Según se va acercando el día de empezar
a tomar decisiones, el vértigo se apodera de la dirección del PSOE.
Es comprensible. En el ámbito estatal
los socialistas nunca han gobernado en coalición ni en débil minoría. Tan solo
en alguna legislatura han necesitado el apoyo externo de los nacionalistas y
algunos todavía recordamos los diversos precios que se tuvieron que pagar a CIU
en el periodo 1993-1996. Sí, no es fácil
gobernar en coalición y todavía menos con un voto prestado solo para el momento
de la investidura.
No hay que engañarse, un gobierno de
coalición PSOE-PODEMOS, con IU, si se consigue
va a ser complicadísimo, sobre todo para Pedro Sánchez, sometido a la
doble tensión por un lado de las exigencias de Podemos y por otro tener que
lidiar con las vergonzosas zancadillas de una parte de sus propios dirigentes
actuales y del pasado. Pero no hay otro camino para dar respuesta a la voluntad
de cambio que ha expresado la ciudadanía.
Las tareas que va a tener por delante un
posible gobierno progresista serán muchas y muy complejas: consolidación de la recuperación
económica, reducción del déficit, reforma fiscal, reversión de algunas de las
reformas del gobierno del PP, mejora de la atención sanitaria y del sistema
educativo, reforzamiento de la programas sociales en materia de pobreza y
dependencia, recuperación de la inversión en I+D+I; añadiendo a todo ello, por
si fuera poco, la reforma de la Constitución para dar una salida negociada y
satisfactoria al conflicto político de Cataluña y al latente en el País Vasco.
Afrontar estos retos por parte de un
gobierno de coalición progresista, requeriría, además del apoyo del PNV, la
aceptación mas o menos explicita de Ciudadanos y en algunas cuestiones del
propio PP. En mi opinión lo razonable sería apostar por una legislatura no
excesivamente larga y que se centrara en cuatro o cinco objetivos básicos en los que fuera relativamente fácil
poner de acuerdo al PSOE con Podemos e IU y no levantar una abierta hostilidad
de Ciudadanos y el PNV.
Para empezar, y la más importante, debería
ser la reforma fiscal de carácter progresivo que buscaría matar tres pájaros de
un tiro: contribuir a la reducción del déficit mediante el incremento de los
ingresos y sin reducción de gasto social (no olvidemos que posiblemente haya
que ajustar en este año al menos 10.000 millones de euros de déficit); revertir
paulatinamente los recortes en sanidad,
educación y dependencia; y redistribuir mejor los recursos entre las tres
Administraciones Públicas.
La segunda cuestión, aunque muy ligada a
la anterior, debería ser un plan de lucha contra la pobreza severa, a través de
la aprobación de una Renta Minima garantizada que pudiera llegar paulatinamente
a 700.000 familias sin recursos. En la
campaña electoral la mayoría de las fuerzas políticas asumieron la urgencia de
luchar contra el incremento de la pobreza y además se trata de una medida cuya
aprobación tendría muy buena acogida en el ámbito de las Organización No
Gubernamentales de carácter solidario y en los sindicatos, que tanto tiempo
llevan insistiendo en ello.
En tercer lugar aprobar dos o tres medidas
de reforzamiento del funcionamiento democrático: ley electoral, lucha contra la
corrupción, mayor transparencia de la contratación pública.
En cuarto lugar sería necesaria la
reversión de las dos ultimas reformas laborales.
Por ultimo, la reforma de algunos artículos
de la Constitución, que facilitarán tres aspiraciones fuertemente sentidas en
las nacionalidades históricas y que han sido aprovechadas y manipuladas por los
sectores independentistas: el reconocimiento
del carácter de nación de Cataluña, el País Vasco y Galicia; una mejor delimitación
de las competencias entre las tres Administraciones Públicas y la reforma del
Senado.
Y paremos de contar, porque es más que
suficiente.
Lo
primero que tendría que hacer Pedro Sánchez, que esta aguantando bien las
embestidas que recibe por todas partes, es poner encima de la mesa de todas las demás
fuerzas políticas el acuerdo de mínimos sobre estas cinco materias, exigiendo a
todos que dejen ya de una vez de marear la perdiz. Y que se retraten, a ver que
dice cada cual. ¿Queréis reforma fiscal, sí o no? ¡Pues venga, concretar!
Me supongo que ya estarán trabajando en
ello la dirección del PSOE y que tras el Comité Federal harán la oferta política.
Si el PSOE tiene que vencer el vértigo,
Podemos tiene que asumir de manera inmediata su cuota de responsabilidad política
y entrar en materia, dejando los fuegos de artificio.
Pablo Iglesias, Iñigo Errejon y los demás
dirigentes de Podemos tendrían que hacer abstracción de los diversos ataques,
insultos y putadas que sufren y que van a seguir sufriendo, evitar a su vez los
ejercicios de marketing que vienen protagonizando y ponerse a trabajar en el
programa de gobierno conjunto, que es algo más serio y concreto que las cinco
ideas generales que han venido defendiendo en estas semanas.
Si la izquierda no es capaz de ponerse de acuerdo y se
repiten las elecciones, la ciudadanía progresista no nos lo va a perdonar. De
nuevo ganara la derecha, volverán a
gobernar y la oportunidad de un cambio progresista se alejara por tiempo.
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