El melodrama es uno de los géneros cinematográficos
más difíciles. Debe evitar ser lacrimoso y menos aun cursi, debe ser creíble y
cercano. Los grandes melodramas de la historia del cine están ligados a grandes
directores, William Wyler, Billy Wilder, Douglas Sirk, Frank Capra, los
neorrealistas italianos, el propio Fassbinder o Pedro Almodovar.
Lógicamente los estilos no son puros.
Los hay con contenidos políticos, ejemplo universal “Casablanca”, o con influencias
de cine negro, “Gilda”, o musical, “West Side Story”
No es frecuente encontrar hoy melodramas
que resulten atractivos. Por ello me permito recomendar “BELLE”, una película recién
estrenada en pleno mes de agosto, que podría pasar desapercibida o ser
despachada como una película de “época”.
Es una película inglesa de facturación
impecable. Excelente fotografía, ambientación perfecta (todavía les quedan
palacios y jardines maravillosos) y unos interpretes magníficosm, empezando por
la protagonista, una bellísima Gugu Mbata-Raw, un siempre extraordinario Tom
Wilkinson (que realiza uno de los mejores papeles de una larga carrera a menudo
en un segundo plano) hasta Emily Watson, en un personaje algo secundario pero
estupendamente interpretado.
La película, basada en hechos reales,
tiene un contenido histórico y político, la lucha de intereses entre los
esclavistas y los partidarios de la abolición de la trata de seres humanos; hay
interesantes debates ideológicos y jurídicos, nada pesados ni panfletarios;
muestra un implacable retrato de una sociedad ferozmente clasista y anclada en
los prejuicios tradicionales; contiene una abierta denuncia de la marginación y
cosificación de las mujeres, incluidas
las ricas; y por ultimo narra dos preciosas historia de amor, una entre la
bella mulata y un joven ambicioso, brillante, pero pobre y otra, de amor
filial, entre la chica y su padre de adopción.
Por tanto un melodrama consistente,
inteligente, entretenido, progresista, con el que al final a mí al menos se me
escaparon algunas lagrimas, como debe ser en todo melodrama que se precie y en
el que sales del cine disfrutando y no con las tripas revueltas.
Y no en balde es obra de una directora
negra, aunque nacida en Inglaterra, Amma Asante, siendo esta su segunda película.
Así que mi recomendación total.
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