Con toda razón, Steven
Spielberg esta considerado como uno de los grandes directores de la historia
del cine, aunque como otros genios también haya realizado alguna película olvidable.
Con “The Post”, traducida en España como “Los archivos del Pentágono”, en mi opinión
ha alcanzado otra de sus cimas creativas.
Por desgracia cada día
es menos frecuente encontrar películas políticas de calidad. Esta es quizás la
mejor película política de los últimos años. Con un añadido, es una obra de
profundo contenido ideológico, intensa, y a la vez muy dinámica y entretenida. Consigue
hacer pensar y disfrutar. Claro que para ello cuenta con una actriz fuera de
serie como es Meryl Streep, con una interpretación llena de matices que
engancha desde el primer momento. Como también resultan excelentes Tom Hanks,
superando su acartonamiento interpretativo de sus ultimas películas, y el resto
de los protagonistas.
La película es una
profunda defensa de la libertad de prensa frente a la manipulación de gobiernos
con actitudes autoritarias; una denuncia absoluta de la intervención norteamericana
en Indochina desde principios de la década de 1950 hasta principios de la década
de los 70 y una critica a las manipulaciones de presidentes republicanos como Eisenhower
y Nixon y demócratas como Truman, Kennedy y Johnson.
Spielberg no revela
nada que no supiéramos en sus aspectos generales, pero desarrolla a la perfección
los entresijos del funcionamiento de los grandes medios de comunicación y su relación
con los gobiernos y con el telón de fondo de la financiación de los mismos.
El magnifico guion pone
de relieve la complejidad de las actitudes personales y corporativas de periódicos
de las características del Washington Post o del New York Times; la dificultad
de tomas de decisiones en temas de enorme trascendencia y repercusión. Spielberg
y sus actores, huyendo de planteamientos simplistas o maniqueos, desmenuza de
manera soberbia las dudas, las presiones, las esperanzas, los miedos, la valentía,
de todo un gran periódico, desde la propiedad hasta los trabajadores de las
rotativas, así como las amenazas y represalias políticas, judiciales y económicas
desde el poder.
Es pura historia de la
lucha por la democracia, con hechos y personajes reales, que sucedieron hace
mas de 40 años, pero cuya vigencia es absoluta en nuestros días, como muy bien
ha quedado de manifiesto en los enfrentamientos entre Donald Trump y la prensa demócrata
norteamericana. Como también es de enorme actualidad e interés el papel que los
jueces pueden y deben desarrollar en la interpretación de los principios
constitucionales, con rigor e independencia política.
Habrá quien considere que
aquellos años dorados de la gran prensa liberal norteamericana han quedado atrás,
arrastrados en buena medida por los cambios en la propiedad familiar de los periódicos
y sobre todo por los cambios tecnológicos y el predominio de las redes de
internet y las nuevas formas de comunicación, mucho mas expuestos a la manipulación
y al simplismo de los mensajes, frente al rigor y la profesionalidad de un
periodismo solvente.
Spielberg es implacable
con el presidente Nixon, en tantos aspectos parecido a Trump, y las últimas imágenes
de la película enlazan con el siguiente escandalo protagonizado por aquel
presidente, el Watergate, que a la postre provocó su dimisión.
En todo caso salí del
cine pensando que ojalá nosotros en España hubiéramos tenido y tuviéramos ahora
unos medios de comunicación como el Washington Post y el New York Times. Realidades
como la corrupción hubieran sido denunciadas mucho antes y con mayor contundencia,
por no hablar de otros abusos de los diversos gobiernos, grandes empresarios e
instituciones de nuestro país.
En definitiva, una gran película, que
recomiendo absolutamente, de algo menos de dos horas en las que ni en un minuto
decae el interés y la atención y que debería ser proyectada y comentada en los
colegios y universidades.
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