lunes, 6 de julio de 2015

REFERENDUM GRIEGO: LA GESTION DEL "NO"


La historia del pueblo griego en el último siglo es una historia de sufrimientos. La sustitución en referéndum de una monarquía de rasgos autoritarios  por una republica democrática en 1924, terminó abruptamente con un nuevo referéndum que abolió la republica y recuperó la monarquía en 1935. No satisfechas las clases dominantes, un año después se produjo un golpe militar y la instauración de la dictadura del General Metaxas. A finales de  1940 el país fue invadido por el ejercito italiano, que fue derrotado, y posteriormente por el alemán, que ocupó el país, provocando una sangrienta represión y decenas de miles de muertos por una gran hambruna, además de la deportación y eliminación de los judíos griegos.

La guerrilla griega, ayudada por Tito e inicialmente por los británicos, tuvo en jaque a los nazis y  logró la liberación del país al final de la II Guerra Mundial. Era una guerrilla, como casi todas las que tuvieron lugar en la resistencia al nazismo, formada por gentes de la izquierda y sobre todo por comunistas. Y en los planes de los aliados para la posguerra, Grecia correspondía a la orbita “occidental”. La guerrilla siguió luchando, contra el gobierno colocado y sostenido por británicos y norteamericanos.  Stalin no los apoyó, aceptando el “reparto de Europa” y dejó que los masacraran, a pesar de la ayuda de Tito. Hubo más de 100.00 muertos en aquella guerra civil de casi cinco años. Decenas de miles de encarcelados y expulsados de sus trabajos. Durante la década de los años 50, la izquierda estuvo aniquilada políticamente. Pero a mediados de los años 60 volvió a resurgir con fuerza y a convertirse en una opción de gobierno. Otra vez no les dejaron. En abril de 1967 se produjo el golpe militar de los coroneles y una nueva dictadura militar, que solo cayó en agosto de 1974 tras el inicio de una enésima guerra con Turquía.

Desde 1974  al 2014 se han sucedido en el gobierno los conservadores de Nueva Democracia y los socialdemócratas del PASOK. La izquierda heredera de los luchadores comunistas se fue dividiendo y dividiendo, entre eurocomunistas y prosovieticos, cada vez con menos influencia en el país. Hasta que el mal gobierno del bipartidismo y la agudísima crisis económica, dio paso a la creación de Syriza y su triunfo el pasado mes de enero.

Hay un magnifico director de cine griego, Theo Angelopoulos, que ha narrado maravillosamente (aunque con películas muy densas y poco comerciales) esa trágica historia, que a menudo recuerda a nuestro pais. Costa-Gavras, otro director de origen griego, describió en su magnifica “Z” los momentos previos al golpe de los coroneles.
De nuevo el pueblo griego ha vuelto a dar muestras de su indómito espíritu luchador. Ojala esta vez no termine derrotado.

La izquierda alternativa europea ha aplaudido el gran triunfo del “no”. Mi corazón me animaba a ello, pero mi cabeza, no. Y los políticos, muy especialmente los de izquierdas, tenemos que buscar soluciones para la ciudadanía y no solo emotivos momentos como el vivido el domingo por la noche en la Plaza Sintagma de Atenas. 

Ahora Tsipras tendrá que gestionar el “no” en Europa y en Grecia, algo mucho más difícil que ganar el referéndum. La primera consecuencia ha sido la salida de Varoufakis, consciente de que sí se quiere un acuerdo, él no es interlocutor valido.

Tsipras, que hizo un discurso conciliador en la noche del referéndum, debe saber muy bien cuales son los márgenes de maniobra, los suyos y los de los 18 países miembros de la eurozona. El referéndum griego, sin duda un nítido apoyo de la ciudadanía a su gobierno, no puede doblegar la política de los países del euro, ni del Banco Central, ni del FMI. Es económica y políticamente imposible, pues el mensaje a la ciudadanía europea sería muy claro: “no importa endeudarse si antes o después me lo van a perdonar y encima me van a seguir dando dinero”.

Al final quienes pagan las deudas griegas son los contribuyentes europeos con sus impuestos. Y desgraciadamente Grecia necesita para subsistir el apoyo de la Unión Europea y además por muchos, muchos años. Supongo que a la inmensa mayoría de esos contribuyentes europeos les gustaría que Tsipras fuera mucho más enérgico con sus clases dominantes, con sus defraudadores, con su gasto militar, con sus bajos impuestos, con su ineficaz administración pública y su extensísima economía sumergida.

Ahora hay que buscar un pacto que salve la cara a todos. A Tsipras, a los gobiernos europeos (frente a sus ciudadanos), al FMI y al Banco Central. Seguramente será un acuerdo bastante parecido al último que le ofrecieron a Tsipras, aunque tenga una presentación mas asumible.

Hay una vieja idea leninista que aconsejaba que a veces hay que dar un paso atrás, para después dar dos adelante, esperemos que el referéndum no haya sido un paso adelante para después dar dos pasos atrás. 

En la inmediata negociación, Tsipras debería apoyarse en Renzi, en Hollande, en Martín Schulz y en los pocos gobiernos progresistas que quedan en Europa.




 


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