Me entusiasma el cine musical
norteamericano, en especial el de los años 50 del siglo XX. Por eso las
primeras imágenes de la película “LA LA LAND”, me han resultado fascinantes, ya
que recuerdan a algunos de los grandes musicales de aquellos tiempos.
“La La Land”, une la música jazz (swing
y bebop), la música tecnopop de los años
80 y los bailes al estilo de las comedias de Gene Kelly. Y el resultado es
convincente y mira que es difícil competir con esos magníficos musicales, que
han pasado a la historia del cine, y cuyas imágenes, bailes y canciones son
conocidas y admiradas por mucha gente.
La estética de esta película también es
una combinación de los colores, (brillante technicolor), vestidos, peinados,
coches, mobiliario y decorados, de los años 50, de los 80 y de la actualidad,
con momentos deslumbrantes, a la altura de los grandes musicales en los que se
inspira.
La historia, una sencilla comedia de
amor romántico, con doble final, el real y el deseado, es igualmente muy típica
del soporte que daban a sus musicales grandes directores como Stanley Donen,
Vincente Minnelli, R.Wise o George Sidney.
Los dos protagonistas, Emma Stone y Ryan
Gosling, no son precisamente actores que me entusiasmen, (aunque Ryan me gustó
en dos muy buenas películas, “Drive” y sobre todo la divertida y truculenta
“The nice guys”), pero en “La La Land”, lo hacen muy bien y aunque desde luego
no son Gene Kelly ni Leslie Caron, cantan y bailan con dignidad.
El director de esta película, Damien
Chazelle, que el próximo jueves cumple 32 años, ya realizó antes una magnifica película,
de nuevo con el jazz como telón de fondo, “Whiplash”, una agobiante, tremenda y
fascinante película.
La conseguida banda sonora es de Justin
Hurtwitz y la canción central corre a cargo del cantante de neosoul John
Legend, que en la película interpreta a Keith, director del grupo de jazz.
“La la Land”, acaba de conseguir siete merecidísimos
Globos de Oro, (película, director, actor, actriz, guión, banda sonora y canción),
un autentico record.
Quizás lo único que le sobre a esta gran
película sea la escena relacionada con la visión de “Rebelde sin causa” de
James Dean, que no viene mucho a cuento.
“La la Land” es una buenísima ocasión
para ir al cine a disfrutar, a pasarlo bien; un buen antídoto a lo que les
espera a los norteamericanos y a todos los demás a partir del 20 de enero.
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