En un viaje de trabajo a Italia hace bastantes años, en medio de una
monumental crisis política, económica y social, le pregunté a un compañero del
sindicato CGIL como se podía vivir con tanta inestabilidad. Me contestó muy
tranquilo: “se exagera, mira cuando llego a mi casa doy al interruptor y se
enciende la luz”. Me dejó perplejo, pero después he pensado mucho en esa
contestación. Efectivamente a pesar de los pesares Italia funcionaba y funciona.
Hoy Italia tiene un 11’5% de paro, un gasto social casi 5 puntos del
PIB superior a España, una presión fiscal 11 puntos del PIB mas que nuestro país,
un déficit público la tercera parte que España, aunque tiene mas inflación y
mas deuda pública acumulada que nosotros. O sea que tan mal no están. Eso sí la
inestabilidad de los gobiernos de toda su historia democrática es de las
mayores de Europa. Son escasos los que han durado dos año y frecuentes los que
no han llegado a un año.
Como es conocido, la situación en estos momentos es muy peculiar. Un
presidente de la Republica, antiguo
comunista, que tiene casi 90 años. Un jefe de gobierno democristiano que milita
en un partido, Partido Democrático (P.D.) procedente del Partido Comunista
Italiano, un gobierno en el que se mezclan independientes, excomunistas, exdemocratacristianos,
exsocialistas, partidarios de Monti y partidarios de Berlusconi. Vaya mezcla.
Un proceso político en el que una parte de los diputados del P. D. deciden no
votar a Romano Prodi (de centro izquierda) como Presidente de la Republica
propuesto por Bersani, Secretario General del P.D. para hacerle la cama dado que no quiere
formar gobierno con berlusconianos y aboca al país a unas nuevas elecciones. Ese
sector rebelde gana, se va Bersani, llega Letta y forma el gobierno de amplia
coalición. Se produce otra rebelión dentro de las filas del P.D. con ruptura
de carnets incluida, pero la vida continua.
Hay que admitir que la sombra de Maquiavelo sigue recorriendo Italia.
Un país que no debe ser nada fácil de gobernar con la Mafia, con el Vaticano,
con notables desigualdades entre el Norte y el Sur, con unos medios de
comunicación en manos de un personaje como Berlusconi, con una tradición de
izquierdas muy considerable apoyada en la resistencia antifascista y en el
Partido Comunista que llego a ser el mas fuerte, inteligente e influyente de
Europa, con una estrecha vinculación a los gobiernos norteamericanos….
El país de Verdi, de Vivaldi, de Nino Rota. De Vittorio Gassman,
Alberto Sordi y Claudia Cardinale. De
Gramsci, de Berlinguer, de Juan XXIII, y
también de Andreotti, heredero directo de Cesar Borgia, pero mas fino aunque mas
tristón. El país de Pier Paolo Pasolini.
¿Qué diría el gran director de cine y poeta, si aun viviera? Un hombre de
izquierdas, que ya poco antes de ser asesinado estaba desesperado por la
situación política de su país.
Precisamente una de las claves para entender Italia está en las películas
de Pasolini. Muy en especial en esa maravilla que es “El Decamerón”. Retrataba
un país trufado de pillos, de mentirosos, de tramposos, de curas, de maridos
cornudos, de comerciantes avariciosos, de nobles desalmados, de mujeres
sensuales….Y todos felices buscando el amor, el vino, el dinero, el sexo,
agarrándose a la vida y huyendo de la muerte. En definitiva un país vital.
Un país que llego a dominar el mundo y que después vivió 1.500 años
fragmentado, invadido, dominado y que quizás por ello ha aprendido a negociar,
a pactar, a buscar triquiñuelas para seguir adelante. No es que yo lo quiera
como modelo para España, además nosotros somos mediterráneos pasados por la dura
estepa castellana, mucho mas dados al sentimiento trágico de la vida que decía
Unamuno; pero sí nos podría servir como elemento de reflexión.
Deberíamos ser mas capaces del dialogo, del entendimiento, del pacto.
No ser tan cerriles, por supuesto unos más que otros. Sí en Italia, con una
situación económica y social difícil, aunque mucho mejor que España, han sido
capaces de montar el Gobierno de coalición de Letta, aquí algo podríamos hacer.
No es que me haga muchas ilusiones con la duración y resultados de ese gobierno
de Letta, pero por el momento ya esta recorriendo Europa, moviéndose con gran
dinamismo con un mensaje razonablemente alternativo al de Merkel, dando oxigeno a Hollande y
meneando al ensimismado Rajoy. También es cierto que el P.D. ha asumido un
tremendo riesgo al pactar con la derecha berlusconiana, que le puede hacer la
vida imposible al nuevo gobierno, desgastar a la izquierda y favorecer la
vuelta del siniestro Cavaliere. Supongo que habrán evaluado los pros y los
contras. Vamos a ver que pasa.
En cualquier caso, como diría un andaluz, ¡pero que arte tienen estos
italianos!
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