestión
de los grandes centros hospitalarios esta en muchos casos profundamente
contaminada por nombramientos
partidistas, supeditada a cambios en los responsables políticos de la
sanidad, y los gerentes, conocedores que están casi de paso no quieren meterse
en líos y afrontar los problemas de los centros. La productividad, el
cumplimiento de las obligaciones profesionales o la optimización de equipos e
instalaciones, dejan mucho que desear. No hay responsabilidad por los
resultados de una mala o insuficiente gestión.
Y el dinero de los impuestos de la ciudadanía
a menudo se utiliza con poco rigor.
El gasto farmacéutico ha estado dos décadas descontrolado y solo ha
empezado a moderarse a costa exclusivamente de los usuarios con la ampliación
del copago, mucho mas fácil que enfrentarse a las multinacionales, al corporativismo de las farmacias, o
racionalizar la dispensación con protocolos mucho mas exigentes para los
profesionales.
El gasto en equipamientos tecnológicos de alto coste y limitada
utilización en muchos centros, se ha movido entre la falta de control y
transparencia y la carrera electoralista entre los gobiernos autonómicos para
ver quien “estaba mas a la ultima” en medios tecnológicos.
Mientras tanto la red de centros de Atención Primaria, por lo general
bastante buena, resultado del nuevo modelo recogido en la Ley General de
Sanidad, ha frenado su proceso de consolidación y mejora de sus equipos
profesionales, cuando no ha empezado su deterioro. La red de centros de
especialidades, una oferta fundamental entre la atención hospitalaria y la
primaria, por lo general no recibe el respaldo de medios suficientes y
adecuados, que siguen siendo acaparados por la red hospitalaria.
La coordinación sociosanitaria, instrumento evidente de ahorro de gasto
y de mejora de la atención, no pasa de ser una serpiente de verano en boca de
ministros y consejeros.
Así han convivido el despilfarro, el descontrol y la ineficiencia y por
otra parte el impago o los alucinantes retrasos en el pago a proveedores. Puro
republica bananera. Eso se sabía y se sabe. Y no han querido meterle mano ni el
PSOE ni el PP ni CIU. Y la otra izquierda nos hemos limitado a la denuncia o a
las generalidades.
Y en ese maremagnum, el modelo autonómico del café para todos y la
arraigada cultura de la no colaboración entre las Comunidades Autónomas
limítrofes, nos ha llevado al colapso del Sistema y a servir en bandeja a los
gobiernos del PP y de CIU la contrarreforma neoliberal del Sistema Nacional de
Salud, con unos exclusivos perjudicados: los usuarios y los profesionales
responsables.
Lamentablemente las cosas están hoy tan complicadas, que resulta
imprescindible abordarlas con durísima energía y decisión, con negociación a
fondo con los representantes de los usuarios, los profesionales y los
proveedores y con un plan de racionalización del gasto y optimización de los
recursos a medio y largo plazo, si queremos preservar la esencia del modelo universal, gratuito y publico. El PP obviamente no esta por la labor, es la
ocasión para cambiar el modelo de la Ley General de Sanidad, un modelo claramente socialdemócrata. El PSOE, que ahora se ha sumado de manera rotunda a las criticas al PP y a las movilizaciones sociales, y bienvenido sea, sin embargo tiene difícil salir con propuestas creíbles,
cuando su portavoz en la materia en el Congreso de los Diputados fue el segundo
del Ministerio de Sanidad en la última legislatura de Zapatero y estuvo viéndolas
venir.
Lo tenemos crudo, muy crudo. Vamos a necesitar mucha calle, mucha presión
social y también propuestas razonables y razonadas y no solo slogans. No vaya a
ser que después la ciudadanía madrileña y española vuelvan a dar la mayoría
absoluta al PP.
En varios post anteriores he apuntado algunas propuestas de reforma. Volvere sobre ellas proximamente, para que no se piense que tambien incurro en la mera critica sin aportaciones.
En varios post anteriores he apuntado algunas propuestas de reforma. Volvere sobre ellas proximamente, para que no se piense que tambien incurro en la mera critica sin aportaciones.
Propuestas razonables y razonadas. Pero para ello hay que tener una perspectiva realista de futuro, no solo de la sanidad sino de la economía en general y su probable evolución. Esa es una de las claves. También es conveniente tener la suficiente perspectiva para no convertir la necesaria autocrítica, en un mea culpa sistémico y sistemático, que ofrezca la excusa para un toque a degüello que afecte a todo lo público.
ResponderEliminarUn saludo