Madrid cada vez tiene una mayor oferta
para los amantes de la pintura. Desde hace unas semanas la Sala de exposiciones
en el Paseo de Recoletos de la Fundación MAPFRE, alberga una formidable
exposición de “LOS FAUVES”, movimiento pictórico vanguardista de los primeros
años del siglo XX en Francia.
“El fauvismo” lo conformaron pintores
jóvenes franceses de finales del siglo XIX y principios del XX, algunos de los
cuales llegaron a tener grandisima fama como Henri Matisse, Georges Rouault o
Andre Derain. Su característica fundamental fue la de utilizar colores puros,
influidos por los últimos años de Van Gogh, Cezanne y Gauguin. Pero acentuando
la fuerza del color y con una nítida presencia de la claridad de los paisajes
de la costa mediterránea francesa.
Su presentación como colectivo tuvo
lugar en una exposición en el Salón de Otoño de Paris en el año 1905, que
provocó un gran revuelo y por la que fueron calificados por algunos críticos
como “fieras”, es decir “fauves”.
El grupo, del que también formaban parte
Albert Marquet, Jean Puy, Henri Manguin, Charles Camoin y Maurice de Vlaminck,
no solo compartían estilo pictórico afín, sino que eran además buenos amigos,
como bien se refleja en los retratos que se hicieron unos a otros, varios de
los cuales están en la referida exposición.
Poco después se sumaron otros tres
pintores, Raoul Dufy, Georges Braque y Othon Friesz, que intensificaron más la
utilización de colores de gran fuerza.
Curiosamente “el fauvismo” duró muy
poco, y ya a finales de la primera década del siglo XX la mayoría de sus
miembros habían evolucionado hacia derroteros diferentes, en unos casos
suavizando su estilo, potenciando el dibujo sobre la intensidad del color, otros
incorporándose al naciente cubismo, al expresionismo, etc.
La exposición es muy amplia y da una
idea muy acabada de lo que representó “el fauvismo”, con la ventaja de
ofrecernos maravillosos cuadros de pintores poco conocidos en España. El
subtitulo de la exposición es “La pasión por el color” y no puede ser mas
adecuado, basta con contemplar los cuadros de Vlaminck o las visiones de
Londres realizadas por Derain.
La exposición esta muy bien diseñada y
explicada y la única pega, como siempre, es que hay que evitar ir en horas de
mucha afluencia, para poder disfrutar mejor de estos preciosos cuadros y
acuarelas (por cierto hay unas acuarelas de Matisse formidables).
La exposición estará abierta hasta el 29
de de enero y nadie debería perdérsela. Salí de la misma pensando que me
llevaría a mi casa la mayoría de los cuadros colgados, ya que los disfrutaría
viéndolos todos los días.
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