domingo, 13 de noviembre de 2016

SO LONG LEONARD COHEN


En septiembre de 1969, mi novia de aquel entonces Maye Llopart, que pasaba los veranos perfeccionando su francés en la ciudad de Tours, me trajo dos lps que le había pedido y que en el desierto musical de nuestro pais no tenian visos de ser publicados: el primer disco de LED ZEPPELIN y "Songs from a Room" el segundo lp de LEONARD COHEN, bien distintos pero ambos extraordinarios. Aun los conservo en bastante buen estado, aunque durante mucho tiempo los escuché una y otra vez. Cuarenta años después, en septiembre del 2009 asistí por segunda y ultima vez a un concierto de Cohen, sobre el que escribí un articulo para la pagina web "Caravaneros" y que hoy como modesto homenaje a Cohen, lo vuelvo a reproducir:

LEONARD COHEN: UN CONCIERTO PARA LA HISTORIA 12.9.2009

 En la vida puedes asistir a conciertos normales, buenos, estupendos y muy de vez en cuando a conciertos históricos. El que tuvo lugar el pasado sábado 12 de septiembre en Madrid con Leonard Cohen, sin ninguna exageración se puede considerar como de los históricos.

Es verdad que un músico como Cohen, con la cantidad de maravillosas canciones que ha compuesto, es muy difícil que defraude. Pero un artista tan consagrado, puede sentir la tentación de montar una buena gira, pero sin meterse en muchos berenjenales innovadores, (¿no es así Mike Jagger o Van Morrison?) ms aun si estas a punto de cumplir 75 años, como es el caso.

Tuve la ocasión de verle por primera vez, en el mismo Palacio de los Deportes, hace más de 25 años. Como diría un aficionado a los toros, fue una buena faena de aliño, de la que uno sale contento, pero que no resulta inolvidable.

Lo de anoche, fue otra cosa. Para empezar hay que resaltar que, a diferencia de Bob Dylan que en sus conciertos “deconstruye” sus canciones, hasta hacerlas irreconocibles, salvo por las letras, Cohen enriquece las versiones, dándolas una mayor brillantez musical, sacándolas matices maravillosos.

Claro que Leonard se acompaña de una banda sensacional, de la que yo destacaría 3 nombres. Javier Mas, español, un laudista y guitarrista fuera de serie, que nada tiene que envidiar a los grandes laudistas del norte de África, del Líbano, Siria, Turquía o Grecia y que con su maravilloso acompañamiento daba un tono profundamente mediterráneo a muchos de las canciones de Cohen. (Este es un músico al que habrá que seguir y que ya ha hecho entre otros, discos de música mudéjar). Dino Soldo con el acompañamiento de diversos instrumentos de viento, que a su vez introducía aromas de música klezmer. Rafael Gayol un batería “en su punto”, que es como deben ser los buenos baterías, marcando ritmo, dejándose oír con nitidez,  pero sin afán de protagonismo o apuballamiento y que me recordaba al gran Kenneth Buttrey de los grandes discos de Dylan.

Y tres magnificas voces femeninas, una en clave mas soulera y las otras dos en la mas pura esencia del folk tradicional anglosajón. Además un  buen guitarrista, un bajo excelente y un estupendo teclados. ¡Vaya banda! Y hay que decir que son tan buenos y dan tal nueva vida a las canciones, que Leonard los presentó dos veces, (algo inédito para mi) con unos comentarios que reflejaban su reconocimiento y agradecimiento, además hicieron algunos solos, que demostraban su categoría, pero sin ese exhibicionismo que a veces aburre en el caso de muchos instrumentistas cuando quieren hacernos ver lo buenos que son.

¿Y la voz de Cohen? Que queréis que os diga? Que esta mejor que nunca. Que en ningún momento sonaba a cansada, monótona u opaca. Todo lo contrario daba un nuevo brillo a sus interpretaciones.

El concierto, con 20 minutos de descanso, duró casi tres horas y media y pudimos escuchar casi todas sus mejores canciones de una larga carrera, ya que recorrió casi todos sus álbumes.

Para mi gusto la mejor interpretación fue “The partisan”, una de las grandes obras de su segundo lp, que fue una recreación espectacular y emocionante. Tambien hizo grandes interpretaciones de la maravillosas “Sisters of Mercy”, de “Lover, lover, lover”, de “Who by fire”, “So long Marianne”, “Suzanne”, “Everybody knows”, “Dance me to the end of love”, “Aint no cure for love”, “First we take Manhattam”…. Aunque también he de decir que la versión de “Bird on the wire”, no me entusiasmó. Hizo una larga versión, con dos partes, una mas potente instrumentalmente  y otra mas delicada y esta es una canción que solo necesita un sencillo arreglo y acompañamiento, o es que quizás uno tiene fijada y asociada a su vida, la versión original con la que Ángel Álvarez nos lo dio a conocer hace casi 40 años.

El público estaba entregado, sin estridencias pero entregado, yo creo que consciente de que estaba asistiendo un acontecimiento inolvidable. Y Leonard Cohen y el grupo estaban felices viendo la respuesta de los asistentes. Cohen salio ¡¡¡4 veces !!! a dar bises, con nada menos que 10 canciones más y su felicidad se reflejaba en los pases de baile y saltos que daba cada vez que abandonaba el escenario.

Todavía quedan dos conciertos en su gira por España: Barcelona y Bilbao. No creo que queden entradas, pero cualquier amante de nuestra música debería intentarlo y sino hacerse  con el dvd “Live in London 2009”, aunque no se yo si el gran calor del publico español es el mismo que el de los británicos.

En todo caso, y ya fuera del terreno de la música estricta, tras asistir a este inolvidable concierto, en el que Leonard empezaba y a veces continuaba sus canciones de rodillas en el suelo,  uno reflexiona sobre la capacidad de creación y recreación  que puede tener una persona, en este caso un músico, después de casi 50 años haciendo música y poesía, y que tira por la borda todas esas teorías del envejecimiento y de las jubilaciones y prejubilaciones.

A la entrada del concierto una chavala, con pinta de pinup, de unos quince años, me preguntó por quien actuaba. Le contesté que Leonard Cohen. No le sonaba de nada. Le di dos o tres datos y la edad y respondió sorprendida “ si mi abuelo tiene 56 años!!), como si me estuviera refiriendo a un dinosaurio. Ella y los que estaban con ella y sus botellones, se lo pierden o quizás algún día lo descubran sorprendidos por tanta belleza.


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