No voté a Tania Sánchez en las primarias
para elegir la candidatura de IU para la Presidencia de la Comunidad de Madrid.
No estoy de acuerdo con algunas de sus opiniones políticas ni me parece
correcta su actitud en relación con los contratos a su hermano en el
Ayuntamiento de Rivas. Por supuesto no comparto su abandono de IU. Sin embargo
creo que Tania era un importante valor de IU y su marcha es una gran perdida para la
organización y de ella somos responsables el conjunto de los militantes de IU, porque las diferencias existentes no eran insalvables y ninguna de las tres partes (los identificados con Tania, los contrarios a sus posiciones y los que no tenian las posiciones tan definidas) hemos hecho lo suficiente para encontrar una forma de sintesis.
Estamos ante un tremendo desastre que se
viene a sumar a otras salidas, más o menos forzadas, como la de Inés Sabanes o la
marcha reciente de Jorge García Castaño o las bajas que en estos días se van a
producir, p.e. en la agrupación de mi barrio, Retiro, se acaban de ir buena parte de los afiliados.
Lo terrible del caso es que la historia
se repite, se repite y se vuelve a repetir. Lo sucedido en IU en Madrid en los últimos
meses se parece como una gota de agua a otra a la llamada crisis de los
renovadores en el PCE en el año 1981. Como muchos recordaran, a partir de la
legalización del PCE y sobre todo en torno a su IX Congreso, nuestro partido se
fragmentó en al menos tres sectores: los eurocomunistas renovadores, los
eurocomunistas carrillistas y los prosoviéticos. Teníamos muchos, muchísimos,
elementos en común, un heroico pasado de lucha y un profundo deseo de
transformación social y de construcción de una democracia avanzada en España.
Pero fuimos incapaces de sintetizar
posiciones, de adoptar una convivencia constructiva, de respetar las reglas de
juego de mayorías y minorías. A unos les devoraron las prisas y a otros nos
cegaron los viejos tics estalinistas. Al igual que ahora, un poderoso y
ascendente imán, entonces el PSOE y hoy PODEMOS, atrajo a muchos,
desilusionados o impacientes, ante la incomprensión o pasividad de quienes nos
quedamos agarrados a las esencias. Y empezó la escabechina cuyos resultados son
de todos conocidos: pasamos de 23 diputados a 4 y tardamos muchos años en
recuperarnos.
Los militantes de origen o influencia
comunista debemos tener un gen torcido que nos incapacita para la convivencia
de las discrepancias. Todo lo que tenemos de combativos e incluso de
dialogantes con otros sectores de la sociedad, se torna en intransigencia o
incluso beligerancia cuando se trata de relacionarnos entre nosotros mismos. En
este sentido hay que reconocer al PSOE su capacidad de administrar las diferencias,
a pesar de aquella frase de Alfonso Guerra de “quien se mueve no sale en la
foto”; también es verdad que el tener amplio poder institucional (o
expectativas de tenerlo) ayuda mucho a calmar los sentimientos, pero en todo
caso son mucho mas civilizados en la convivencia interna.
Y cuando corremos el riesgo de la recuperación
electoral del PP, cuando asistimos al estancamiento del PSOE y en definitiva
mas necesario resulta contar con una organización de izquierda, sólida,
alternativa, movilizadora y con voluntad y capacidad de gobierno, IU, una vez
mas, se precipita al abismo.
No sé si la actuales direcciones de
Madrid y Estatal de IU están en condiciones y son capaces de reconducir la situación,
frenar la sangría de militantes e incluso encontrar una forma de entendimiento
con Tania Sánchez y lo que ella y sus seguidores representan. No soy optimista,
pero no hay otro camino De lo contrario muchos van a pensar que IU ya no tiene solución
y buscaran, lógicamente, una alternativa con mas posibilidades reales de
desplazar a la derecha de los diversos gobiernos. Y nos lo tendremos bien
merecido.
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