Conozco a Manuel Chaves y a José Antonio
Griñan desde hace casi 40 años. En los primeros tiempos de la democracia,
siendo Chaves el asesor jurídico de UGT y yo de CCOO, coincidimos a menudo en
actos que organizaba la APD (Asociación para el Progreso de la Dirección)
presidida por Antonio Garrigues, para
mostrar a empresarios asilvestrados y desconfiados, lo que pensábamos y proponíamos
los sindicatos. También coincidimos como asesores de los sindicatos en las
diversas negociaciones con los sucesivos gobiernos de UCD. A veces no estábamos
de acuerdo; Manolo era socialdemocrata puro y yo era eurocomunista y nuestros
sindicatos a menudo estaban confrontados, no como ahora. Pero Chaves
argumentaba solidamente y era sumamente respetuoso. Y lo siguió siendo cuando
fue Ministro de Trabajo y de nuevo nos sentamos a negociar pero en distinto lado de la mesa, y vaya
diferencia con el otro ministro presente, Carlos Solchaga.
Vi casualmente a Manolo hace unos pocos
meses en una cena con otros amigos y estaba humanamente destrozado.
A Griñan le conocí cuando el era uno de
los pocos Inspectores de Trabajo que aplicaban la legislación laboral de los
años 70 con los criterios mas favorables posibles para los trabajadores y eso
no se olvida. Después nos volvimos a encontrar siendo él Ministro de Sanidad y
yo Director del INSERSO, coincidiendo en reuniones del Comité Consultivo del
Sistema Nacional de Salud y en diversas actividades relacionadas con la
coordinación sociosanitaria. La relación siempre fue cordial y constructiva. Además
tenemos un gran amigo en común, Marcos Peña, actual presidente del Consejo Económico
y Social de España.
En definitiva creo sinceramente que son
dos personas que se han comprometido y trabajado por los derechos de las clases
trabajadoras, que han estado siempre en
el ámbito de la izquierda de nuestro país y que en su larga trayectoria política
nunca han buscado el lucro económico.
Dicho esto, tengo que añadir que la
izquierda no puede ser permisiva con actuaciones que se sitúan al margen de la
legalidad, porque se trate de “los nuestros”. Pero en mi opinión la
responsabilidad de Chaves y Griñan, tiene básicamente un componente político y
no de carácter penal.
Que ambos conocían lo que estaba pasando
con los ERES y con la formación profesional, al menos en sus líneas generales,
me parece fuera de toda duda. Unas practicas de tal envergadura, con un coste
presupuestario de esa importancia, no es creíble que no lo conocieran y
compartieran. Mi experiencia como responsable político-administrativo en el
INSERSO es muy elocuente al respecto. Al mes de estar allí, ya había tenido
confidencias abundantes sobre todo lo que pasaba en este Instituto; ya me habían
visitado un montón de funcionarios de diversos niveles para, de buena o mala
fe, ponerme al día sobre todo lo que sucedía, incluidos los affaires
sentimentales de responsables. Y por si fuera poco contaba con la Inspección, con
la Abogacía del estado y con la Intervención de la Seguridad Social. Así que un
responsable político se entera de lo que pasa, ¡claro que se entera! Y si no se
entera mucho peor, porque demostraría que es un irresponsable o un inepto.
Así pues la pregunta que hay que hacerse
es ¿por qué sabiéndolo, lo permitieron? En mi opinión es que ello fue por
razones estrictamente políticas y que resumiría en “comprar paz social en Andalucía”.
A este respecto no podemos olvidar que Andalucía ha sido, y sigue siendo, una región
de nuestro país con muy altos niveles de paro y con evidente imposibilidad o
incapacidad para generar la suficiente actividad económica y en especial
industrial, para reducir de manera drástica ese desempleo. En el pasado hubo el
PER, una especie de salario social de baja cuantía, con unas formas de
aplicación teñidas a menudo de discrecionalidad.
Llama la atención que en Andalucía no
solo no haya habido una intensa conflictividad social, sino que además elección
autonómica tras elección autonómica, el resultado ha sido o mayoría absoluta
del PSOE o gobierno en colaboración con IU (ahora de Ciudadanos). Algo tiene
que explicar esta realidad y no solo el rechazo popular al señoritismo de buena
parte de la derecha andaluza.
En mi opinión, el PSOE ha buscado
diversas formulas para diluir en la medida de lo posible la conflictividad
social por unos niveles de paro tan elevados y para ello ha buscado también el
consenso, más o menos explicito, de las centrales sindicales, preocupadas a su
vez con la grave situación de paro, pero no por ello exentas también de
responsabilidad Y así surgieron las malas practicas de los ERES y de la
formación profesional.
El grave error político de Chaves y
Griñan es admitir un procedimiento con claros rasgos de clientelismo político y
con evidentes riesgos de corrupción. En lugar de haber ido a las claras, como
han hecho, y con infinitos recursos económicos más, los gobiernos de España. ¿O
es que nos hemos olvidado de las ayudas a empresas en reconversión desde
principios de los años 80, las subvenciones arbitrarias a multinacionales para
que no deslocalicen sus centros de trabajo o para que los abran en España, las
inversiones, algunas más que discutibles, en regiones también afectadas por
reconversiones, como Asturias? ¿O la permisividad con miles de expedientes de
invalidez permanente en los años 80 para reducir plantillas, con la complicidad
de todo el mundo, incluidos los Comités de Empresa? ¿O las sucesivas, diversas
y múltiples vías de desgravación selectiva de impuestos o cotizaciones a las
empresas?
¿Cual es la gran diferencia con lo
sucedido en Andalucía?, que los gobiernos estatales lo han hecho con el BOE y
no por la puerta de atrás. Esa forma chapucera de actuar en Andalucía, es la
que a su vez ha provocado los latrocinios de quienes han participado en las
operaciones, sin control adecuado. La
chapuza casi siempre genera corrupción y así ha sido.
La intención de Chaves, de Griñan, de
sus consejeros, era política, conseguir la paz social y evitar el deterioro
electoral. La de una parte de los que gestionaban la chapuza era estrictamente el
aprovechamiento personal o de sus familiares y amigos o en el mejor de los
casos disponer de una red clientelar para futuras actividades.
En cualquier caso la responsabilidad política
de Chaves, Griñan y sus mas directos colaboradores, es inevitable. Pero no
utilicemos dos varas de medir, fijándonos en las chapuzas, irregularidades y también
delitos (según en qué nivel) de los gobiernos de Andalucía y ocultando los
miles y miles de millones de euros que desde principios de los años 80 han ido
a uno y otro sitio para buscar también la paz social, en un país con
permanentes altos niveles de paro y con clara incapacidad para generar un nuevo
modelo de desarrollo productivo, que se quiere solventar con ayudas a diestro y
siniestro y en general a fondo perdido y sin querer p.e establecer un adecuado,
suficiente y bien controlado seguro de desempleo.
Desde una visión cínica se podría
concluir que la gran equivocación de Chaves y Griñan es no haber aprendido de
cómo hacían las cosas los gobiernos y ministros de Madrid. Y ahora tienen que
pagar un duro precio político, que ya veremos como termina afectando al PSOE y
en general a la izquierda.
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