La sociedad española nunca ha sido bipartidista. Ni siquiera en los
momentos de mayor concentración de poder político en dos partidos, 1977, 1982,
2011. Lo que sucede es que tenemos un sistema electoral que al menos en 40 de
las 50 provincias fomenta el bipartidismo.
Es cierto que ha habido gran interés desde los poderes económicos, mediáticos
y por supuesto de los dos partidos mayoritarios en propiciar ese bipartidismo.
En los primeros años de la democracia para reducir la representación política de los comunistas y posteriormente para
rebajar la influencia de los partidos nacionalistas. La negativa tajante de
reformar la injusta ley electoral es una buena muestra de ello. En este sentido
conviene recordar el reiterado incumplimiento de las promesas que diversos gobiernos socialistas, en el Estado y en
algunas Comunidades Autónomas, han venido haciendo en las dos ultimas décadas a
IU, sin que después hayan movido un dedo al respecto. El caso más sangrante lo
tuvimos en la primera legislatura de Rodríguez Zapatero que engaño a Gaspar
Llamazares prometiendo la reforma de la Ley electoral como uno de los señuelos
para que IU votase a favor de su candidatura.
A pesar de los cantos a favor del bipartidismo que durante tantos años
hemos oído, las ventajas no solo no aparecen por ninguna parte, sino que además
se restringe el derecho a la influencia política de una parte de la población
que sufre esa infrarepresentación parlamentaria. Y hoy más que nunca ese
bipartidismo esta en crisis, incluso en Estados que en el pasado tuvieron un
fuerte perfil bipartidista: Reino Unido, Alemania, Austria o Dinamarca son los
ejemplos más claros.
Pero si la consolidación del bipartidismo en España era un espejismo,
su anunciada desaparición electoral a raíz de las últimas encuestas también podría
dar lugar a otro espejismo.
Seguimos con una ley electoral que en la gran mayoría de las provincias en la práctica no permite la elección
de diputados de más de dos partidos. ¿Pensamos que en Castilla León, Castilla
La Mancha, Extremadura, Rioja, Cantabria, Baleares, la mayoría de las
provincias Andaluzas, Gallegas o Catalanas…etc., la segunda fuerza electoral va
a ser IU o las coaliciones del estilo de IU?. Porque esa sería la vía mas real
de romper a fondo la actual hegemonía parlamentaria de los dos grandes
partidos.
Es cierto que en estos momentos la diferencia en las encuestas entre
PSOE e IU es la menor de toda la historia de la democracia. Pero debemos
preguntarnos si esas preferencias de voto que hoy reflejan las encuestas se van
a mantener el día en que vayamos a echar la papeleta en la urna.
¿Es posible que la dinámica de los acontecimientos políticos pueda
provocar una hecatombe sin paliativos en el PSOE y convertirle en la tercera
fuerza política de nuestro país? Personalmente lo dudo. Hay mucho votante
socialista defraudado, es verdad, pero
de ahí a coger la papeleta de IU (que no olvidemos para una parte del
electorado tradicional socialista siguen siendo los comunistas, y muchos
intereses se encargan de repetirlo machaconamente) hay un largo trecho. Por
otra parte en las campañas electorales la maquinaria electoral del PSOE y su
presencia en los medios de comunicación es muy superior a la de IU. Por ultimo,
en principio, en principio, habría que pensar que el PSOE no se tirará al
abismo e intentará dar una salida a su actual carencia de liderazgo y de
propuestas alternativas. En definitiva hay que contar con una cierta recuperación
del PSOE, que no olvidemos hasta en sus peores momentos (1996, corrupción, GAL,
crisis económica, gran desgaste de Felipe González etc.) conservo un suelo
electoral de 6 millones de votantes.
Por su parte IU tiene que convencer a su potencial electorado de varias
cosas. En primer lugar que vayan a votar, lo que no es fácil para una parte de
ellos, ya que sin duda pueden estar influidos por los reiterados mensajes de
“todos los políticos son iguales”. Dicho de otra forma: ¿la mayoría de la gente
influida por el 15-M, va a ir a votar y lo va a hacer por IU? ¿La mayoría de la
gente que participa en las mareas va a ir a votar y lo van a hacer por IU?
Movilizar electoralmente y sacar de la abstención o el voto nulo a estos
sectores requiere encaje de bolillos por parte de IU. Por un lado apoyar lo
sustancial de esas nuevas formas de movilización y protesta social y por otro
convencerles de que las instituciones parlamentarias sirven para cambiar las
cosas y que no se trata de “quítate tu, para ponerme yo”, sino de configurar
otra correlación de fuerzas parlamentarias que permita hacer otra política y
para ello hay que ir a votar y votar IU. Hay que decir que hasta ahora, en
general, Cayo Lara y la actual dirección de IU lo esta haciendo bien. Pero
queda aun mucho camino por delante y hay que evitar caer en la manipulación,
mas aun, ni siquiera en la sospecha de manipulación.
Y a la vez IU debe tirar de un sector del electorado socialista, que es
moderado y no radical, al que no le gusta ni lo que hizo el segundo gobierno
Zapatero ni les gusta Rubalcaba, pero tampoco son del 15-M y de las mareas.
Tarea titánica la de IU de captar voto auténticamente socialdemócrata y voto de
izquierda alternativa y a la vez tener pacificada la organización, superando
broncas internas.
Por tanto debemos tener claro que lo que se puede lograr es terminar
con el bipartidismo, reequilibrando en la medida de lo posible la actual asimetría
de la izquierda, que permita configurar un gobierno PSOE-IU.
Afortunadamente para todos los que no queremos la continuidad del
bipartidismo parlamentario, hay una ocasión de oro con las elecciones europeas,
que como es sabido son absolutamente proporcionales, tantos votos, tantos europarlamentarios,
con lo que el voto en Teruel a IU vale lo mismo que en Madrid.
En ese primer proceso electoral para cuya preparación solo tenemos un
año, en el campo de la izquierda alternativa se están proponiendo diversas
formas de coalición electoral. Es evidente que aunar fuerzas es positivo y
necesario. Pero habrá que pensar bien las cosas para no desdibujar la imagen de
una potente oferta de izquierda alternativa común para toda España. Soy consciente
de que conjugar los dos objetivos, agrupar fuerzas y no desdibujar la oferta política
es muy complejo y requiere entre otras cosas generosidad en las listas por
parte de la opción política mas consolidada, en este caso IU.
Si se logra ese plan, el avance en las elecciones europea podría ser
importante y permitiría afrontar mejor las elecciones municipales y autonómicas
y después las generales. Pero por ahora no debemos confiar en las encuestas y nos repartirnos la
piel del oso antes de haberlo cazado.
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