Los 6’2 millones de parados, el dramático escenario económico que nos
ha presentado el gobierno para la presente legislatura y el malestar cada día
mayor de la ciudadanía, incluidos los votantes del PP, parecen demandar a
gritos el objetivo de un Pacto Nacional contra el paro y la crisis. Hasta el
Rey, que no sabe muy que hacer en este barullo que tenemos en nuestro país,
parece que esta presionando en esa dirección.
Lo han propuesto los dos grandes sindicatos, la patronal, la mayoría de
los partidos políticos, los grandes medios de comunicación. Se hace mención a
otra situación de emergencia nacional que dio lugar a los Pactos de la Moncloa,
que tan buen resultado supusieron para la estabilización de la democracia y de
la economía.
Pero aquí hay muchos que confunden Pacto con aval o peor aun, con un trágala.
Un Pacto, como su propio nombre indica, es el resultado de una negociación
entre intereses diferentes, que llegan a ponerse de acuerdo, cediendo todos y
cada uno algo y logrando todos y cada uno algo.
Lo primero que hay que decir al respecto que aquí hay muchos que llevan
cediendo ya varios años: trabajadores públicos y privados con caída de los
salarios, deterioro de las condiciones de trabajo y rebaja de los derechos
adquiridos; pensionistas con perdida de poder adquisitivo y generalización del
copago en sanidad y servicios sociales, aparte de reducción o desaparición de
otros derechos sociales; mujeres que han tenido que volver a cuidar a sus
familiares dependientes o que no han podido llevar a sus hijos a las guarderías;
por supuesto 6’2 millones de parados, de los que casi la mitad no tienen o han
agotado las prestaciones por desempleo; 630.000 hogares que no tienen ingresos
del trabajo ni prestaciones sociales y que se encuentran en situación de pobreza;
decenas de miles de jóvenes que han cogido las maletas y se han ido a buscar
trabajo como emigrantes en el extranjero…
Y hay más. Cientos de miles de autónomos y pequeños y medianos
empresarios desesperados porque las diversas administraciones públicas a las
que han prestado un servicio o vendido algo, no les pagan, o les pagan con un
retraso indecente y no compensado. Cientos de miles de autónomos y pequeños y
medianos empresarios a los que las entidades bancarias, incluidas las que han
sido rescatadas y por tanto en principio son empresas nacionalizadas, nos les
dan crédito o se lo dan en condiciones abusivas. Cientos de miles de autónomos
y pequeños y medianos empresarios que han visto que sus perspectivas razonables
de negocio se venían abajo porque las administraciones han parado todas las
inversiones, han cancelado contratos o subvenciones….
Todos estos ya han puesto y con creces su parte en el Pacto Nacional.
No se les puede pedir más. Aunque el cada día mas reaccionario periódico El país,
exija un día sí y otro también el recorte de las pensiones cuanto antes.
Y están los que sí tienen que aportar al Pacto. Ese 20% de economía
sumergida. Esos 90.000 millones de fraude fiscal estimado por la Asociación de
Inspectores de Hacienda (que como es público y notorio son extremistas de
izquierda). Esos que se están beneficiando de uno de los impuestos de
sociedades más bajos de Europa. Esos que deslocalizan sus beneficios en
paraísos fiscales y todavía ningún juez les ha retirado el pasaporte por delito
contra la seguridad nacional. Esos que tienen competentes asesores para hacer ingeniería
fiscal y así poder eludir legalmente sus obligaciones. Y también algo tendrán
que aportar los dueños de Zara, del Banco Santander, de Mercadona y hasta el nuevo
pensionista Alfredo Sáenz.
Y como una de las condiciones para un Pacto es ser consciente de la correlación
de fuerzas parlamentarias, es evidente que no se trata así de golpe y porrazo
aplicar un programa socialdemócrata. Eso hoy no es posible. Se trata de corregir
moderadamente la actual política económica, social y fiscal, de forma que sea
asumible también por el PP y la patronal.
Y como ni me convencen ni me parecen técnicamente viables las
propuestas que ha adelantado Rubalcaba, ahí van algunas ideas.
En mi opinión deberían
establecerse seis nuevos ámbitos de gasto/inversión:
1.- Atención a
la dependencia y servicios sociales, que
no solo genera mucho empleo (ya que
tiene una excelente correlación gasto/empleo creado) sino también bienestar
para las familias y encima tiene una clarísimos efectos en materia de genero.
Con 3.000 millones se harían virguerías.
2.- Lo mismo en
lo que se refiere a educación infantil 0-3 años: empleo, y apoyo a las familias
y en especial a las mujeres. Otros 2.000 millones de euros.
3.- Creación de
un fondo para las situaciones de pobreza mas intensa, en una línea similar a lo
que acaba de aprobar la Junta de Andalucía. Con otros 2.000 millones se daría
un avance muy importante.
4.- Frenar la caída
de la cobertura de desempleo, hoy ya en torno al 60%, dando marcha atrás a los últimos
recortes. Con 6.000 millones se recuperaría una cobertura en torno al 75 % de
los parados.
5.- Dedicar
20.000 millones a créditos ICO a PYMES, con especial apoyo a las que aporten
proyectos innovadores y de generación de empleo.
6.- Establecer a través del FROB
unos objetivos de crédito al menos a Bankia, Novacaixa y Catalunya Caixa
para PYMES y familias y de renegociación
de hipotecas de primera vivienda para familias en dificultades.
Esto nos pone
en 33.000 millones de euros, que es dinero, pero no es una locura.
Lo anterior requeriría,
en primer lugar negociar con Bruselas, con el aval de los grupos políticos y
los agentes sociales, un periodo mas
pausado de reducción del déficit, llevando el objetivo del 3% al año 2018.
Intensificar la
lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida, planteándose un
incremento adicional de la recaudación de 10.000 millones/año.
Recuperación suave,
pero recuperación, del impuesto de patrimonio y de transmisiones allí donde se
han eliminado
Incremento paulatino
y diferenciado del impuesto de
sociedades.
Todas ellas son
medidas perfectamente inteligibles y asumibles por la ciudadanía, que reflejarían
un giro nítido de la actual dinámica, para sin abandonar la política de contención
del déficit, hacerla compatible con el fomento de la demanda y un reparto mas
equilibrado de los costes de la crisis.
¿Es posible el
Pacto?. La llave la tienen el PP y la CEOE. Y desde luego con este tipo de
Pacto ellos también ganarían.
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