miércoles, 20 de enero de 2016

RASTAS Y BEBES: NUEVAS MANERAS EN EL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


A principios de sexto de Bachillerato, el Padre Fidel, prefecto de mi curso, que no era muy simpático pero sí buena persona, me pidió que fuera mi padre a hablar con él. Así lo hizo. El motivo era decirle que yo no podía ir al colegio con esas melenas de “beatle” y que me tenía que cortar el pelo. “Mis melenas” era un poquito de patillas por encima de las orejas y un poquitín de pelo por detrás que no llegaba ni a rozar el jersey o la camisa. Mi padre en el momento le dio la razón, pero al final no le hizo mucho caso, no le importaba nada mi aspecto y además, él, que se había quedado calvo a los ventipocos años, se figuraba, con mucha razón, que pronto seguiría sus pasos. De manera que me pidió que me recortara algo el pelo y nada más.

Ya en la universidad me dejé el pelo largo y barba, emulando al Che Guevara y a los hippies. Poco me duró ese nuevo look.

Una tarde de septiembre de 1967 quedé con José María Mohedano, en aquel entonces responsable del Frente de Liberación Popular (FLP) en Derecho. Fuimos al cine Pompeya a ver una película de arte y ensayo, que ya no recuerdo. A la salida dimos un largo paseo desde la Gran Vía a Moncloa y muy solemnemente me comunicó que había sido admitido en la organización. Me puse contentísimo. Pero, añadió, a partir de mañana te tienes que cortar el pelo, afeitar la barba, quitarte esa ropa de progre-hippie y ponerte corbata y chaqueta. No puedes llamar la atención por tu aspecto ni en la facultad ni en las manifestaciones, ni en los repartos de propaganda, etc. Tuve que hacerle caso.

Destrozado por la pinta de pijo que se me quedó, lo comenté con mi amigo Javier García Fernández, “Panfle”, que cumplía a rajatabla esas normas de seguridad, aunque a él le gustaba y le sigue gustando ir así. Me dio una explicación convincente: que me fijara en las fotos de los Congresos obreros del siglo XIX y primeras décadas del XX, todos los participantes iban con chaqueta y corbata y la mayoría con sombrero. Más aun, Marx, Engels, Lenin y Trotsky iban habitualmente con corbata y chaqueta. Y añadió que la clase obrera, si podía, se compraba un traje para ponérselo los domingos. Quedé más tranquilo.

En la transición volví a dejarme el pelo largo y frondosa barba, hasta que lo del pelo largo resultó inviable por razones obvias y la barba blanca me daba aspecto de Papa Noel.

Mis hijos, mi yerno y mi sobrino Javi, todos ellos gente trabajadora y excelentes profesionales, suelen llevar pelos y ropas poco convencionales. Tengo que admitir que cuando uno de mis hijos se pintó el pelo de colores me rechinó un poco, como cuando el otro alguna vez se lo afeita al cero o cuando Javi llevaba unas rastas mucho mas largas que Bob Marley o Jimmy Cliff.

Por eso y por otras razones ni me molesta, ni me sorprende, todo lo contrario, que casi tod@s l@s diputad@s de Podemos tengan aspecto poco convencional y cuando vi la foto del grupo de diputad@s de Podemos en las escalinatas del Congreso me gustó. Lo que me hubiera dejado  estupefacto habría sido verlos con traje de chaqueta y con corbata y peinados como los del PP o los de Ciudadanos, incluso como bastantes del PSOE; habría pensado que es@s no eran l@s originales, que l@s habían cambiado.  

En cuanto a otros gestos y actitudes en el primer día del Congreso, que tanto han llamado la atención, yo en mis circunstancias actuales, seguramente no lo habría hecho. P.e. he tenido que prometer varias veces en mi vida la Constitución y siempre he seguido el guión preestablecido. Pero si ahora tuviera 33 años como Iñigo Errejon y fuera diputado de un partido que quiere marcar diferencias y cambiar las cosas a fondo, seguramente hubiera hecho lo mismo que ell@s. Y tampoco pasa nada. En cuanto al bebe de Carolina, no me puedo escandalizar mucho porque nosotros hemos llevado a nuestros hijos en el carrito a manifestaciones e incluso a las marchas a Torrejón contra la base norteamericana y a mis padres les parecía fatal.

En lo que si discrepo de Podemos y a fondo, es en esas declaraciones con las que dan a entender que con ellos por fin ha llegado la democracia al Congreso. La democracia llegó a las Cortes en julio de 1977, y por cierto la mesa de edad del primer día fue presidida por Dolores Ibarruri, de riguroso negro y por un colorido Rafael Alberti. Me figuro que cuando vieron aquella imagen, a muchos en nuestro país les dio un vuelco el corazón. Significativamente los diputados de la UCD eran mucho más respetuosos que algunos de los actuales.

Supongo que las dinámicas se normalizaran en sesiones sucesivas. Pero en todo caso no podemos obviar que detrás de los 69 diputados de Podemos, hay más de 5 millones de votantes, que se sienten plenamente identificados con ellos y que representan nuevas formas de entender la política y sobre todo la vida en general. Nuestra sociedad ha cambiado profundamente desde que yo estaba en 6 curso o en la facultad. Hoy muchos de los menores de 40 años tienen otros códigos y ya iba siendo hora que esa parte más vital, innovadora y rebelde de la sociedad española estuviera presente en el Congreso de los Diputados.

En todo caso yo prefiero mil veces a l@s dirigentes de Podemos sentados en el Congreso aportando sus propuestas, aunque haya muchos que no estén de acuerdo, que haciendo convocatorias tipo “rodea el Congreso”, que yo nunca compartí.




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