En septiembre de 1969, mi novia de aquel entonces Maye Llopart, que pasaba los veranos perfeccionando su francés en la ciudad de Tours, me trajo dos lps que le había pedido y que en el desierto musical de nuestro pais no tenian visos de ser publicados: el primer disco de LED ZEPPELIN y "Songs from a Room" el segundo lp de LEONARD COHEN, bien distintos pero ambos extraordinarios. Aun los conservo en bastante buen estado, aunque durante mucho tiempo los escuché una y otra vez. Cuarenta años después, en septiembre del 2009 asistí por segunda y ultima vez a un concierto de Cohen, sobre el que escribí un articulo para la pagina web "Caravaneros" y que hoy como modesto homenaje a Cohen, lo vuelvo a reproducir:
LEONARD COHEN: UN CONCIERTO PARA LA HISTORIA 12.9.2009
En la vida puedes asistir a
conciertos normales, buenos, estupendos y muy de vez en cuando a conciertos históricos.
El que tuvo lugar el pasado sábado 12 de septiembre en Madrid con Leonard
Cohen, sin ninguna exageración se puede considerar como de los históricos.
Es verdad que un músico como Cohen, con la cantidad de maravillosas
canciones que ha compuesto, es muy difícil que defraude. Pero un artista tan
consagrado, puede sentir la tentación de montar una buena gira, pero sin
meterse en muchos berenjenales innovadores, (¿no es así Mike Jagger o Van
Morrison?) ms aun si estas a punto de cumplir 75 años, como es el caso.
Tuve la ocasión de verle por primera vez, en el mismo Palacio de los
Deportes, hace más de 25 años. Como diría un aficionado a los toros, fue una
buena faena de aliño, de la que uno sale contento, pero que no resulta
inolvidable.
Lo de anoche, fue otra cosa. Para empezar hay que resaltar que, a
diferencia de Bob Dylan que en sus conciertos “deconstruye” sus canciones,
hasta hacerlas irreconocibles, salvo por las letras, Cohen enriquece las
versiones, dándolas una mayor brillantez musical, sacándolas matices
maravillosos.
Claro que Leonard se acompaña de una banda sensacional, de la que yo destacaría
3 nombres. Javier Mas, español, un laudista y guitarrista fuera de serie, que
nada tiene que envidiar a los grandes laudistas del norte de África, del Líbano,
Siria, Turquía o Grecia y que con su maravilloso acompañamiento daba un tono profundamente
mediterráneo a muchos de las canciones de Cohen. (Este es un músico al que habrá
que seguir y que ya ha hecho entre otros, discos de música mudéjar). Dino Soldo
con el acompañamiento de diversos instrumentos de viento, que a su vez introducía
aromas de música klezmer. Rafael Gayol un batería “en su punto”, que es como
deben ser los buenos baterías, marcando ritmo, dejándose oír con nitidez, pero sin afán de protagonismo o apuballamiento
y que me recordaba al gran Kenneth Buttrey de los grandes discos de Dylan.
Y tres magnificas voces femeninas, una en clave mas soulera y las otras
dos en la mas pura esencia del folk tradicional anglosajón. Además un buen guitarrista, un bajo excelente y un
estupendo teclados. ¡Vaya banda! Y hay que decir que son tan buenos y dan tal nueva
vida a las canciones, que Leonard los presentó dos veces, (algo inédito para
mi) con unos comentarios que reflejaban su reconocimiento y agradecimiento, además
hicieron algunos solos, que demostraban su categoría, pero sin ese exhibicionismo
que a veces aburre en el caso de muchos instrumentistas cuando quieren hacernos
ver lo buenos que son.
¿Y la voz de Cohen? Que queréis que os diga? Que esta mejor que nunca.
Que en ningún momento sonaba a cansada, monótona u opaca. Todo lo contrario daba
un nuevo brillo a sus interpretaciones.
El concierto, con 20 minutos de descanso, duró casi tres horas y media
y pudimos escuchar casi todas sus mejores canciones de una larga carrera, ya
que recorrió casi todos sus álbumes.
Para mi gusto la mejor interpretación fue “The partisan”, una de las
grandes obras de su segundo lp, que fue una recreación espectacular y
emocionante. Tambien hizo grandes interpretaciones de la
maravillosas “Sisters of Mercy”, de “Lover, lover, lover”, de “Who by fire”,
“So long Marianne”, “Suzanne”, “Everybody knows”, “Dance me to the end of
love”, “Aint no cure for love”, “First we take Manhattam”…. Aunque también
he de decir que la versión de “Bird on the wire”, no me entusiasmó. Hizo una
larga versión, con dos partes, una mas potente instrumentalmente y otra mas delicada y esta es una canción que
solo necesita un sencillo arreglo y acompañamiento, o es que quizás uno tiene
fijada y asociada a su vida, la versión original con la que Ángel Álvarez nos
lo dio a conocer hace casi 40 años.
El público estaba entregado, sin estridencias pero entregado, yo creo
que consciente de que estaba asistiendo un acontecimiento inolvidable. Y
Leonard Cohen y el grupo estaban felices viendo la respuesta de los asistentes.
Cohen salio ¡¡¡4 veces !!! a dar bises, con nada menos que 10 canciones más y
su felicidad se reflejaba en los pases de baile y saltos que daba cada vez que
abandonaba el escenario.
Todavía quedan dos conciertos en su gira por España: Barcelona y
Bilbao. No creo que queden entradas, pero cualquier amante de nuestra música debería
intentarlo y sino hacerse con el dvd “Live
in London 2009” ,
aunque no se yo si el gran calor del publico español es el mismo que el de los británicos.
En todo caso, y ya fuera del terreno de la música estricta, tras
asistir a este inolvidable concierto, en el que Leonard empezaba y a veces
continuaba sus canciones de rodillas en el suelo, uno reflexiona sobre la capacidad de creación
y recreación que puede tener una persona,
en este caso un músico, después de casi 50 años haciendo música y poesía, y que
tira por la borda todas esas teorías del envejecimiento y de las jubilaciones y
prejubilaciones.
A la entrada del concierto una chavala, con pinta de pinup, de unos
quince años, me preguntó por quien actuaba. Le contesté que Leonard Cohen. No
le sonaba de nada. Le di dos o tres datos y la edad y respondió sorprendida “
si mi abuelo tiene 56 años!!), como si me estuviera refiriendo a un dinosaurio.
Ella y los que estaban con ella y sus botellones, se lo pierden o quizás algún día
lo descubran sorprendidos por tanta belleza.
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