La presentación la semana pasada de tres
listas de candidatas y candidatos para el próximo segundo congreso estatal de
PODEMOS, se ha vivido por bastantes activistas, simpatizantes y votantes con
preocupación, desconcierto e incluso alarma. La inmensa mayoría de los medios
de comunicación se han apresurado a cargar las tintas, adelantando que se
avecina la ruptura de la organización, confundiendo sin duda sus deseos con la
realidad.
Es muy posible que el mayor impacto haya
sido la presentación de la candidatura de “Recuperar la ilusión”, encabezada
por Iñigo Errejón, considerado de forma unánime como el segundo dirigente de
PODEMOS; de hecho desde los orígenes de la organización existía ya una
corriente muy estructurada, “Anticapitalistas”, sin que ello haya causado
problemas de entidad.
¿Es normal que una organización con ni
siquiera 3 años de vida, en su segundo congreso se enfrente a la presencia de
tres listas para su máximo órgano de dirección?
Ya he escrito en otras ocasiones que
PODEMOS, a diferencia de los demás
partidos políticos de nuestro arco parlamentario, no se configuró en base a una
base ideológica común, como en su día lo hicieron los comunistas, los
socialistas, la derecha o los nacionalistas. Por el contrario PODEMOS es una organización
que integró a gente con dos referencias básicas: el rechazo al estado de cosas
en que nos encontrábamos en el año 2011 y el deseo de un cambio en profundidad
(que ni siquiera estaba identificado salvo en unas pocas cuestiones muy
genéricas) y de hecho los slogans unificadores eran tan sencillos y a la vez
tan ambiciosos como “que no nos representan” y “sí se puede”.
Tres años después son casi 450.000
inscritos y en torno a 100.000 activos y bastantes cientos de cargos
institucionales. Un crecimiento de esas dimensiones en ese corto espacio de
tiempo, teniendo que abordar nada menos que nueve procesos electorales
(Europeas, autonómicas, locales, 2 estatales y 4 de ámbito autonómico
especifico), exigía, como muy bien se dijo, “correr sin atarse los cordones”.
Ahora con experiencia institucional y
con responsabilidades de gobierno, en una situación tan compleja como la de
nuestro país, ha llegado el momento de “atarse los cordones”. Lo que era
imposible y prematuro hacer en el primer congreso de Vistalegre, hay que
hacerlo en este segundo Congreso, sin que nadie sueñe con que quedara todo
perfilado ni política ni organizativamente.
Y en ese contexto pensar que la enorme
pluralidad y diversidad de PODEMOS no iba a tener diversas expresiones
organizadas, era un espejismo y desde luego hasta hubiera sido sospechoso, mas
aun en un partido que tiene como una de sus señas de identidad estar todo el día
opinando sobre todo lo divino y humano en las redes, empezando por sus máximos
dirigentes.
Sin embargo muchas personas se preguntan
¿pero hay tantas diferencias entre las candidaturas que encabezan Pablo
Iglesias e Iñigo Errejón? ¿No estaremos ante una mera lucha por el poder? Es
evidente que hay muchos más aspectos comunes, compartidos, que elementos
diferenciadores; normal, forman parte del mismo partido. No hay diferencias antagónicas,
ni en lo político ni en lo organizativo. Pero hay diferencias de cierta
entidad, sobre todo diferencias de cómo seguir avanzando políticamente y como
seguir consolidándose organizativamente. Basta leer los diversos documentos
presentados por las candidaturas de Iglesias y Errejón para comprobar esos dos
aspectos: no hay antagonismo, pero hay diferencias que es mejor sacarlas a la
luz, debatirlas sin tapujos y sin complejos.
La experiencia aconseja que es más
positivo y constructivo discutir a fondo en un proceso congresual, que ir
arrastrando los problemas en el día a día de la organización. Y en este
Congreso hay que lograr síntesis en lo que se pueda y pactar los desacuerdos
cuando no se pueda. Es cierto que el método congresual que hoy día tiene PODEMOS es muy mejorable, ahora el Congreso queda casi reducido a un tramite de confirmación: los documentos y las candidaturas vienen aprobadas previamente; en el futuro habrá que darle una vuelta a este sistema.
¿Hay clima para lograr consensos? Es lógico
que las redes echen humo a menos de una semana de Vistalegre II, PODEMOS es como es y aun no se han sedimentado suficientemente unos mecanismos tranquilos de
debate, convivencia, respeto a las diferencias. Pero tiene una ventaja
indudable frente a los procesos congresuales habituales: no se pone en cuestión
al máximo dirigente del partido.
Quienes tenemos una larguísima historia
de militancia en la izquierda sabemos de sobra que la clave de muchos congresos
que hemos vivido, al final se resumía en quién iba a ser el Secretario General.
Afortunadamente ese gran escollo quedó despejado muy pronto en el proceso
congresual de PODEMOS, cuando Iñigo Errejón adelantó que en ningún momento se
iba a presentar a la Secretaria General y que SU Secretario General era y seguiría
siendo Pablo Iglesias.
El Congreso de Vistalegre II no va a ser
ni fácil, ni cómodo, ni tranquilo. Pero es que no estamos ante una organización de
perfil moderado, conservador o estabilizado. Es una organización en construcción,
vivísima, formada muy mayoritariamente por jovenes, con menos de tres años de existencia y
aun tendrá mucho que aprender y madurar, como también les esta pasando a los cargos institucionales. (No quiero volver a recordar los años que tardaron
en asentarse el PCE, el PSOE, el PNV, o el PP, por no hablar de los bandazos de
ERC, o el final de la UCD y de CiU).
El gran, grandísimo reto, que hay por
delante es salir de Vistalegre II con más claridad en la estrategia política, con
un funcionamiento organizativo mas descentralizado y democrático y un equipo de
dirección plural, sólido, y con voluntad de consenso.
Estoy convencido que se va a conseguir y el día 13 de febrero la ciudadanía
de nuestro país seguirá contando con un PODEMOS unido, con más capacidad política para
resolver sus demandas y necesidades de las clases populares, trabajando en las instituciones democráticas
y apoyando las luchas de la sociedad civil.
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