martes, 6 de noviembre de 2012

MATRIMONIO DE PERSONAS DEL MISMO SEXO: UN TRIUNFO DEMOCRATICO




En los últimos tiempos las noticias buenas son escasas. Razón de más para celebrar por todo lo alto la sentencia del Tribunal Constitucional, desestimando el recurso presentado por el PP al reconocimiento de la opción del matrimonio para las personas del mismo sexo.

Esta decisión confirma un salto de gigante en el camino de nuestro país por lograr la igualdad de derechos civiles para todas las personas. Avance que tiene un origen: la lucha de muchos años y a menudo en muy difíciles condiciones, del movimiento LGTB (Lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) y en segundo lugar el arrojo político de Rodríguez Zapatero que se atrevió a su reconocimiento legal.

Como en este blog he criticado mucho al anterior Presidente del Gobierno, es justo reconocer su coraje, frente a poderosos sectores políticos y religiosos y agresivos medios de comunicación que se opusieron ferozmente a esa reforma legal. Por cierto, este fue un claro ejemplo de que con decisión y voluntad política se pueden impulsar medidas de cambio que a primera vista pueden parecer muy difíciles de sacar adelante. Y una reflexión de paso: ¿alguien cree que un gobierno de la derecha nacionalista de CIU hubiera aprobado para el Estado de Cataluña una ley de estas características?

Pero lo más relevante de esta sentencia es que con ella salimos ganando toda la ciudadanía. Afortunadamente la sociedad española cada vez es mas libre, mas respetuosa con la diversidad y se van superando terribles conflictos de intolerancia y homofobia que dividían a las familias y sobre todo destrozaban a los chicos y chicas que no aceptaban el camino obligatorio de la heterosexualidad y sufrían el rechazo, cuando no la agresión, en su entorno familiar, educativo, laboral y social.

Hemos recorrido mucho en muy pocos años: primero la despenalización; luego la permisividad y la tolerancia ”dentro de un orden”; mas tarde la convivencia tranquila; después la salida masiva del armario, cuyo ejemplo mas rotundo es la celebración apoteósica del día del Orgullo.

Pero quedaba un salto cualitativo importante: el de la igualdad de derechos. Por eso, a diferencia de lo que pensaban los sectores mas moderados del PP, no era suficiente con el reconocimiento de las “uniones de hecho” u otras formulas jurídicas “especiales”. Quedarse ahí, aun siendo un avance en relación al pasado (situación legal en la  que aun están muchos países democráticos de nuestro entorno), era seguir reconociendo a las personas LGTB como ciudadanos/as de segunda clase. Podían ir en el autobús de la democracia pero ocupando los asientos de atrás.

De aquí que esa cuestión legal tuviera  tanta transcendencia política y social: ser o no ser iguales. Por eso no era admisible esa objeción que se hacia desde posiciones supuestamente progresistas, que criticaban lo que consideraban una obsesión de un colectivo social tan dinámico, avanzado e informal, como son la mayoría de las personas LGTB,  por conseguir el derecho a una institución  tan supuestamente “conservadora” como el matrimonio. Estas voces ignoraban que lo que se quería no era “la obligación de casarse”,  sino tener el derecho a hacerlo como los demás, ni mas ni menos.

Ahora cada cual podrá hacer lo que quiera. Esa es la gran conquista democrática.

Aunque no hay que dormirse en los laureles. Por dos razones. Todavía en España hay homofobia;  no podemos dejarnos engañar por el espejismo de las grandes ciudades, por Chueca . Todavía hay muchos dramas familiares y mucho sufrimiento de chicos y chicas en sus casas y colegios. Y en segundo lugar, todavía hay barreras que superar para lograr la plena igualdad en materia de adopción.

Pero por encima de todo hoy es un día de celebración democrática.








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