Clint Eastwood ha demostrado a lo largo
de su larguísima trayectoria cinematográfica su amor e interés por la música.
Al igual que otro gran director, Martín Scorsese, sus películas tienen unas
bandas sonoras de gran calidad. Sobre
todo ha tenido una especial preferencia por el jazz, como bien demostró en la sensacional “Bird”, película
de 1988 sobre el legendario músico Charlie Parker,
No todas las películas de Eastwood me
gustan o me interesan, como no comparto algunas de sus ideas o actitudes políticas,
pero reconozco que es un director que busca salir de los caminos trillados y
que tiene al menos diez obras maestras en su haber, siendo mi preferida “Un
mundo perfecto” de 1993, con un sensacional Kevin Costner.
Ahora, con nada menos que 84 años, Eastwood
acaba de estrenar “Jersey Boys”, basada en la carrera musical del grupo
norteamericano de pop, “The Four Seasons”. Para situar esta película hay que
señalar dos cuestiones significativas. Esta inspirada en un musical de Broadway,
del mismo nombre, que ha sido uno de los mayores éxitos en lo que llevábamos de
siglo XXI. Y en segundo lugar es una película producida por Frankie Valli y Bob
Gaudio, los dos grandes protagonistas de The Four Seasons, por lo que se
sobrentiende que lo que en ella se
cuenta tiene el aval de aquellos.
A diferencia del musical de Broadway,
que ha tenido muy buenas críticas y numerosos premios, la película ha recibido críticas
en general muy negativas, en España y en el resto del mundo. Quizás algunas se
han pasado, pero en mi opinión no es una película lograda.
Para empezar es fría, excesivamente fría.
Gustándome como me gustan The Four Seasons (aunque no son de mis preferidos ni mucho menos) no conseguí
emocionarme hasta la escena final, unos soberbios planos en la mejor tradición
del cine musical. Tengo que aclarar que “Jersey boys” en absoluto es una película musical, es un “biopic” sobre los orígenes, evolución
y crisis de los mismos, muy centrada en su líder Frankie Valli; en la que adquiere la mayor relevancia el
contexto social en donde se desenvuelven de adolescentes, las enormes
dificultades para abrirse camino en el mercado musical y discográfico, las
fuertes tensiones entre unas personalidades muy dispares, sus relaciones con la
mafia local...
La música, por así decirlo, es “a lo que se dedicaron y les dio éxito”, pero
no es el objeto de la película.
Por otra parte sorprende, al menos esa
es la sensación que yo he tenido, el fuerte ajuste de cuentas que refleja la película,
entre los dos grandes estrellas del grupo, en primer lugar Frankie Valli y tras
él, Bob Gaudio y los otros dos miembros del grupo, Tommy de Vito y Nick Massi, que
no salen nada bien parados (sobre todo Tommy
del que hace un retrato demoledor), aunque haya un reencuentro feliz ya
de viejos.
La imagen del negocio de la música y
alrededores tampoco sale muy bien retratada, especialmente el productor Bob
Crewe, al que yo tenía en alta estima, aunque solo fuera por su estupenda
creación e inolvidable Serie Dorada, “Music for watch girls by” y porque fue una
pieza clave en el pop de los años 60.
La película a ratos pierde pulso, que
recupera sobre todo cuando hay música por medio. Y aunque es un acierto la
forma en la que los cuatro artistas van contando las vicisitudes del grupo, dirigiéndose
al espectador, la historia a veces esta un poco sesgada o no resulta muy clara
para quienes no conozcan a fondo la historia de la música pop norteamericana. Por
ejemplo, se da una imagen del grupo como grandes innovadores musicales, cuando,
sin quitarles un ápice de su calidad, bebieron a fondo de la rica tradición de los
grupos negros del estilo doo-wop de los años 50. O no se hace mención a que la
crisis del grupo tuvo que ver no solo con sus problemas internos, sino también
con los efectos de las nuevas corrientes musicales que como un vendaval transformaron
la música juvenil a mediados de los años 60: el nuevo rock, la invasión británica,
el folkrock, la psicodelia…desplazando irreversiblemente a los grandes grupos
vocales como The Four Seasons.
La película cuenta con la participación fundamental
del actor John Lloyd Young, que fue el
que protagonizó durante tiempo el musical de Broadway y quien canta en la película
las versiones de los grandes clásicos de The Four Seasons, algo a tener muy en
cuenta, para bien y para mal. Ya que aunque algunas de las canciones que suenan
son las originales del grupo, la mayoría no lo son y las interpretan los
actores y en especial John Lloyd Young, que desde luego no es el portentoso
Frankie Valli, pero lo hacen bastante bien y en general las versiones suenan
muy convincentes y no es nada, pero nada fácil, versionear a The Four Seasons.
Como tampoco queda mal la versión de la canción del trío femenino The Angels,
“My boyfriends back, un entrañable recuerdo de mis guateques adolescentes. Mención
especial merece la actuación secundaria, pero brillante, del actor Christopher
Walken.
En resumen: no me arrepiento de haberla
visto. Me ha interesado, no me ha fascinado, porque hubiera esperado mucho más
de su director y del tema. Pero, con todos los matices, la recomiendo a quienes les guste la música
pop.
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