El terremoto que ha generado la
irrupción de PODEMOS en la vida política española se incrementa cada día que
pasa. Y sus efectos en la izquierda no dejan de multiplicarse.
Más allá de mis discrepancias con ellos,
lo cierto es que el revulsivo que han supuesto no puede valorarse más que
positivamente. Han obligado a toda la izquierda a acelerar sus reflexiones, a
salir del tran-tran en el que buena parte de ella se encontraba y han abierto
la perspectiva de que sí es posible desalojar democráticamente a la derecha, lo
que hace unos meses no parecía realista.
Es evidente que PODEMOS esta despertando,
también, severas criticas. Muy en especial de que son jóvenes, inexpertos, sin
programa…Había que ir matizando algunas de esas objeciones. ¿Qué edad tenía mi generación
cuando protagonizamos la Transición? La mayoría de mis compañeros políticos y
yo mismo andábamos por debajo de los 30 años y nos sentíamos capaces y
preparados para cambiar España y construir la democracia. ¿Qué experiencia de
gobierno acumulaban los socialistas y los comunistas cuando llegaron a los
gobiernos municipales en 1979? Pues ninguna. Eso sí tenía un programa e ideas
trabajadas con mucha ilusión, sabían lo que querían y lo que no querían hacer y
lo hicieron bastante bien.
Hay también quienes dicen que no nos
pongamos nerviosos, que el soufflé de PODEMOS
se desinflará y que no soportarán la prueba de los sucesivos procesos
electorales ni las contradicciones que puedan producirles las alianzas y las
posibilidades de gobierno. No lo sé, ni creo que nadie lo sepa, pero no se
puede hacer política con la esperanza de
que PODEMOS explote o se debilite.
Pero sino comparto esas criticas, en el
fondo conservadoras, tampoco entiendo algunas reacciones, en mi opinión
precipitadas y nerviosas, de sectores de la izquierda que quieren a toda prisa
juntarse o incluso fusionarse de una u otra forma con PODEMOS, pensando quizás
que así podrán participar de su ascenso
electoral y evitar ser arrollados y dejados en la cuneta.
Aunque la historia nunca se repite de
igual manera, no vendría mal recordar el proceso de fusión en el verano de 1936
de las Juventudes Socialistas y las Juventudes Comunistas, que dieron lugar a
la Juventudes Socialistas Unificadas. Los Socialistas eran muchos mas, estaban
mucho mas organizados y consolidados, frente a los Comunistas, que eran pocos, eso
sí muy entusiastas y combativos, tenían pocas propuestas pero muy contundentes.
Las JSU crecieron como la espuma tras la unificación y fueron un instrumento
fundamental en la movilización de l@s jóvenes a favor de la Republica. Pero en
ese proceso quienes impusieron su política, sus formas de organización y de
lucha, fueron los Comunistas, que devoraron política y orgánicamente a los
socialistas, sumidos, dicho sea de paso, en divisiones y desconciertos varios.
En definitiva la JSU se sitúo en la esfera del PCE. Y al cabo de un tiempo el PSOE se vio en la
necesidad de reconstruir las Juventudes Socialistas, con escasísimos
resultados.
Insisto, los procesos y circunstancias
son muy distintos, pero hay que pensar con tranquilidad las cosas, no se vaya a
producir un camino de fagocitación de IU, de la que después muchos se
arrepientan.
Pero entre la convergencia precipitada,
el deslumbramiento o el seguidismo papanatas y la ignorancia o pasividad hay un
trecho enorme. En mi opinión las diversas izquierdas, que hasta ahora se
identificaban bajo la descripción genérica de izquierda alternativa, deben
impulsar diversas vías de colaboración estable con PODEMOS, desde una actitud
de respeto que no eluda el debate político y la exposición de las divergencias.
Porque hay divergencias y sobre todo
zonas todavía muy nebulosas y magmáticas y se puede y se debe influir en el
complejo proceso que inevitablemente va a vivir PODEMOS de maduración programática y organizativa.
Como también es imprescindible que nosotros aprendamos de las innovaciones que
reflejan con su práctica política y su relación con la sociedad.
A la izquierda alternativa “clásica” nos
interesa y mucho que PODEMOS no evolucione hacia posiciones de extrema
izquierda (como la que representan p.e. el grupo “Izquierda Anticapitalista”), menos
aun que se conviertan implícita o explícitamente en algo parecido a lo que
representa el “Movimiento Cinco Estrellas” de Grillo en Italia y sobre todo que
PODEMOS no explote como una estrella fugaz, como consecuencia de sus contradicciones y
dificultades de consolidación.
Tenemos, por tanto, que debatir y
relacionarnos serenamente y constructivamente con ellos. En este sentido es una
muy buena señal que los eurodiputados de PODEMOS se hayan integrado en el grupo parlamentario
de la Izquierda Unitaria Europea.
En lo que se refiere al PSOE, aunque
sobre todo en las bases socialistas y desde luego en su electorado, también ha
habido un evidente deslumbramiento y una petición, mas o menos articulada y
explicitada, de que hay que asumir propuestas de PODEMOS, yo comprendo que es
difícil de tragar abrir una vía de relación entre ambas organizaciones, con
todas las feroces descalificaciones que PODEMOS
ha dirigido al PSOE. Además no se
si habría alguna disposición por parte del equipo de Pablo Iglesias para esta
relación.
A pesar de ello, el PSOE, que es un
partido muy realista, con mucha vocación de gobierno y que quiere volver a
gobernar, debería ir explorando, con todas las cautelas que se quiera, la
posibilidad de al menor hablar con ellos. Cosas muy difíciles se han visto,
como el gobierno tripartito en Cataluña, sin olvidar las conversaciones entre Jesús
Eguiguren, líder del socialismo vasco y Arnaldo Otegui líder de la antigua Herri Batasuna (organización
que asistió al asesinato de socialistas
sin condenarlos durante años)
Y no solo deben hacerlo los partidos y organizaciones
políticas de la izquierda, también los Sindicatos deberíamos desde ya iniciar
un proceso de relación lo mas estable posible con PODEMOS. Contribuiría a que ambas partes aprendiéramos los unos de
los otros y a buscar formas de colaboración en este largo y duro camino de
conseguir una salida progresista y solidaria de la crisis y por supuesto a
superar algunos clichés que tienen sobre el sindicalismo de clase.
En definitiva con PODEMOS hay que encontrar una relación y colaboración
estable, madura, de compañer@s de camino, incluso desde la rivalidad y
competencia electoral que pudiera llegar a producirse. Porque es muy posible y
deseable que en los próximos años tengamos que estar juntos, no solo en la
calle, que casi siempre lo estamos, sino gobernando en las instituciones.
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