Aunque no comparta buena parte de sus
ideas, tengo el máximo respeto por las opiniones de Felipe González. Creo que
nunca habla por hablar, como dice el viejo refran, “no da puntada sin hilo” y mas aun en una muy
anunciada entrevista realizada en Televisión por una periodista afín al PSOE.
Me refiero al comentario de la conveniencia futura, en determinadas
circunstancias, de un gobierno de coalición entre los socialistas y el PP.
Propuesta que casualmente ya había hecho hace unas semanas otro expresidente socialista,
Rodríguez Zapatero.
Doy por hecho que Felipe no es un
irresponsable que no vislumbrara los efectos que esa opinión iba a tener, sobre
todo en medio de una campaña electoral y en un contexto político en el que
sectores de la izquierda alternativa han insistido que PP y PSOE son lo mismo o
en palabras mas matizadas de Cayo Lara, “no son lo mismo, pero hacen lo mismo”.
El impacto de las palabras de Felipe, que le ha provocado un evidente agujero
en el discurso electoral de la candidata Elena Valenciano, ha obligado a
Rubalcaba a una tajantes declaraciones demarcándose de González, lo que refleja
el daño que podrían causar en su electorado
potencial, respuesta que tiene mas significado, dado que seguramente Rubalcaba en el fondo piensa lo mismo que Felipe.
¿Pero tan inaceptable, desde un punto de
vista de izquierdas, es lo que ha dicho el expresidente del Gobierno? ¿No ha
sido esta una práctica que se ha seguido en otros países? Mas aun ¿No propuso
reiteradas veces el Partido Comunista Italiano en los años 70 un compromiso
histórico a la Democracia Cristiana ?
Y en nuestro propio país ¿No defendió Carrillo en los primeros años de la
transición formar gobiernos de concentración nacional con la UCD ? Y para provocar un poco
de polémica, ¿no nos vamos a ver obligados a gobernar en Madrid, PSOE, UPyD e
IU si queremos desbancar al PP?
En definitiva la pregunta sería ¿Esta
reñida con una concepción democrática formar gobiernos de coalición entre
partidos democráticos de izquierda y derecha?
En mi opinión los gobiernos de coalición
entre partidos de muy diferente ideología, deben ser una opción excepcional,
como fue nuestra transición o la “estrategia de la tensión” en Italia provocada
por los terroristas, pero no es una
alternativa deseable en circunstancias normales. Alguien dirá, eso es
precisamente lo que ha dicho Felipe. Pues, no.
Lo primero que hay que resaltar es que la Democracia Cristiana
creada por Conrad Adenauer, con quien la Socialdemocracia
alemana hizo el primer gobierno de coalición en Alemania, poco, muy poco tenía
que ver en los años 60 con el actual PP. Aquella era una derecha con clara
sensibilidad social, respetuosa de los sindicatos, partidaria de un fuerte
sector publico, que había contribuido de manera indudable al desarrollo del Estado
de Bienestar Social en Alemania. Todo lo contrario que la conducta del PP, al
menos en esta legislatura y la segunda de Aznar.
Un gobierno de coalición con la derecha
española, requeriría, para empezar, revertir de manera tajante todos los
recortes aplicados por el PP en el Estado y en las Comunidades Autónomas:
impulsar las políticas sociales, una reforma fiscal progresista, una inversión
pública de estimulo del empleo, olvidar todos los intentos de retroceso en
derechos civiles, educativos, de las mujeres, o la privatización de servicios públicos.
Además buscar una salida democrática al conflicto de Cataluña y desatascar de
una vez el bloqueo del proceso de normalización en el País Vasco.
¿Alguien cree que la derecha española
representada en el PP esta en esa línea? Ni remotamente.
Por tanto habría que preguntarle a
Felipe, cual seria el programa y los compromisos de ese gobierno de coalición.
¿Se haría borrón y cuenta nuevo de una legislatura de recortes, retrocesos, desregulación
del mercado de trabajo e incremento del paro? ¿Se esta pensando en ser un aval
desde la izquierda a la continuidad de políticas de austeridad, maquilladas o
suavizadas? ¿Se pretende ser corresponsable de la inaceptable parálisis política
ante los desafíos nacionalistas?
Quiero creer que Felipe no esta pensando
en esos términos, pero no se puede poner en circulación la idea de un gobierno
de coalición haciendo abstracción de cuales son las actuales características de
la otra parte del posible acuerdo y menos aun sin poner encima de la mesa
cuales serian las exigencias básicas y previas para un pacto de esa naturaleza.
Un gobierno de coalición con el PSOE en
posición de relativa debilidad y sin un
programa de reformas claramente progresistas, sería la puntilla para el PSOE y
mas allá para la izquierda española, Porque, no nos engañemos, de esa trampa en
la que voluntariamente se hubieran metido los socialistas, el conjunto de la
izquierda no nos beneficiaríamos, todo lo mas IU subiría algún punto, sumaria
un puñado mas de diputados, ¿pero que haríamos
después?
Si como iniciativa de futuro o es irreal
o es letal, en el momento actual sus efectos son claramente negativos. Por una
parte desmoviliza a un sector de los votantes socialistas, ya bastante
desanimados de por si, y por otra profundiza el desencuentro entre PSOE e IU y
otros grupos de la izquierda alternativa, reforzando posiciones sectarias de
ambos lados y dificultando iniciativas de necesaria colaboración para el
inmediato futuro. Aunque no me extrañaría que algunos dentro y fuera del PSOE
precisamente estén buscando ese efecto de hacer inviable un posible acuerdo en
España, y también en Madrid y otros
lugares, como el logrado en Andalucía
En definitiva las palabras de Felipe y
de Zapatero no podían ser mas inoportunas y desmovilizadoras.
Como diría aquel, “Dios mío líbrame de
mis amigos, que de mis enemigos ya me cuido yo”.
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