En el año 2000 una
maravillosa película británica, “Billy Elliot”, nos emocionó a muchísima gente.
Una película de Stephen Daldry que es una apuesta por el respeto a la
diferencia, el derecho de los adolescentes a elegir y seguir su camino y además
un canto a la solidaridad obrera y una abierta denuncia al neoliberalismo. Con
unas interpretaciones magnificas y una música inolvidable, en especial las
versiones de “London Calling” de The Clash y sobre todo “Town called malice” de
The Jam mientras Billy corre y baila por las calles de la ciudad.
Ocho años después se estrenó
en Londres el musical. El guion era de Lee Hall, el mismo guionista de la película,
la dirección teatral del mismo director de la película y la música nada menos
que de Elton John. El éxito fue espectacular y la acogida de la crítica
impresionante, de manera que se llevó en el año 2009 hasta 10 premios “Tony”,
equivalentes a los Oscars en el mundo del teatro.
Ahora llega a Madrid la
versión en español.
Reconozco que no soy
muy entusiasta de las versiones de los grandes éxitos musicales británicos o
norteamericanos, aunque es verdad que sus adaptaciones en España cada vez son
mejores y de mayor calidad.
En este caso el
resultado es magnífico. Los productores han tirado la casa por la ventana. 2
años de preparación, incluyendo importantes obras de adaptación del Teatro Alcalá,
una ingente tarea de casting para seleccionar en especial a los actores niños y
adolescentes y sobre todo a los que van a desempeñar el papel de Billy, preparación
de la coreografía, escenarios, iluminación, música….
El éxito y las buenas críticas
están premiando el esfuerzo. La obra de más de 2 horas y media mantiene en todo
momento el interés, es aplaudida en numerosas ocasiones, impacta con el cambio
y juego de escenarios y entusiasma con la brillante actuación de los intérpretes,
en especial Billy.
La obra está
perfectamente ambientada en la huelga minera de 1984, tiene alto contenido político
y social, abiertamente progresista. Incluye 16 números musicales, que van
combinando estilos y ritmos. Hay un gran despliegue de actores, protagonistas y
bailarines, adultos, niños y adolescentes. Cuenta con nueve músicos en el foso,
que personalmente me parecieron lo más flojo del espectáculo.
El conocido actor
Carlos Hipólito asume el papel de padre y en general lo hace muy bien, salvo
cuando canta. Natalia Millán, guapísima y gran actriz, borda el papel de la
profesora de baile, la Señorita Wilkinson, Noemi Gallego divierte en el papel
de una abuela lenguaraz y políticamente incorrecta y el resto de los actores lo
hacen bien. Mención aparte merecen los niños y adolescentes; no puedo dar
nombres ya que hasta 6 intérpretes se van turnando, pero los que actuaron el día
en que yo fui eran formidables, Billy en primer lugar, pero también el que
representaba a su amigo Michael, con una excelente gama de registros
interpretativos.
El musical no tiene el
final apoteósico de la película, cuando Billy, ya triunfante bailarín,
interpreta el “Lago de los Cisnes”, quizás muy difícil de trasponer a un
musical, pero tiene una salida digna con una escena agridulce de la admisión de
Billy en la Royal Ballet School y a la vez la derrota de los huelguistas
mineros.
El entusiasmo del público,
con una muy notable presencia de niños y adolescentes, entre ellos mi nieta
Violeta y su amigo Fernando y con el teatro abarrotado, fue muy evidente.
Seguramente será un musical que permanecerá mucho tiempo en escena, máxime
teniendo en cuenta que por su complejidad técnica al parecer no se va a
representar en ninguna otra ciudad de nuestro país.
Este musical, para
todas las edades, que recomiendo fervientemente, refleja el nivel de calidad
que al menos en Madrid han alcanzado este tipo de espectáculos.
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