En los años 30 y 40 del siglo XX, que
muchos consideran la edad de oro del cine norteamericano, una parte de los
directores, guionistas, actores y actrices de Hollywood se vincularon de una u
otra forma a las ideas progresistas de Franklin y Eleanor Roosevelt, plasmadas
en las políticas del New Deal. Algunos dieron un paso más en su compromiso político
y ayudaron la causa republicana en la guerra civil española y también hubo
quienes se afiliaron o apoyaron al Partido Comunista de los Estados Unidos.
Muerto Roosevelt, terminada la guerra
contra el nazismo e iniciada la guerra fría, buena parte de las elites políticas,
militares y económicas de Estados Unidos, decidieron impulsar un giro
derechista en la sociedad norteamericana y para ello era necesario acallar y
atemorizar a todos los sectores culturales con posiciones de izquierda, que por
cierto muchos de ellos eran de origen judío y procedencia centroeuropea. En esa
dinámica, el Comité de Actividades Antinorteamericanas, creado en los años 30 por el Congreso para
perseguir las actividades pronazis, cambió sus fines y se centró en la persecución de comunistas y
personalidades de la izquierda.
Como era de esperar, el Hollywood
progresista se convirtió en uno de sus principales objetivos. Muchos resistieron
con gran dignidad, otros se vieron obligados a abjurar de sus ideas e incluso a
denunciar a amigos y compañeros, cercados por el miedo o la desesperación ante
la perdida del trabajo, al ser incluidos en las listas negras.
Esta pagina de la historia de Norteamérica,
de héroes y villanos, perseguidores y perseguidos, ha sido tratada
tangencialmente en algunas películas. También ha sido motivo de una película de
1976 de Martín Ritt (director perseguido en su día), titulada “The Front” y
protagonizada por Woody Allen. Mas tarde, en el año 2005, George Clooney
realizo una formidable y premiadísima película, “Buenas noches y buena suerte”,
centrada en este caso en el papel de periodistas en la lucha por los derechos democráticos.
Y ahora llega a nosotros “Trumbo”, una
muy interesante y recomendable película, sobre el escritor, guionista y
director Dalton Trumbo.
La película, que sorprendentemente ha
tenido críticas regulares en medios españoles, no es un panfleto, ni tampoco
una versión beatifica de Trumbo. Es una excelente expresión de cine de hondo
calado político, pero destinado a llegar a todos los públicos y no solo a los
previamente convencidos.
La película describe el ambiente
contradictorio, sin duda como la vida misma, de unos intelectuales de prestigio,
bien situados económicamente, pero por encima de todo alineados con las causas
progresistas y de defensa de los trabajadores, también de los trabajadores de
los estudios de Hollywood. Describe los efectos demoledores en sus vidas y
condiciones de trabajo a partir de iniciarse su persecución política y las
listas negras y por supuesto las dramáticas rupturas personales, las
consecuencias en las familias. Todo ello con una visión muy matizada, nada de
brochazos gordos o lugares comunes.
A este respecto resultan de gran interés
las discusiones de Trumbo con su mujer y su hija, con Arlen Hird (guionista que
aguantó la persecución) o con el fantástico actor Edward G. Robinson (que acabó
traicionando). O las relaciones entre la líder de los anticomunistas de
Hollywood, la periodista amarilla Hedda Hopper y el actor Kirk Douglas y el
productor Frank King. O la actitud de un compañero de cárcel negro, influido
por la manipulación anticomunista, o las reacciones de los vecinos de un barrio
de clase media.
La película es fiel a la realidad de lo
que sucedió y por la pantalla desfilan personajes como John Wayne, el citado
Kirk Douglas, el director de cine Otto Preminger. Y nos recuerda que Trumbo, además
de ser el guionista de grandes películas como “Vacaciones en Roma”, “Espartaco”
o de “Éxodo” (filmada en un contexto diferente a la actual realidad de Israel y
Palestina y a la que muy posiblemente hoy Trumbo hubiera dado otro enfoque),
fue el director de “Johnny cogio su fusil”, una sobrecogedora película antibelicista,
basada en un libro que el mismo había escrito en 1939; una de las películas que
mas me ha impresionado en toda mi vida y con la que soñé angustiadamente
durante mucho tiempo.
Si “Trumbo” es una película estupenda,
se debe también a la formidable interpretación de Bryan Cranston, inolvidable
protagonista de la gran serie “Breaking Bad”. La cantidad y calidad de los
registros de Bryan, consigue hacernos entrar
en un personaje fascinante y complejo.
Como también son excelentes las interpretaciones de Helen Mirren, en la
detestable Hedda Hopper y el breve pero desternillante papel de John Goodman,
cada día mas gordo y mejor actor, representando al productor de películas de
bajo coste Frank King.
El director de “Trumbo”, Jay Roach, no
se había caracterizado hasta ahora como un director brillante, comprometido o
innovador. Pero aquí hace un trabajo honesto, serio, complejo y también
comercial. Todo un logro que recomiendo efusivamente.
Y un curioso detalle. Al terminar la película el público del cine Verdi de Madrid, aplaudió, algo que no es habitual.
Y un curioso detalle. Al terminar la película el público del cine Verdi de Madrid, aplaudió, algo que no es habitual.
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