jueves, 10 de marzo de 2016

LA REVOLUCION MUSICAL DE NIKOLAUS HARNONCOURT


El pasado 5 de marzo ha fallecido, Nikolaus Harnoncourt, uno de los más grandes directores de orquesta y de los músicos más innovadores de los últimos cien años.

La primera referencia que tuve de Harnoncourt fue muy tardía,  en el año 1988, gracias a la revista, lamentablemente  ya desaparecida, CD Compact, entusiasta divulgadora de la obra de este músico. Y hubo de pasar algún año más hasta que a principios de los 90 empecé a comprar varias de sus grabaciones fundamentales.

Harnoncourt era entonces un músico muy poco conocido en España, aunque ya tenía una larga trayectoria artística. Había nacido en Berlín en 1929, si bien su familia, por cierto de abolengo nobiliario, se trasladó pronto a vivir a Austria y de hecho Nikolaus estaba considerado prácticamente como un artista austriaco.

En 1952 entró nada menos que en la Orquesta Filarmónica de Viena, una de las primeras de todo el mundo, como violonchelo. Y ya en 1953, con su mujer y algunos otros músicos de la propia O.F. de Viena,  crea el grupo “Concentus Musicus Wien”, con el que pretendían buscar nuevas formas de abordar la música barroca, que consideraban, con mucha razón,  estaba adulterada por una visión “romántica” que se había ido imponiendo a lo largo de los siglos XIX y XX, tanto en la utilización del instrumental como en la interpretación de la misma.

Cualquiera que hoy escuche las grabaciones de las Sinfonías de Haydn y Mozart, los conciertos o pasiones de Bach, las operas de Monteverdi, que se hacían en aquellos tiempos, no notara grandes diferencias con la música del clasicismo de Beethoven, Schubert o Schumann. Sin restarle una pizca de grandiosidad a esas interpretaciones románticas y las compare con las que después fue haciendo Harnoncourt (y todos los demás músicos que han seguido sus pasos), es evidente el distinto sonido entre unas y otras versiones.

La revolución musical de Harnoncourt caminaba, como he apuntado, sobre una doble vía: interpretar la música con el mismo tipo de instrumentos de los siglos XVII y XVIII, descartando los cambios en la modernización de los mismos que se habían producido desde principios del siglo XIX; y en segundo lugar realizar la interpretación con fidelidad absoluta a los tiempos y ritmos, criterios, número y características de los músicos, perfil de los coros y de los cantantes masculinos y femeninos, etc. En resumen, que la música de Bach o de Mozart sonará igual a como ellos la crearon, la escucharon y la interpretaron en vida, en lugar de cómo la habían ido reinterpretando los directores y las orquestas de los siglos XIX y XX. Esa revolución metodológica se ha conocido como interpretación “historicista”. 

Harnoncourt se mantuvo hasta 1969  en la O.F. de Viena, abandonándola para dedicarse a la dirección orquestal y en especial al impulso del Concentus que empezaba a tener ya prestigio y reconocimiento. En 1971 se une con la otra gran referencia de la renovación de la interpretación del barroco, el director de orquesta y clavecinista holandés  Gustav Leonhardt, con el que afronta una de las tareas mas titánicas en la historia de la discografía: la grabación de la integral de las Cantatas de Bach, inicialmente 120 lps, posteriormente 60 cds. Terminaron esa colosal iniciativa en el año 1990 y abrieron el camino para que otros muchos directores y grupos iniciaran grabaciones parciales y hasta alguna integral de las Cantatas con criterios “historicistas”.

Simultáneamente Harnoncourt inicia una impresionante tarea de dirección en las Orquestas mas importantes del mundo, empezando por las mas innovadoras, como la holandesa Royal Concertgebouw Orchestra y terminando en las Filarmónicas de Berlín o la de Viena. A partir de la década de los 80 desarrolla una frenética labor de grabación de discos. Centrándose inicialmente en Mozart, Monteverdi, Bach, Telemann, Haydn, Handel, sus conciertos, sinfonías, operas, misas, pasiones…

En 1991, Harnoncourt da un salto espectacular, con la grabación de las nueve Sinfonías de Beethoven, con la Chamber Orchestra of Europe. Un desafío que levantó una gran polémica, al adentrarse en un terreno “sagrado” y del que parecían tener la referencia imbatible la Orquesta Filarmónica de Berlín y sus sucesivos directores, en aquel momento Herbert Von Karajan. No seré yo quien se atreva a decir cual de las versiones es la mejor, pero desde luego la de Harnoncourt es seductora desde el primer momento.

Tras esa experiencia y para sorpresa general,  Harnoncourt siguió avanzando por el siglo XIX, con Schubert, Schumann, Verdi, Bruckner, Strauss, operetas vienesas y hasta se asomó al siglo XX, nada menos que con Bela Bartok y Gershwin y siempre causando sensación. Pero no descuidó sus barrocos favoritos y volvió a grabar una y otra vez Cantatas de Bach,  Operas de Mozart, Sinfonías de Haydn….

Estuvo en activo, grabando discos y dirigiendo hasta fechas muy recientes. Esta prevista la inminente publicación de  las Sinfonías 38 a 41 de Mozart con su querida Royal Concertgebouw Orchestra.

No he tenido la suerte de verle dirigiendo en directo, algo que al parecer resultaba fascinante, como se refleja en el Concierto de Año Nuevo que dirigió en el año 2001 y 2003.

El camino de Harnoncourt ha ejercido una influencia fundamental y hoy la interpretación historicista se ha impuesto a la hora de abordar la música barroca, y aunque la utilización de instrumentos de formato  antiguo no haya tenido tanta generalización en las grandes orquestas del mundo, sí en cambio se ha impuesto la visión historicista en la interpretación de la música. Además, la revolución de Harnoncourt y también la de Gustav Leonhardt, propició una impresionante eclosión de músicos, conjuntos y orquestas en la onda historicista, del que España es un buen y prestigioso ejemplo. Se despertó un enorme interés por la música barroca y del renacimiento, se rescataron compositores olvidados o desconocidos, se desempolvaron partituras abandonadas y podemos decir que hoy la música barroca y del renacimiento viven una nueva edad de oro, tras haber sido arrolladas durante muchos años por la grandiosidad de Beethoven, Schubert, Schumann, Bruckner, Tchaikovsky o Mahler.

En todo caso Harnoncourt en la actualidad ya no era un músico rebelde, sino un gran clásico.

Hoy Mozart, Bach, Haydn, Monteverdi, Handel, suenan mas ligeros, mas luminosos, mas brillantes y hasta mas alegres, gracias a Harnoncourt y a sus múltiples seguidores. ¡Cuánto les hubiera gustado a esos grandes compositores escuchar su obra interpretada por Harnoncourt! Afortunadamente nosotros podemos hacerlo, aprovechando ese inmenso legado discográfico que nos ha dejado.

 







2 comentarios:

  1. Excelente articulo, amigo Hector. Enhorabuena, por este y otros muchos de igual nivel.

    ResponderEliminar
  2. Excelente articulo, amigo Hector. Enhorabuena, por este y otros muchos de igual nivel.

    ResponderEliminar