El llamado Consejo Empresarial para la Competitividad,
que agrupa algunas de las más grandes empresas de nuestro país, ha presentado
un plan de reactivación económica, creación de empleo y reformas estructurales
y presupuestarias. Da la impresión de que estos grandes empresarios se han
dejado influir por el espíritu de “Halloween” y nos preguntan a la ciudadanía
si “¿truco o trato?”. Y tras haberlas leído
mi impresión es que hay sobre todo “truco”. Veamos.
Lo primero que llama la atención es
quienes protagonizan la propuesta. Entre otros los dos grandes Bancos, BBVA y
Santander, que siguen cerrando el crédito a las familias, a los autónomos y a
las pequeñas y medianas empresas. Y por supuesto Telefónica, que lleva años
reduciendo sus plantillas y mandando a casa a personal muy cualificado en
cuanto llegan a los cincuenta años.
Podríamos pensar que más vale tarde que
nunca. Que ahora que tantos están pidiendo perdón por los desmanes que se han
cometido a su alrededor, también las grandes empresas españolas se suman a este
acto de contrición. Falsa percepción. Ni piden perdón, ni tienen penitencia, ni
hacen propósito de la enmienda.
Resumiendo la propuesta, se puede decir
que hay obligaciones y/o sacrificios para todos, menos para ellos. Ni una sola
iniciativa de apertura del crédito bancario, de inversión en I+D+I, de asumir
una presión fiscal equiparable a la que tienen las grandes empresas en los
estados mas avanzados de la Unión Europea, de combatir las diversas formas de
evasión de capitales o de camuflaje de beneficios.
Escriben una magnifica carta a los Reyes
Magos que se concreta en la creación de nada menos que 2’3 millones de empleos de aquí al año 2018. Señalan
en que sectores se podrían crear: aflorando 800.000 empleos sumergidos;
mejorando el nivel educativo (200.00 empleos); desarrollando la economía
digital y adlateres (130.000); apostando por la internacionalización de las
empresas (700.000¿?); una política energética sostenible (100.000); aumentando
el tamaño de las empresas y su productividad (400.000); y para “redondear”, crecimiento económico en
general (600.000). Ni el Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba hizo unas
cuentas de este estilo. En todo caso esto sería la parte positiva, “el trato” que proponen.
¿Y cómo
se pueden cumplir estos objetivos? Es entonces donde descubrimos el
“truco”. P.e. en el sector energético, reduciendo la factura de las empresas y
fomentando el “fracking”. Otro ejemplo, en la educación con un mayor control de
las becas e introduciendo la competencia entre los centros educativos. También
nos dan algunas pistas de cómo van a aumentar el tamaño de las empresas, p.e.
con mayor flexibilidad laboral para el traslado geográfico o rebajas fiscales.
Pero lo sustancial del “truco” es la
propuesta de reducir en 30.000 millones el gasto público, nada menos que el 3%
del PIB. Y también dan claras pistas: implantación mas acelerada de la reforma
de las pensiones, plan de privatizaciones para recaudar nada menos que 35.000
millones de euros y como ya queda muy poco sector público que privatizar, a lo
mejor estar pensando en vender el Museo del Prado.
Igualmente hay propuestas de cambio en
los ingresos fiscales, reduciendo los impuestos directos, que en principio son
los más progresivos, y aumentando el IVA que pagamos todos por igual. Proponen
la reducción de 17.500 millones de euros de gasto corriente del sector público,
mediante la restructuración de las Administraciones Públicas, lo que en
cristiano quiere decir echar a decenas de miles funcionarios y personal laboral
a la calle.
Y no podía faltar, claro esta, la
referencia a los falsos parados que defraudan, al simultanear el cobro de las
prestaciones de desempleo y el trabajo en la economía sumergida.
Por supuesto hay llamamientos al control
del fraude fiscal, a la lucha contra la economía sumergida y a que se cambien
las actitudes frente al fraude. Pero en estas materias se quedan en la filosofía
y no descienden a la letra pequeña.
A estas alturas de la vida no me gusta
nada hacer demagogia y menos aun ser radical, pero con propuestas como estas, puras
recetas neoliberales, no cabe más que la
indignación.
Luego dirán que los de PODEMOS no
concretan su programa económico o que lo que dicen es inviable. Esto es verdad,
como bien puso de manifiesto la entrevista de Jordi Evole con Pablo Iglesias
hace unos días. Pero supongo que buena parte de la población española preferirá
de lejos las propuestas de PODEMOS, antes que la nueva cura de caballo neoliberal
que nos proponen algunos de los mayores responsables y beneficiarios de la
crisis que estamos soportando.
En definitiva estos grandes empresarios,
en lugar de apostar por el “trato”, por una negociación seria con los
sindicatos y con los gobiernos, prefieren, una vez más, el “truco”. Este es el
capitalismo que tenemos. Que nadie se asombre del cataclismo electoral que
puede producirse.
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