Parece que el panorama de la izquierda,
poco a poco y no sin contradicciones, se va aclarando. El evidente giro a la
izquierda de la dirección de Pedro Sánchez en el PSOE y la evolución hacia
posiciones mas moderadas de PODEMOS, posibilitan en teoría un acercamiento y
hasta un acuerdo de ambas organizaciones para un futuro. Pero vayamos por
partes.
Tras largo tiempo en que las direcciones
socialistas no se preocupaban mucho de los problemas de las clases
trabajadoras, en las ultimas semanas se están sucediendo iniciativas y
declaraciones que suponen un reencuentro con las aspiraciones de buena parte de
su base social a la que habían ido abandonando, cuando no perjudicado
directamente, La propuesta de derogación de la reforma laboral, de la
negociación y aprobación de un nuevo Estatuto de los Trabajadores, la
iniciativa parlamentaria sobre la proliferación de las horas extraordinarias frente
a la creación de empleo o el compromiso de modificar a fondo la reforma del
art. 135 de la Constitución sobre el limite del déficit presupuestario, son
todas ellas ideas muy positivas.
Sí, es verdad que muchos desconfiarán, basándose
en experiencias de incumplimientos pasados. Habrá que ser en su día muy exigentes
con ellos, para que no se queden en el baúl de las promesas electorales. Pero
los socialistas han visto tan cerca el precipicio de la catástrofe, que quiero creer que esta vez van en serio.
En cuanto a PODEMOS, resulta muy hipócrita
el espectáculo que están dando no ya los medios, fuerzas políticas o instituciones
económicas de la derecha, que va de suyo, sino también quienes se consideran progresistas.
Antes alegaban, y con bastante razón, que sus propuestas eran imprecisas,
confusas, populistas o muy radicales. Ahora, cuando van concretando algo, moderando bastante y mostrando voluntad
negociadora con la sociedad civil, las organizaciones sociales, los agentes
sociales (hasta hace nada denostados) y las instituciones, etc. les siguen
poniendo a caldo o por no ser creíbles o por haberse pasado a la socialdemocracia
tradicional, provocado, según argumentan estos críticos feroces, por meros intereses electorales.
¿En que quedamos? ¿Preferimos un PODEMOS
radical a un PODEMOS que se acerca con contradicciones, pero de manera paulatina, a la socialdemocracia clásica?
No me entusiasman especialmente los dos
economistas que han diseñado las líneas básicas del programa economico de
PODEMOS, discrepo de ellos en numerosas e importantes cuestiones, pero han
tenido la gran virtud de llevar al equipo de Pablo Iglesias al terreno de la
compleja y diversa realidad de una economía desarrollada como la española en un
mundo globalizado. Solo por eso se merecen mi respeto y reconocimiento.
Por supuesto que una parte de las
propuestas, que me he leído, siguen siendo en muchos aspectos todavía excesivamente genéricas y en otros casos inviables. Pero ¿qué
creíamos? ¿qué iban a hacer el camino de Damasco o su Bad Godesberg o su XXVIII Congreso extraordinario (donde el
SPD alemán y el PSOE renunciaron al marxismo), en unas semanas? ¡Demasiado
trecho han recorrido en muy poco tiempo!
Habrá quien diga que el equipo de Pablo
Iglesias son una panda de oportunistas o que son gente sin principios. Prefiero
no descalificar y sí subrayar que ahora ya es posible identificar puntos de encuentro
con ellos, que una parte de sus propuestas podrían ser asumidas por el actual
PSOE y hasta dar lugar a un programa de gobierno más o menos compartido.
Por eso me parece un error de bulto que
todavía haya sectores del PSOE con el hacha de guerra levantada contra PODEMOS
o metiéndoles en el mismo saco que al PP. Me consta que no toda la dirección
socialista comparte ese equivocado mensaje de situar a PODEMOS en la extrema
izquierda.
Es lógico que el PSOE critique a fondo a
PODEMOS; es en estos momentos su mas directo competidor electoral y sería
incomprensible que no se desmarcaran de ellos, mas aún cuando la dirección de
PODEMOS sigue siendo implacable en sus ataques al PSOE y su inclusión en la
casta. ¡Claro que los socialistas deben poner en cuestión y desmontar las
contradicciones, ambigüedades y deseos irrealizables de PODEMOS!, pero desde el
debate político e ideológico, nunca desde la descalificación de brocha gorda.
Además no hay que “quemar las naves”. Si realmente queremos
cambiar los gobiernos de las derechas, en España, en las Comunidades Autónomas
y en las ciudades y pueblos, solo se podrá hacer contando con PODEMOS. Antes o después
habrá que sentarse con ellos a discutir programas de gobierno y cuantas menos
heridas haya de por medio, mejor que mejor.
Insisto: ya hay algunas bases de posible
acuerdo. Intentemos a través de la crítica constructiva, rigurosa, documentada,
científica, ir influyendo para que PODEMOS continúe su avance hacia posiciones
razonables de centro izquierda. Y eso sí, no pongamos solo la lupa en el
programa de PODEMOS, también los socialistas tienen mucho camino que recorrer
en el diseño de un programa ilusionante y movilizador, de claro contenido socialdemócrata
y ademas necesitan contar con unos candidatos, a todos los niveles, que sean creíbles
y serios.
Me he abstenido en esta reflexión de
cualquier alusión a la tercera pata de los necesarios pactos de gobiernos
progresistas: IU. No la he mencionado por dos razones. No
creo que vayan a ser un obstáculo a pactos de progreso (salvo en el improbable
caso de que triunfaran las nefastas tesis de sus dirigentes extremeños) y en
segundo lugar, esta organización, sumida en un notable trauma de identidad,
está también en pleno proceso de redefinición y todavía no sabemos muy bien por
donde van a decantarse las cosas. Tiempo habrá de comentarlo.
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