Falta ya muy poco para que el pueblo
norteamericano tome una decisión de gran trascendencia para ellos y también
para nosotros.
Lo que estamos viviendo en las últimas
semanas a mucha gente puede resultarle sorprendente: la posibilidad de que gane
la presidencia de la primera potencia económica, política, cultural y militar
del mundo un personaje como Trump. Al principio parecía una broma macabra, pero
no lo es. Y eso que el Partido Republicano ha conseguido llegar a la
presidencia de Estados Unidos con candidatos tan increíbles como Richard Nixon,
Gerald Ford, los Bush o Ronald Reagan. Trump los deja muy atrás.
¿Cómo es posible?
La izquierda europea tendemos con
demasiada frecuencia a demonizar sin más a todo lo que significa Norteamérica,
de ahí a llegar a la conclusión de que es normal que un país así elija a Trump
hay un paso.
Lo he escrito otras veces e insisto: la
sociedad norteamericana es muy diversa y muy compleja. Norteamérica es
Einstein, Pete Seeger, Chaplin, Faulkner, Bogart, Eleanor Roosevelt, Dylan,
Dashiell Hammett y Lillian Hellman, Leonard Bernstein, Edward Hopper, Andy
Warhol, Susan Sarandon, Billie Holiday, Joe Hill, Angela Davis, los “Diez de
Hollywood” o la “Brigada Lincoln” y un larguísimo etc. que ocuparía paginas y
paginas. Por cierto muchos de ellos de procedencia judía.
Como norteamericanos son los millones de
personas que han luchado y luchan por los derechos civiles, contra la
discriminación de los inmigrantes, la protección del medio ambiente o las
sucesivas intervenciones militares de carácter imperialista o se movilizaron
contra el nazismo. Un pais que ha tenido y tiene a miles de jóvenes realizando
tareas solidarias y humanitarias por numerosos países del Tercer Mundo.
Una sociedad que ha sido capaz de acoger
y de integrar (es cierto que con tensiones y evidentes problemas) a decenas y
decenas de millones de extranjeros, irlandeses, italianos, irlandeses, polacos,
chinos, latinoamericanos, judíos centroeuropeos…etc. Y que ha llevado a la
presidencia de la republica a una personalidad como Barak Obama.
Y esta el “lado oscuro”, igualmente con
un gran protagonismo y con fortísimas raíces, muchas de ellas ligadas a la dura
y violenta historia de la configuración del estado norteamericano. Una sociedad
en la que no olvidemos el canto al individualismo ha estado y esta siempre muy
presente, ligado con frecuencia a una desconfianza hacia el papel de lo público
y a la “autodefensa”. Y una sociedad en la que las religiones, varias de ellas
de carácter muy sectario y ultraconservador, están profundamente arraigadas y
ejercen una intensa influencia, no tanto en los poderes públicos (como puede
suceder en otras latitudes) sino en la vida cotidiana de la gente y en su
configuración ideológica y por tanto en su decisión de voto.
En esa sociedad tan dual, tan
fracturada, tanta cabida tiene Obama como Trump.
La desgracia del Partido Demócrata es
que no han logrado otra candidatura de la talla de Obama para frenar a Trump.
Hillary Clinton sin duda es un personaje
de respetable fuerza y experiencia política, seguramente mucho mas que su marido. Pero para la ciudadanía
del “profundo sur”, representa a los sectores del Este, urbanos, universitarios, cultos, feministas, algo
elitistas, que pueden resultar y resultan altaneros para el común de muchas
gentes trabajadoras, agricultores, pequeños comerciantes, etc. de escasa
formación, con miedo a los cambios tecnológicos, con inseguridad ante la
inmigración, con prejuicios religiosos ante las transformaciones sociales.
Si Hillary triunfa será un nuevo avance
del “alma progresista” de Norteamérica; tras la minoría negra, la mayoría de mujeres.Tiene
capacidad para ser una buena presidenta, en los márgenes y condiciones en los
que naturalmente se mueve la política, interna y externa de Norteamérica. Es
moderadamente progresista en materia de derechos civiles y sociales, no es
militarista y por supuesto no desandará los cambios de Obama. Aunque desde
luego no es de izquierdas.
Hay quien dice que la victoria de Trump no
es tan alarmante, porque una vez en la Casa Blanca moderará sus ideas de
extremismo fanático y el establishment le obligará a ser razonable. Mejor no
arriesgarse a comprobar esa ingenua hipótesis.
Por ultimo una consideración sobre
Obama. Hay quien creía que Obama era una especie de Che Guevara afroamericano y
ahora se siente decepcionado. Obama ha sido el mejor presidente de Estados
Unidos después de Franklin D. Roosevelt. La sociedad norteamericana y nosotros, le recordaremos por las reformas
que hizo, por las medidas de política internacional que impulsó y también por
lo que impidió o por lo que no hizo (p.e. mas invasiones militares). Es cierto
que no logró algunos de sus objetivos, entre los mas simbólicos el cierre de la
cárcel de Guantánamo, pero tampoco podemos olvidar que tuvo en contra de manera
activa al Congreso y al Senado y en la sociedad norteamericana, aunque nos
resulte sorprendente, funciona relativamente bien la separación de poderes, que
en este caso ha perjudicado notablemente a Obama.
Esperemos que triunfe el “lado bueno” de
Norteamérica y el miércoles sea presidenta Hillary Clinton.
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