No conozco en profundidad y con rigor la
compleja realidad de Ucrania, ni tampoco la del entorno geopolítico de la
exUnión Soviética. Por ello seré muy cauto en mis opiniones sobre las
multitudinarias movilizaciones en Kiev y la crisis política que esta atravesando
aquel país.
A nadie se le escapa que Ucrania es una
pieza muy importante en el tablero político del Este de Europa y que por ello
es muy posible que haya muchos intereses moviéndose por las calles y despachos
de Kiev. Tampoco sería de extrañar que los servicios secretos de Alemania,
Estados Unidos, Rusia, China y los tentáculos de la OTAN estén echando leña al
fuego en una dirección y en la contraria. Hay obvios intereses de debilitar a
Rusia o viceversa a la Unión Europea y hay temores de que Putin vaya
reconstruyendo si no la antigua Unión Soviética al menos la Gran Rusia de los
zares y en este sentido es muy posible que en una parte de los manifestantes
exista un sentimiento antirruso, incluso por encima de sus aspiraciones
proeuropeas.
Por tanto el terreno es muy movedizo.
Pero aun y así hay una evidencia que no
deja lugar a muchas dudas y es el
profundo deseo de una buena parte de la población de Ucrania de vincularse de
una u otra manera a la Unión Europea. Asocian Unión Europea con democracia,
paz, bienestar social, en definitiva con un futuro mejor para ellos y sus hijos
Todo un elemento de reflexión para tanta gente que hoy es parte de la Unión
Europea y que de forma creciente se
siente desencantada o euroescéptica.
Los ucranianos y en especial los
jóvenes, lo tienen muy claro. Ven desde lejos y desde fuera, lo que muchos europeos
no quieren ver. Que la Unión Europea ha sido un impresionante factor de
desarrollo político, económico y social, sin parangón en ninguna parte del
mundo y que a pesar de sus defectos, limitaciones e incongruencias, es una garantía
de progreso.
No sé lo que estudian en los colegios e
institutos los chicos y chicas ucranianos sobre la historia de Europa y en
especial la del siglo XX, pero si sé lo que no se estudia en España. Entre
nosotros se esta olvidando a marchas forzadas dos cosas, cómo era nuestro país
antes de nuestro ingreso en la UE y todo lo que ha hecho la Unión Europea por
España. En mi opinión sería muy pedagógico que aquellos cartelones que veíamos
en los años 80 y 90 de obra o programa cofinanciada por la Unión Europea, que
salpicaban carreteras, pueblos, líneas de ferrocarril, equipamientos públicos,
etc. se hubieran mantenido o al menos sustituido por unas placas de
recordatorio.
Pero de la Unión Europea no solo nos ha
llegado mucha ayuda económica durante largos años. Sobre todo nos han llegado políticas
de bienestar social, modernización de las estructuras del Estado, ejemplos de
buenas prácticas de gestión, intercambios impagables para la juventud, mercados
abiertos para nuestros productos, etc. etc. Todo ello en un continente que, no
me cansare de repetirlo, hace menos de 70 años lo recorrían los tanques y cuyos
cielos surcaban los bombarderos.
Esto lo conocen y lo quieren los
ucranianos. Evidentemente la Unión Europea no es Papa Noel, ni la lotería.
Recibes y aportas. Te beneficias, pero también asumes limitaciones y obligaciones
y delegas competencias.
Y muchos
ucranianos saben que su futuro, en una globalización cada vez mas rápida
e intensa, pasa por la cooperación de los países medianos y pequeños, para no
ser arrollados por los intereses imperiales de Estados Unidos y también los de
Rusia y desde luego los de China, la
India, Brasil y demás potencias emergentes. No en balde Artur Mas y CIU
insisten en que su propuesta de independencia solo se puede entender en el
marco de la Unión Europea.
Tenemos que valorar mas y mejor a la Unión
Europea, a pesar de los pesares. Estamos cerca de unas elecciones
trascendentales. Nuestro voto va a ser decisivo. Aprendamos de la lección de
los ucranianos.
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