miércoles, 17 de febrero de 2016

NEGOCIAR SIN VETOS NI EXCLUSIONES


Hay cuestiones que son “perogrulladas”. La negociación de un acuerdo político se entiende que se produce cuando existen pluralidad y diversidad de propuestas, diferencias y divergencias en los objetivos, plazos y medios. Cuando hay igualdad de opiniones, no hace falta negociar. Por ello sorprenden algunos posicionamientos tajantes que se están produciendo en el actual proceso de negociación política para la posible investidura de Pedro Sánchez y la conformación de un gobierno de progreso.

Quizás lo peor de todo hayan sido los vetos cruzados y excluyentes entre Podemos y Ciudadanos. Mas radical el de Podemos a Ciudadanos, al descalificar a estos últimos como incompatibles con un gobierno de cambio progresista. Mas limitado el de Ciudadanos, al centrar su veto sobre todo por la propuesta del derecho a decidir de Cataluña que formula Podemos.

En relación a Ciudadanos, no comparto en absoluto ese lugar común que se esta manejando desde muchos sectores de la izquierda de que estamos ante la “marca blanca” del PP; algo que resulta insostenible y como muestra el interrogatorio que le hizo el diputado autonómico de este partido a Esperanza Aguirre, en su comparencia en la Comisión de Investigación en la Asamblea de Madrid. Hace ya años que vengo defendiendo que Albert Rivera y Ciudadanos no se pueden asimilar a la derecha, ni siquiera a una derecha civilizada. Es algo más complejo.

Es cierto que algunas de sus propuestas en materia económica y laboral están más cerca del pensamiento neoliberal que de las posiciones progresistas. Como también es verdad que su antinacionalismo, que en todo caso han ido limando y matizando paulatinamente, esta mucho más cercano a la derecha que a la izquierda. Pero hay otros muchos elementos, política social, regeneración democrática, reforma electoral, etc. que están mucho más en el ámbito progresista que en el conservador.

Y sobre todo Ciudadanos, salvo alguna excepción, es un partido de centro que ha nacido sin herencias ni vinculaciones con el pasado franquista, algo que no se puede decir del PP. Es un partido de clases medias profesionales nacidos en su inmensa mayoría desde la transición. Que algún día y esperemos que pronto, Ciudadanos sustituya al PP en la hegemonía política del centro derecha de nuestro país, sería una buenísima noticia.

Mientras tanto Ciudadanos pueden y debe ser un interlocutor valido y necesario para generar mayorías reformistas y progresistas en España, como en otro orden de cosas también lo podría ser el PNV. Por ello me parece un gran acierto táctico y estratégico que Pedro Sánchez haya abierto la negociación a fondo con Ciudadanos. Al final conseguirá o no el acuerdo de investidura o incluso el acuerdo de legislatura y de gobierno, pero esa actitud es coherente con el respeto a la pluralidad y diversidad de la sociedad española y entre otras cosas evitará que Ciudadanos se eche en brazos del PP y consolide un polo de derechas mayoritario en España.

En lo que se refiere al veto a Podemos, no solo de Ciudadanos, sino de una parte de la dirección actual y pasada del PSOE, jaleada de manera escandalosa por casi todos los medios de comunicación y de manera destacada por “El País”, es cierto que Pablo Iglesias (cuestión distinta es el caso de Iñigo Errejón e incluso de Carolina Bescansa), no es un prodigio de buenas maneras ni mucho menos y con frecuencia se pasa de altanero, aunque tampoco se quedan a la zaga personajes como Alfonso Guerra o Felipe González.

Pero mas allá de actitudes personales, que en nada ayudan a las posibles negociaciones y que hasta pueden hacer dudar de la autentica voluntad de encontrar acuerdos, hay que ir a la esencia de las propuestas de Podemos. Si alguien hace dos años hubiera pensado que el programa de Podemos iba a tener un coste en “toda”, y subrayo lo de “toda”, algo inferior a los 100.000 millones de euros, se hubiera quedado de piedra, cuando en aquellos tiempos tan solo su propuesta de renta básica superaba los 200.000 millones. Es verdad que la propuesta de gastos no es poca cosa (la que hace dos semanas en mi blog yo consideraba como muy razonable, se situaba en torno a los 25.000-32.000 millones de euros) y también es verdad que sus propuestas de fuentes de financiación son bastante voluntaristas, al menos en el corto plazo. Pero es una primera propuesta ya muy concreta  y nadie en su sano juicio debería pensar que Podemos, para empezar a negociar, iba a presentar un programa de “mínimos” similar al del PSOE.  

Es un programa se supone que “negociable” (y ellos así lo han presentado), que una vez discutido, pulido y acotado, en muy buena medida puede ser asumido por el PSOE y hasta por Ciudadanos. Es verdad que hay otros aspectos mucho más difíciles de acordar. Unos son de carácter mas anecdótico, como p.e. querer hacerse cargo del CIS, del CNI o del BOE (los dos primeros tienen su lógica partidista, quieren controlar “los espías” y las encuestas, lo tercero refleja un desconocimiento de lo que es el Boletín Oficial del Estado, pero tampoco es grave). Otras diferencias son mucho más relevantes, sobre todo el derecho a decidir para Cataluña. Lo he escrito ya más veces y vuelvo a insistir; la búsqueda de una solución al conflicto político en Cataluña puede articularse de muchas maneras y en el ámbito de la izquierda, incluido el PSOE, hay muy buenos juristas y constitucionalistas para encontrar una formula jurídica, respetuosa con la legalidad constitucional y sensible con la realidad existente en Cataluña (y en el País Vasco, no lo olvidemos). En definitiva “el derecho a decidir” se puede modular de diversas maneras, de forma que satisfaga, total o parcialmente, a la mayor parte de las fuerzas políticas. 

Personalmente prefiero un gobierno más a la izquierda, de PSOE, Podemos e IU, pero tampoco me repugna un gobierno que cuente con el apoyo de Ciudadanos y en definitiva posibilidades de acuerdo entre el PSOE, Ciudadanos y Podemos (además de IU y Compromis), haberlas haylas, eso sí se requiere negociar, transigir, obtener y también renunciar, como p.e. hacen los sindicatos de clase cuando negocian un convenio colectivo con la patronal.

Por tanto, dejémonos de vetos cruzados y actitudes excluyentes;  aquí el único veto debería ser que no se repitan las elecciones. En este sentido hay que saludar y valorar muy positivamente la actitud negociadora de IU y de Compromis, que están dando claras muestras de madurez y responsabilidad política.




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