martes, 1 de marzo de 2016

ACUERDO PSOE-CIUDADANOS: UNA PROPUESTA MODERADA PARA EMPEZAR A CAMINAR


Lo primero que hay que hacer con el Acuerdo suscrito entre el PSOE y Ciudadanos es leerlo y hacerlo detenidamente. Tengo la impresión de que hay mucha gente opinando al respecto de oídas o con haber echado un vistazo por encima. Merece la pena tomárselo en serio. Por ello  estoy muy satisfecho de que la dirección confederal de CCOO, mi sindicato, haya hecho una valoración bastante matizada, mas allá de que haya aspectos que personalmente no comparta.

En segundo lugar es conveniente contextualizar el pacto, quienes lo han suscrito, para qué y en qué momento va a ser aplicado.

A partir de ello, tengo varias preguntas, respuestas y comentarios. ¿Estamos antes un Pacto para una política de derechas? Rotundamente no; las propias reacciones del PP, de medios de comunicación afines a la derecha, expertos y analistas de índole conservador o neoliberal, han dejado muy claro su rechazo. Pero más allá de esas reacciones, el Acuerdo supone enmendar la plana en numerosas cuestiones sustanciales a lo hecho por el gobierno de Rajoy en la anterior legislatura, aunque en algunos aspectos debería ser mas explicito.

¿Estamos ante un Pacto para realizar una política de izquierdas? Pues tampoco. No lo hubiera suscrito Ciudadanos.

En resumen estamos ante un acuerdo para realizar una política moderada,  con muchos aspectos progresistas e incluso de izquierdas y otros muchos meramente centristas e incluso muy asumibles por la derecha y desde luego por fuerzas como el PNV o los nacionalistas canarios y hasta los nacionalistas catalanes, sino estuvieran tan radicalmente obcecados.

Creo que el pacto tiene elementos descompensados. P.e. esta muy pormenorizado todo lo que se refiere a las reformas del funcionamiento del Congreso de los Diputados y el Senado y en cambio pasa demasiado rápidamente sobre aspectos sustanciales de la política social, en especial la atención a la dependencia o la renta minima de inserción.

También llama la atención los plazos que se barajan, en unos casos muy concretos y cercanos y en otros temas importantes no se mencionan o quedan muy en el aire.

En tercer lugar hay medidas que vienen claramente cuantificadas, en relación a su coste o a la obtención de fuentes para su financiación y otras en las que no hay referencia al coste y a la financiación y debería haberlas.

Estos tres desequilibrios metodológicos, son importantes y tendrían corregirse. En mi opinión son fruto de dos cuestiones: las diferencias políticas entre los dos partidos y la dificultad para en tan poco tiempo, algo más de dos semanas, ponerse de acuerdo. No quiero ser pesado refiriéndome a los acuerdos de la Concertación Social con los diversos gobiernos que ha habido en España desde 1978 hasta hoy, en muchos de los cuales he tenido el privilegio de participar como miembro asesor de las delegaciones de CCOO, pero muchas de esas negociaciones duraron meses y meses y cuando se llegaron a Acuerdos, que no siempre fue así ni mucho menos, con frecuencia hubo que recurrir a esos equilibrios metodológicos que antes señalaba de plazos imprecisos, inconcreciones, o falta de memoria económica, etc. Si lo que se quería era salvar las divergencias y conseguir el acuerdo, no había otra vía.

Yendo por partes, el capítulo 1, “Impulsar un nuevo modelo de crecimiento”, en general esta bastante desarrollado, es una propuesta reformista, moderada, innovadora, respetuosa con las coordenadas en las que se mueve la Unión Europea. No es una propuesta rupturista o anticapitalista. Pero desde luego tiene muy poco que ver con el modelo de crecimiento que hemos tenido en nuestro país, al menos desde 1996.

El capítulo 2, “Empleo estable y de calidad” tiene aspectos positivos y otros que no lo son, como es la imprecisión de lo que se quiere hacer con las reformas laborales de los últimos años. Especialmente criticable es la propuesta de reforma del despido, la irrisoria subida del Salario Mínimo y el silencio sobre la necesidad de mejorar los salarios,  como instrumento para recuperar el consumo interno. Es sin duda el apartado menos asumible del Pacto.

El capítulo 3, “Pacto por la educación, la ciencia y la cultura”, en general es aceptable desde una óptica progresista, aunque habrá que ver la financiación del mismo y concretar más que va a suceder con la LOMCE.

El capítulo 4, sobre las “políticas de bienestar Social”, ya he indicado que podían haber concretado mucho más en materia de dependencia o rentas mínimas, incluso en lo que se refiere a la mejora del Sistema Nacional de Salud. No esta mal, pero es demasiado cauto y hubieran sido necesarios compromisos más claros en lo que se refiere al gasto social y su financiación.

El capítulo 5, “reformas del sistema democrático”, es el más pormenorizado y en el que hay menos elementos criticables y conlleva medidas de gran importancia para sanear la política en España.

El capítulo 6, “política internacional”, es genérico, sin muchas aristas.

El capítulo 7, “Reforma constitucional”, tiene dos partes diferenciadas. Una positiva de constitucionalización de derechos y otro absolutamente imprecisa sobre la reforma del Estado autonómico hacia un Estado federal, a lo que se añade una salida por la tangente en relación al conflicto independentista en Cataluña y en el País Vasco (afortunadamente con otras características). Es evidente que viniendo Ciudadanos de donde viene, no era presumible que avanzaran mucho mas en esta materia, pero en cualquier caso es dejar el problema sin afrontar. 

En mi modesta opinión el Acuerdo adolece de excesivas medidas y propuestas. Es un programa de gobierno muy amplio, quizás hubiera sido mejor no ser tan ambiciosos y no entrar en tantos temas. Y dicho esto mi opinión se resume en cinco  palabras: ¡ojala lo firmado se cumpliera!

Comprendo que desde los deseos y las propuestas de la izquierda alternativa este Pacto no sea satisfactorio y no pueda ser asumido, al menos en su totalidad, pero de ahí a su descalificación como un pacto poco menos que de derechas hay un trecho muy muy largo. Nadie puede olvidar que sería un funesto espejismo diseñar un pacto nítidamente  de izquierdas que a la vuelta de unas semanas hubiera que archivar por razones de imposible aplicación. Ya hemos tenido bastante con la frustración de Syriza y Tsipras en Grecia, no merece la pena volver a repetir el fiasco.

Podemos, Compromis e IU, tienen dos opciones. La primera el rechazo y la descalificación global, con el consiguiente voto en contra. O apoyándose en los numerosos aspectos positivos que tiene, limitarse a la abstención, tras conseguir el compromiso público de Pedro Sánchez de que en su programa de gobierno, replanteará los aspectos más negativos, concretará otros demasiado imprecisos y por ultimo incluirá algunas propuestas de la izquierda, sin que todo ello conlleve deformar el Acuerdo suscrito con Ciudadanos. Sería una salida digna y razonable para todos. 




   
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