martes, 7 de mayo de 2013

PACTO NACIONAL POR EL EMPLEO: ¿DE QUE ESTAMOS HABLANDO?






Los 6’2 millones de parados, el dramático escenario económico que nos ha presentado el gobierno para la presente legislatura y el malestar cada día mayor de la ciudadanía, incluidos los votantes del PP, parecen demandar a gritos el objetivo de un Pacto Nacional contra el paro y la crisis. Hasta el Rey, que no sabe muy que hacer en este barullo que tenemos en nuestro país, parece que esta presionando en esa dirección.

Lo han propuesto los dos grandes sindicatos, la patronal, la mayoría de los partidos políticos, los grandes medios de comunicación. Se hace mención a otra situación de emergencia nacional que dio lugar a los Pactos de la Moncloa, que tan buen resultado supusieron para la estabilización de la democracia y de la economía.

Pero aquí hay muchos que confunden Pacto con aval o peor aun, con un trágala. Un Pacto, como su propio nombre indica, es el resultado de una negociación entre intereses diferentes, que llegan a ponerse de acuerdo, cediendo todos y cada uno algo y logrando todos y cada uno algo.

Lo primero que hay que decir al respecto que aquí hay muchos que llevan cediendo ya varios años: trabajadores públicos y privados con caída de los salarios, deterioro de las condiciones de trabajo y rebaja de los derechos adquiridos; pensionistas con perdida de poder adquisitivo y generalización del copago en sanidad y servicios sociales, aparte de reducción o desaparición de otros derechos sociales; mujeres que han tenido que volver a cuidar a sus familiares dependientes o que no han podido llevar a sus hijos a las guarderías; por supuesto 6’2 millones de parados, de los que casi la mitad no tienen o han agotado las prestaciones por desempleo; 630.000 hogares que no tienen ingresos del trabajo ni prestaciones sociales y que se encuentran en situación de pobreza; decenas de miles de jóvenes que han cogido las maletas y se han ido a buscar trabajo como emigrantes en el extranjero…

Y hay más. Cientos de miles de autónomos y pequeños y medianos empresarios desesperados porque las diversas administraciones públicas a las que han prestado un servicio o vendido algo, no les pagan, o les pagan con un retraso indecente y no compensado. Cientos de miles de autónomos y pequeños y medianos empresarios a los que las entidades bancarias, incluidas las que han sido rescatadas y por tanto en principio son empresas nacionalizadas, nos les dan crédito o se lo dan en condiciones abusivas. Cientos de miles de autónomos y pequeños y medianos empresarios que han visto que sus perspectivas razonables de negocio se venían abajo porque las administraciones han parado todas las inversiones, han cancelado contratos o subvenciones….

Todos estos ya han puesto y con creces su parte en el Pacto Nacional. No se les puede pedir más. Aunque el cada día mas reaccionario periódico El país, exija un día sí y otro también el recorte de las pensiones cuanto antes.

Y están los que sí tienen que aportar al Pacto. Ese 20% de economía sumergida. Esos 90.000 millones de fraude fiscal estimado por la Asociación de Inspectores de Hacienda (que como es público y notorio son extremistas de izquierda). Esos que se están beneficiando de uno de los impuestos de sociedades más bajos de Europa. Esos que deslocalizan sus beneficios en paraísos fiscales y todavía ningún juez les ha retirado el pasaporte por delito contra la seguridad nacional. Esos que tienen competentes asesores para hacer ingeniería fiscal y así poder eludir legalmente sus obligaciones. Y también algo tendrán que aportar los dueños de Zara, del Banco Santander, de Mercadona y hasta el nuevo pensionista Alfredo Sáenz.

Y como una de las condiciones para un Pacto es ser consciente de la correlación de fuerzas parlamentarias, es evidente que no se trata así de golpe y porrazo aplicar un programa socialdemócrata. Eso hoy no es posible. Se trata de corregir moderadamente la actual política económica, social y fiscal, de forma que sea asumible también por el PP y la patronal.

Y como ni me convencen ni me parecen técnicamente viables las propuestas que ha adelantado Rubalcaba, ahí van algunas ideas.

En mi opinión deberían establecerse seis nuevos ámbitos de gasto/inversión: 

1.- Atención a la dependencia y servicios sociales,  que no solo genera mucho  empleo (ya que tiene una excelente correlación gasto/empleo creado) sino también bienestar para las familias y encima tiene una clarísimos efectos en materia de genero. Con 3.000 millones se harían virguerías.

2.- Lo mismo en lo que se refiere a educación infantil 0-3 años: empleo, y apoyo a las familias y en especial a las mujeres. Otros 2.000 millones de euros.

3.- Creación de un fondo para las situaciones de pobreza mas intensa, en una línea similar a lo que acaba de aprobar la Junta de Andalucía. Con otros 2.000 millones se daría un avance muy importante.

4.- Frenar la caída de la cobertura de desempleo, hoy ya en torno al 60%, dando marcha atrás a los últimos recortes. Con 6.000 millones se recuperaría una cobertura en torno al 75 % de los parados.

5.- Dedicar 20.000 millones a créditos ICO a PYMES, con especial apoyo a las que aporten proyectos innovadores y de generación de empleo.

6.-  Establecer a través del FROB  unos objetivos de crédito al menos a Bankia, Novacaixa y Catalunya Caixa para  PYMES y familias y de renegociación de hipotecas de primera vivienda para familias en dificultades.

Esto nos pone en 33.000 millones de euros, que es dinero, pero no es una locura.

Lo anterior requeriría, en primer lugar negociar con Bruselas, con el aval de los grupos políticos y los agentes sociales,  un periodo mas pausado de reducción del déficit, llevando el objetivo del 3% al año 2018.

Intensificar la lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida, planteándose un incremento adicional de la recaudación de 10.000 millones/año.

Recuperación suave, pero recuperación, del impuesto de patrimonio y de transmisiones allí donde se han eliminado

Incremento paulatino  y diferenciado del impuesto de sociedades.

Todas ellas son medidas perfectamente inteligibles y asumibles por la ciudadanía, que reflejarían un giro nítido de la actual dinámica, para sin abandonar la política de contención del déficit, hacerla compatible con el fomento de la demanda y un reparto mas equilibrado de los costes de la crisis.

¿Es posible el Pacto?. La llave la tienen el PP y la CEOE. Y desde luego con este tipo de Pacto  ellos también ganarían.



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