Las mujeres y los hombres progresistas
de nuestro país no nos merecemos lo que esta pasando. Ya sé que este no es un
argumento político, sino moral o psicológico, pero es cierto.
Tras cuatro años de políticas regresivas
en todos los ámbitos, tras numerosas y generalizadas movilizaciones sociales,
tras la irrupción de potentes fuerzas políticas con espíritu de renovación, regeneración
y progreso, tras una ininterrumpida sucesión de escándalos de corrupción, tras
el crecimiento de la población en riesgo de pobreza y a la vez el aumento de
los millonarios, tras el agravamiento del conflicto independentista, etc. etc.,
parece que estamos abocados a un nuevo periodo, que puede ser largo, de
gobierno del PP.
Una parte de los dirigentes del PSOE
consideran que a la derecha española, la realmente existente no la alemana ni
la belga ni la sueca, había que dejarla gobernar por nunca bien explicadas
“razones de estado” y sobre todo defienden que los socialistas no podían
mezclarse con esos “impresentables” de Podemos, los mismos que por cierto les
han permitido gobernar en varias Comunidades Autónomas.
Y han orquestado un golpe palaciego,
perfectamente diseñado desde hace meses, con el inestimable e incansable apoyo
del Grupo Prisa. La conspiración ha ido dando pasos como extraídos de la
lectura de Maquiavelo, hasta desembocar en la ofensiva final, encabezada por
Felipe González y continuada con la dimisión en bloque.
Un golpe, insisto que no se le puede
denominar de otra forma, para evitar un Comité Federal en el que podían quedar
en minoría, unas primarias que podían perder y un Congreso extraordinario en el
que los militantes posiblemente reafirmaran la línea política de Pedro Sánchez.
Para no dejar lugar a dudas, diré que no
comparto muchas de las actuaciones de Pedro Sánchez. Creo que cometió errores
de bulto en el anterior periodo, como abrir la negociación con Ciudadanos antes
de hacerlo con Podemos o al menos simultáneamente; ha sido excesivamente
tajante a la hora de no propiciar un acercamiento a Podemos, mas allá de que
Pablo Iglesias cometiera a su vez nefastos errores a lo largo de la anterior y
breve legislatura; no ha sido capaz de explorar vías de entendimiento con los
nacionalistas vascos y catalanes, etc.
Pero lo que no se le puede negar a Pedro
Sánchez es que hasta el día de hoy ha cumplido con los mandatos del Comité
Federal de votar no a Rajoy y en esa actitud todo parece indicar que sintoniza
con la mayoría de los militantes y votantes socialistas.
La situación es muy fluida y no me atrevería
a pronosticar que va a pasar en los próximos días y semanas. Se han hecho y
dicho cosas muy tremendas, sobre todo por el sector crítico y la experiencia
nos dice (sobre todo a los que hemos vivido trágicas crisis en el PCE y en IU)
que esas heridas no son fáciles ni rápidas de cicatrizar. Aunque en el pasado
el PSOE salio bastante reforzado de situaciones muy conflictivas como el
Congreso de Suresnes o el Congreso en que se derrotó la propuesta del abandono
del marxismo, que obligó a Felipe a retirarse momentáneamente.
Ahora lo peor sería enzarzarse en una
pelea jurídica. Porque lo que esta en juego es un enfrentamiento político. Es
verdad que en este conflicto hay un
claro contenido de lucha por el poder, por el deseo de permanencia y de reafirmación
de Pedro Sánchez, una rebelión de los barones que quieren mandar por encima de
sus ámbitos respectivos y una negativa a
retirarse definitivamente de algunos dirigentes históricos. Pero hay también
importantes diferencias políticas, que quizás Pedro Sánchez y su equipo (que no
son precisamente gente muy curtida en batallas políticas ni de profunda
formación ideológica) no han sabido
expresar bien hasta fechas muy recientes.
Esas diferencias políticas, reflejo de
la crisis de identidad de la socialdemocracia europea y su escasa iniciativa
ante la crisis económica y la crisis de construcción de la Unión Europea, deberían
debatirse y clarificarse.
Esta claro que Pedro Sánchez y los que
le apoyan apuestan por un gobierno progresista, pero tampoco han sido muy activos
en avanzar hacia ese objetivo; bien sea porque se han sentido maniatados por
los poderes fácticos del PSOE a la hora de negociar con Podemos, Ciudadanos y
los nacionalistas, bien sea porque no confiaban demasiado en lograr esa
ambiciosa apuesta. Han perdido mucho
tiempo, sobre todo en la anterior legislatura y es posible que no hayan sido
conscientes que los dirigentes críticos estaban montando una conspiración en
toda regla. Han pecado de ingenuidad y de miedo escénico ante un posible
gobierno con Podemos.
Y ¿ahora qué? Pues o mucho se enderezan
las cosas o Rajoy volverá a gobernar, bien a través de terceras elecciones,
bien a través de la abstención de una parte de los diputados socialistas.
Termino, por ahora, con dos reflexiones.
En España no habrá gobierno de progreso
sin la participación decisiva de los socialistas. La crisis o la decadencia del
PSOE mantendría a la derecha en el gobierno por muchos años. Así pues es de interés
común de todos los progresistas que el PSOE se recomponga y lo haga en torno a
una política de izquierda moderada.
Por ultimo, la crisis del PSOE “ha
venido estupendamente” para llevar a un segundo plano las fuertes tensiones
internas de Podemos, que en buena medida tienen muchos aspectos similares en lo
político y en lo orgánico. Por lo que haríamos muy bien la dirección y los que
estamos en Podemos en aprender de la catástrofe socialista y evitar la deriva
de enfrentamientos que en las ultimas semanas se han ido evidenciado; no se
trata de cerrar en falso debates y diferencias, ya que son imprescindible para
consolidar el partido, sino de evitar malas maneras y métodos.
El golpe dado al PSOE es un golpe dado a
toda la izquierda y a las posibilidades de un gobierno de progreso. Creo que
las hombres y mujeres progresistas tenemos que movilizarnos, cada cual donde
pueda y decir a los dirigentes del PSOE y de Podemos, que por ahí no se puede
seguir, que nos merecemos un gobierno alternativo y que esas direcciones deben
negociar para lograrlo.
Hoy por hoy el mejor Gobierno de progreso esta en el PP
ResponderEliminarUn ejemplo ahora mismo.
ResponderEliminar20 min en directo de Cospedal en un mitin. Canal 24 h. Sigue.
Y nosotros dándonos. Y ni Psoe ni Podemos ni nadie en la izquierda denuncia la manipulación.
Es más, cada uno buscando un medio más o menos afín a quién venderse.
Cospedal sigue hablando:24 min
Un ejemplo ahora mismo.
ResponderEliminar20 min en directo de Cospedal en un mitin. Canal 24 h. Sigue.
Y nosotros dándonos. Y ni Psoe ni Podemos ni nadie en la izquierda denuncia la manipulación.
Es más, cada uno buscando un medio más o menos afín a quién venderse.
Cospedal sigue hablando:24 min