En Europa se están debatiendo las características
de la nueva sociedad que esta surgiendo tras la más profunda y larga crisis económica
que hemos conocido en los últimos cien años. En el mundo se valoran los avances
en el desarrollo económico internacional que ha supuesto la última Asamblea de
la Organización Mundial del Comercio. La gente por ahí fuera esta pensando en
los retos de la globalización a alta velocidad en la que estamos todos
inmersos. Bueno, todos, no. Para los nacionalistas catalanes la globalizaron no
va con ellos, tienen suficiente con preocuparse en como se cumplen sus sueños
identitarios.
Mientras todos piensan en el futuro,
ellos piensan en los agravios recibidos desde el año 1714 a manos de los
colonizadores españoles, en lo que parece ser fue un país en el que no existían
clases dominantes autóctonas, ni capitalismo ni alta burguesía local, ni nunca
hubo falangistas, ni carlistas, ni existió la LLiga de Cambó, ni Lerroux, ….etc.
Los malos eran todos madrileños.
Sin embargo, le guste o no a Artur Mas y
a sus aliados, la unidad bancaria, el rediseño de las políticas de bienestar
social, los intentos de control de la evasión de capitales y otras cuestiones
decisivas, que en estos tiempos están en el centro de la actuación de las
instituciones europeas, no van a tener en cuenta los teje manejes de la derecha
nacionalista catalana y sus socios coyunturales.
Lo malo no es que el nacionalismo mire
por el retrovisor mientras todos los demás miran con telescopios, lo malo es
que con su propuesta de referéndum bloquea y secuestra los debates
fundamentales que tiene que abordar la ciudadanía de Cataluña y del conjunto de
España. La cuestión de la independencia catalana y del referéndum va a ocupar
el centro de la política en los próximos meses. Peor bombazo contra la ciudadanía
y en especial las clases trabajadoras y en particular contra las fuerzas políticas
y sociales progresistas no se podía imaginar.
El protagonismo absoluto hoy y en los próximos
meses es de dos personas que no quieren
bajo ningún concepto que se hable de las políticas sociales y económicas que están
haciendo: Rajoy y Artur Mas. Todos los demás desaparecen de la escena o se
convierten, más o menos a la fuerza, en meras comparsas de los dos dirigentes
conservadores.
La desgracia es que esta obviedad no la
perciban ni IC-V ni el sector nacionalista del PSC, que incapaces de hacer
frente al tsunami nacionalista con ideas y propuestas propias, de defensa de
los intereses populares y de los trabajadores, se suben al carro que conducen
Artur Mas y Junquera, con la vana ilusión de que sus matices diferenciales sean
recompensados electoralmente.
Y mas desgracia aun es que los dos
sindicatos de clase, CCOO y UGT, de Cataluña, se hayan sumado a esa carrera
hacia el pasado dejando en manos del neoliberalismo catalán los intereses de
las clases trabajadoras, sucumbiendo
ideológicamente ante el nacionalismo y cediendo a la derecha nacionalista la hegemonía
social en Cataluña y encima sin dar la batalla. Si llegaran a ser
independientes, que no alberguen muchas esperanzas, se encontraran cara a cara
y en solitario, frente a un capitalismo
avaricioso y corrupto, que ha dado muestras de ser aun peor que el conjunto del
capitalismo español.
Estamos pagando muy caro la crisis y
desaparición de los eurocomunistas catalanes, el PSUC, que en los años 60 y 70
fueron capaces de unir estrechamente la defensa de los trabajadores catalanes y
la defensa de las libertades políticas del pueblo de Cataluña.
Cuando tendríamos que estar debatiendo a
fondo la creación de empleo, la política fiscal, el gasto en I+D+I, los retos
de la política educativa en relación con la competitividad, los efectos del
envejecimiento en la distribución del gasto social…..etc. nos vamos a dedicar a
darle vueltas a las dos preguntitas de marras, a la constitucionalidad o no del
referéndum.
Supongo, que aunque inevitablemente este
preocupado en cómo resolver el desafío nacionalista, Rajoy en el fondo prefiere
polarizar la sociedad española en torno al referéndum, en lugar de la crisis y
las perspectivas de salida de la misma. Sabe que en este terreno tiene muchas, muchísimas,
posibilidades de recuperar millones de votos
perdidos por su política frente a la crisis. Rajoy va a aglutinar tras
de él a todo el centralismo españolista, que no son pocos, va a correr una
tupida cortina sobre su gestión de gobierno y además va a conseguir el apoyo de mucha gente molesta
con el órdago nacionalista. Es posible que en muy poco tiempo veamos remontar
al PP en las encuestas.
A la izquierda nos coge con el pie
cambiado. No digamos a la izquierda catalana que tendrá que buscar un lugar al
sol entre el nacionalismo y Ciutadans y el PP. PSOE e IU tendremos que caminar
por el filo de la navaja, entre la Escila del nacionalismo de Artur Mas y la
Caribdis del inmovilismo centralista de Rajoy. No nos va a ser fácil tener un
discurso propio, el de la reforma federal de España, de la actualización y
mejora del diseño del Estado contemplado en nuestra Constitución. Y a la vez
seguir dando la vara, todos y cada unos de los días, con la crisis económica y
con las perspectivas de la España post-crisis que queremos.
Tenemos que desbaratar el bloqueo y
secuestro que supone la propuesta del referéndum de Artur Mas y sus aliados
coyunturales, tener voz propia y diferenciada. Y sin ir mas lejos, las ya muy
cercanas elecciones al parlamento europeo es una magnifica ocasión de hablar
del futuro, de hablar de Europa, de la sociedad post-crisis, de la
globalización y no “del patio de mi casa que es particular”, sin olvidar que, como bien dice la canción infantil,
“cuando llueve y se moja, es como los demás”. En definitiva ser capaces de
contrastar claramente la muy diferente propuesta de globalización que queremos
la izquierda: la globalización de la solidaridad frente a la globalización del
capital.
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