lunes, 21 de marzo de 2016

PODEMOS, LAS PRISAS Y "EL DESENCANTO"


Si en 1978, en su momento de más influencia política y mayor poder orgánico, Santiago Carrillo, de manera personal y unilateral, hubiera cesado al Secretario de Organización del PCE, se hubiera montado un impresionante lío por parte de los militantes y cuadros comunistas. Por ello sorprende la nula reacción de las bases de PODEMOS, ante el cese fulminante de Sergio Pascual.

Esta sorprendente actuación, ha sido para muchas personas la gota que ha colmado el vaso del “desencanto” con PODEMOS, que se había ido gestando en las últimas semanas con el frustrado proceso de investidura. Cada día es mas frecuente escuchar “yo les vote, pero si se repiten las elecciones, no pienso volver a hacerlo”.

Aunque las actuales encuestas son solo indicativas de tendencias, sí parece que se esta produciendo un cierto descenso de la intención de voto, que pudiera ser más intenso si no se consiguiera repetir  la formula empleada en las elecciones del 20 de diciembre, de acuerdos amplios en Cataluña, Galicia y Comunidad Valenciana. Ante esas tendencias de voto, que insisto deben tomarse con muchísima precaución, y con la suma de tensiones organizativas y políticas en PODEMOS, ya hay quienes se frotan la manos ante lo que consideran pudiera  ser el desinfle de esta organización.

Sin infravalorar los problemas y contradicciones de diversa índole que afectan a PODEMOS, creo que hay que hacer un esfuerzo de rigor a la hora de considerar las razones de esa situación y las posibles consecuencias.

Lo que ha logrado PODEMOS,  muy en especial su equipo impulsor y dirigente, en tan solo dos años es impresionante. Construir, desde un sentimiento de profundo malestar político y social, un partido  que ha llegado a convertirse en el tercero (o cuarto) de España, sin contar apenas con cuadros experimentados, sin respaldo financiero, sin ayudas internacionales de cierta entidad y con fuerte oposición en la mayoría de los grandes medios de comunicación, es algo inédito en nuestra historia democrática.  

En segundo lugar, resulta impensable que, con sus orígenes y sus limitaciones, en tan corto espacio de tiempo hubieran logrado una homogeneidad política e ideológica. Por no hablar de los partidos de la derecha, en el PSOE durante muchos años y en especial en tiempos tan decisivos como la II Republica y la Guerra Civil, convivieron prácticamente dos partidos con posiciones bien divergentes. El PCE tardó casi 15 años, desde su fundación hasta el giro hacia la política del Frente Popular en 1935, en construir una estrategia política sólida y coherente.  Y sin olvidar los frecuentes conflictos políticos y organizativos del PSOE y del PCE en su historia más reciente. ¿Y queremos que PODEMOS en dos años sea una balsa de aceite, en unos momentos tan convulsos política, económica, socialmente, como los que a nivel de nuestro país y de nuestro entorno internacional estamos atravesando?

En tercer lugar, no podemos obviar, que a diferencia de los otros grandes partidos de nuestra democracia, socialistas, comunistas y conservadores, que tuvieron y han tenido referencias ideológicas claras en su nacimiento y desarrollo, PODEMOS nació como la plasmación política de un rechazo primario al statu quo, con un genérico posicionamiento progresista y poco más. En sus filas convivían y conviven, militantes trotskistas de larga trayectoria, luchadores sociales, la mayoría sin adscripción política, desencantados de IU y del PSOE, militantes ecologistas, sindicalistas críticos y politólogos influidos de alguna forma por experiencias transformadoras de países latinoamericanos. Por tanto no había ninguna argamasa ideológica y tan solo un sentimiento “anti”. La resistencia inicial a ser considerados de izquierdas es muy elocuente al respecto.

En ese variadísimo crisol han tenido que navegar sus dirigentes. Quien piense  que era una tarea fácil, no tiene ni idea de lo que es construir un proyecto político. Y por si fuera poco, se han visto en la necesidad de diseñar a toda velocidad los programas políticos de los sucesivos procesos electorales y encima hacer diversos reajustes de los mismos, en algún  caso de evidente importancia. Además han tenido que bajar al terreno de las alianzas políticas, de afrontar decisiones de apoyo a gobiernos de partidos hasta hace poco considerados como la despreciada casta. Es decir, han hecho política y me supongo que habrán tenido serias tensiones internas, ante algunas votaciones en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas.

Por supuesto que no se trata ni de ignorar o justificar los errores, las contradicciones, las exigencias de líneas rojas, los ataques desorbitados a otros partidos o políticos, algunas malas formas, las tentaciones personalistas de algunos de sus dirigentes o las decisiones orgánicas de tinte autoritario. Pero sí de contextualizarlas en un complejísimo proceso de crecimiento y consolidación.

PODEMOS es un partido imprescindible para la democracia de nuestro país. Y necesitamos que sea un partido fuerte, sólido, coherente, progresista. Son la referencia política para millones de personas, especialmente jóvenes, que están muy alejados de la vida política y desconfían profundamente de las instituciones democráticas. PODEMOS ha sido decisivo para que el malestar social no cristalizara en nuestro país en organizaciones de extrema derecha, racistas y xenófobas. Aunque solo fuera por eso, ya merecería la pena valorar positivamente el papel que están jugando.

No esperemos milagros a corto plazo de que las posiciones políticas de PODEMOS vayan a satisfacernos al resto de las fuerzas progresistas, al menos en la medida que nos gustaría. Los procesos de desarrollo y consolidación llevaran su tiempo y serán inevitables nuevas y fuertes crisis y conflictos en sus equipos dirigentes y organizaciones de base, hasta que se vaya decantando su perfil ideológico, su estrategia política y su modelo organizativo.

Los que no estamos en sus filas, debemos facilitar ese proceso, aunque sea desde posiciones políticas divergentes o incluso muy divergentes. (Y lo mismo en lo que se refiere a CIUDADANOS).

Esperemos que en ese camino de crecimiento acierten en la próxima y decisiva decisión de posibilitar un gobierno de progreso, encabezado por Pedro Sánchez, que desplace al PP y nos evite la repetición de las elecciones.  
 


  

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