Terminando ya la campaña electoral para
el Parlamento Europeo y visto lo visto en las encuestas, dos cuestiones parecen
evidentes: la derecha puede quedar en primer lugar y no hemos conseguido, al
menos hasta ahora, reducir los elevadísimos niveles de abstención. En ambos
casos la izquierda tenemos una clara responsabilidad, ya que no hemos sido
capaces de evitar, hasta el momento, ambos riesgos.
No tuve ocasión de presenciar el debate Cañete-Valenciano, pero anoche vi el de las seis
candidaturas principales. Tuve que hacer verdaderos esfuerzos para seguir hasta
el final. González Pons, como siempre, con su sonrisa inmutable de vendedor a
domicilio, mostró su vena “cariñosa” hacia Cataluña y se afanó en darnos ánimos.
Resulta cansino el oírle repetir y repetir que ya vamos mejor, pero lo cierto
es que debe conectar con una parte de la ciudadanía, si tenemos en cuenta que podrían
ganar las elecciones. Jáuregui del PSOE, que es un político del que tengo una
buena impresión y siempre me ha parecido serio, evidenció que tenía ideas y
discurso, aunque a veces poco accesible a la gente de la calle y mas pensado en
convencer a las clases medias urbanas; pero el problema de fondo es su
credibilidad, a pesar de sus buenas, buenísimas maneras, esta terriblemente
contaminado por su pertenencia al gobierno de Zapatero y su nefasta gestión de
la crisis, como muy bien se encargó de recordarle una y otra vez González Pons.
Willy Meyer, al que tengo un gran
aprecio personal, desde que en 1973 fui su abogado ante el Tribunal de Orden
Publico, estuvo algo encorsetado, a menudo sectario con el PSOE y ofreciendo propuestas
demasiado genéricas; parecía cansado y transmitía una imagen poco fresca. En mi
opinión no es el mejor candidato que podía haber tenido IU. El de CIU fue un
fiel reflejo de los tecnócratas neoliberales que hoy dominan en el nacionalismo
de derechas catalán; como diría un castizo estuvo “repelente Niño Vicente” con
sus consejos y advertencias a los espectadores. El candidato de ERC derrochó
sentido común, por supuesto desde la óptica independentista, evitó ser agresivo
e intentó contra viento y marea hablar de las propuestas concretas para el
futuro de la Unión
Europea , además utilizó un discurso progresista en lo social,
habló de los jóvenes, de la homofobia y el racismo, algo que se les olvidó a
casi todos los demás y su tono fue cercano; es una lastima que las torpezas
acumuladas en Cataluña hayan llevado a gentes como este candidato a optar por
el independentismo, cuando podría ser un buen apoyo para el conjunto de la
izquierda española. Por ultimo el candidato de UPyD, demostró ser el polo
opuesto de Rosa Diez, aunque con un tono un poquito profesoral, también buscó
la cercanía, los temas europeos, las propuestas concretas, y mucho sentido común;
si todos en UPyD fueran como él, podrían ser unos buenos aliados desde el ámbito
del centro, pero me temo que en ese partido Sosa Wagner es mas la excepción que
la regla.
El formato del debate, la reiteración en
cuestiones de política nacional y la insistencia en los temas vinculados al
proceso independentista catalán, dificultaron que nos enteráramos con detalle
de las propuestas concretas de que quiere hacer cada fuerza política en la Unión Europea.
Hubiera sido muy positivo conocer
propuestas sobre la Unión
Bancaria , la
Unión Fiscal , la evolución del presupuesto Comunitario, la
ampliación de la zona euro, la renegociación de los plazos para reducir el déficit,
la quita parcial de la deuda de algunos países, la redefinición del papel del
Banco Central Europeo, los criterios para una negociación equilibrada del Tratado
de Libre Comercio con los Estados Unidos, la posibilidad de avanzar en la
equiparación de los sistemas de pensiones, la lucha contra el narcotráfico y la
trata de seres humanos, como afrontar el desafío energético, el cambio climático
y la utilización de energías renovables, la mejora de las redes de comunicación
intereuropeos, la lucha contra la pobreza, la idoneidad de un Plan de
Inversiones frente al paro como han propuesto los Sindicatos, la colaboración
en materia de I+D+I, la superación de la brecha digital en los ámbitos rurales,
la necesidad de reindustrializar Europa desde parámetros de sostenibilidad, la
regulación de la emigración, las relaciones de Cooperación y Ayuda al
Desarrollo con los países del Tercer Mundo……
Interesaba que nos hubieran contado cuales
iban a ser las prioridades para la nueva legislatura, las políticas de
alianzas, el reforzamiento democrático de las instituciones, la transparencia,
la comunicación con la ciudadanía y las garantías
del derecho a la información, la actitud
ante el dialogo social con sindicatos y patronales, las relaciones con las ONGs.
En otras palabras qué van a hacer y cómo a partir del día 26 de mayo. Esta vez
nos quedamos con las ganas de saberlo. Y era necesario el contraste de
alternativas, porque en función de quienes ganen las elecciones y según las
alianzas que después se configuren, el camino de Europa y por tanto el de
nuestro país, será muy diferente.
No es cierto que las políticas no puedan
cambiar, Europa tiene por delante retos fundamentales y no esta escrito que
tengan que prevalecer las políticas conservadoras. Todo lo contrario. Por ello
ni podemos quedarnos en casa el día 25 ni dar nuestra confianza a quienes ni la
han merecido por lo que han hecho, ni la merecen por lo que intuimos van a
seguir haciendo.
Si pasamos de la política el día 25, y
ganan los mismos, ellos pasaran de nosotros durante otros cinco años y luego a
lamentarnos. Por intentarlo que no quede.
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