Treinta y seis años de democracia nos
han demostrado que en España no se puede gobernar sin el apoyo del electorado
centrista. Esto lo entendió muy bien Felipe González tras sus derrotas
electorales en 1977 y 1979. También el propio Aznar en 1996, después de su
derrota en 1993.
Sin embargo en estos momentos el Partido
Popular parece abandonar cualquier imagen de centro derecha y se esta situando
cada día mas escorado a la derecha.
Es posible que sus sistemáticas y
reiteradas medidas neoliberales en el ámbito de la política económica y sus
recortes en materia de bienestar social, hasta hora no hayan hecho excesiva
mella, al menos en la medida de lo que se podría esperar, en el electorado del centro-derecha, que podría
considerar que el gobierno no tenia mas remedio que hacer lo que ha hecho, por
imposición de los mercados y de la Unión Europea. Sobre todo cuando desde la
izquierda o no se han ofrecido alternativas claras y concretas o las que se han
hecho no han ido acompañadas de una credibilidad suficiente de quien las proponían,
por su actuación pasada o porque simplemente resultan políticos poco fiables.
Al parecer el PP estaría interpretando
que su relativa caída electoral se estaba produciendo por su derecha y no por
el centro. Y han decidido girar rotundamente hacia la recuperación de ese
electorado derechista.
La ley de reforma educativa, el proyecto
de ley de seguridad ciudadana, los gestos de rechazo de la sentencia del
Tribunal Europeo sobre la “doctrina Parot”, el inmovilismo absoluto en relación
al proceso de pacificación en el País Vasco, la parálisis total ante el desafío
independentista de Artur Mas y ahora el proyecto de ley de aborto, son un cúmulo
creciente de iniciativas cada vez mas a la derecha.
Es un giro que resulta nefasto para la ciudadanía
española, ya que va acumulando o contrarreformas involutivas que en el futuro habrá
que volver a cambiar o intensificando graves problemas de cada vez mas difícil solución,
como es el caso del independentismo, con los que tendrán que apechar los
futuros gobiernos. Pero no solo Rajoy esta generando problemas, es que con esa política
tan reaccionaria esta propiciando su derrota electoral.
Podría pensarse que con la modesta recuperación
económica que esperan para los próximos meses, unida a la reforma fiscal neoliberal
que están preparando y a una hipotética recuperación
del crédito bancario, se podrá generar una imagen de salida de la crisis y una recuperación
de su electorado de las clases medias.
¿Pero que explicación van a dar a su
electorado centrista con el proyecto de ley de aborto, o con el de la seguridad
ciudadana o con la incapacidad para mover ficha en el País Vasco y Cataluña? Y
encima ni siquiera se van a poder escudar en la ejemplaridad de su actuación,
con el barro de fraude y corrupción que les invade.
Que el PP abandone el centro es una
buena oportunidad para que lo recupere la izquierda y mas en concreto el PSOE.
Pero para ello tienen que lograr dos cosas. Ser muy claros en las propuestas
alternativas y generar confianza sobre quiénes las llevarían a acabo.
En relación a lo primero, algunos pasos
han empezado a dar. Su oposición rotunda en relación a la reforma educativa,
del proyecto de ley de seguridad ciudadana, o en relación al aborto, e incluso
a la reforma laboral o a la reforma de las pensiones, parece clara. Más
imprecisa resulta su posición en materia fiscal y desde luego su propuesta de
Estado Federal es todavía muy confusa. Pero sobre todo a estas alturas resulta
inaceptable que se mantengan actitudes de trapicheo con el PP y CIU, como ha
sucedido con la designación del nuevo Consejo del Poder Judicial, donde han
reaparecido todos los vicios maniobreros a los que nos tenían acostumbrados la
derecha y la izquierda judicial.
En segundo lugar, al margen de cuando se
materialicen las primarias del PSOE, es imprescindible que desde ya quede claro
que el actual equipo dirigente del PSOE y en particular su Secretario General,
se marchan, dando paso a una autentica y profunda renovación. Tienen que
anunciarlo ya. Es el mejor servicio que pueden hacer a su partido y a la
izquierda española.
El centro se puede recuperar para una
alternativa progresista si se hacen las cosas bien, de lo contrario o se
quedará en casa o peor aun, muchos volverán a votar al PP. Ahora si están
claras, muy claras, las diferencias entre una opción de izquierdas y una de
derechas. Ahora es posible derrotar en las urnas al PP. Hagámoslo bien.
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