martes, 21 de febrero de 2017

PODEMOS: NUEVA ETAPA, NUEVOS RETOS


PODEMOS no se quebró en la Asamblea de Vistalegre II; para sorpresa de unos y decepción de otros. Es una buena noticia para quienes desean un profundo cambio progresista en nuestro país.

Dicho esto, que es lo importante, creo que la Asamblea no fue capaz de dar adecuada respuesta a algunas de las demandas imperiosas de la sociedad española y que se pueden resumir en cómo generar una amplia alianza política y social para desplazar a la derecha de las instituciones democráticas o al menos, hasta que ello sea posible, cómo bloquear y revertir sus políticas regresivas.

Para quienes venimos de una cultura política “clásica”, la Asamblea de Vistalegre II no tuvo nada que ver con un Congreso. Los documentos políticos y organizativos habían sido votados con anterioridad y los órganos de dirección ya habían sido elegidos. Además el carácter multitudinario de la reunión no dejaba espacio para el debate político en profundidad y no permitía la participación efectiva de los asistentes. La Asamblea se convirtió en un acto de reafirmación y proyección social. Sin embargo lo que había tenido sentido en el momento fundacional y preelectoral de Vistalegre I, no debería haberse repetido en Vistalegre II, cuyos únicos mensajes políticos que han quedado claros ha sido la voluntad de unidad interna, la reafirmación del liderazgo de Pablo Iglesias y la derrota de la candidatura de Iñigo Errejon. Insisto, no subestimo la importancia de esos mensajes, en especial el de la unidad, pero es evidente que de un Congreso político cabe exigir mucho más.

Se podrá argumentar que los documentos políticos habían sido debatidos y confrontados con anterioridad a la Asamblea. Tengo serias dudas. En las dos asambleas de círculos  a las que asistí como candidato de la lista de Errejon, buena parte de los asistentes intervinientes reconocieron que no habían leído los documentos, alegando su extensión y farragosidad.

Por otra parte en la Asamblea me impactaron negativamente dos cosas. La renuncia de Pablo Iglesias a realizar un balance de su gestión política desde el anterior Asamblea y el no aprovechar sus tres intervenciones, que las tuvo, para exponer su programa de acción futura, mas allá del objetivo global de echar al PP y denunciar la “triple alianza” (PP-PSOE-Ciudadanos). En segundo lugar, me preocupó, aunque no me cogio por sorpresa, que cuanto mas radicales eran las intervenciones, más aplausos recibían del publico, lo que resultó muy evidente en las arengas que nos echaron los dos máximos dirigentes de la corriente Anticapitalista.

La restructuración posterior a la Asamblea de los máximos órganos de dirección y del grupo parlamentario, aunque pueden ser comprensibles desde una lógica partidaria, en este caso bien tradicional, personalmente creo que es un derroche político que PODEMOS no debería permitirse prescindir de la probada capacidad de dirigentes como Errejon y otras personas de su candidatura u otros como Nacho Álvarez.

En definitiva la reorientación política de PODEMOS, mas allá de utilizar o no calificativos clásicos como de giro a la izquierda o radicalización, sí creo que va a dificultar el avance en ese objetivo de crear amplias alianzas políticas y sociales para ganar a la derecha y detener sus iniciativas. La interlocución con el PSOE va a ser aun más difícil, en todos los ámbitos (local, autonómico y estatal) y supongo la alegría que deben albergar algunos dirigentes y sectores socialistas ante el giro de PODEMOS, ya que seguramente les va a facilitar una paulatina recuperación del electorado moderado de izquierda y centro-izquierda, a los que a partir de ahora el discurso de PODEMOS puede no gustar.

Un mayor equilibrio interno entre las diversas posiciones y un mantenimiento del papel de Errejon, de paso hubiera fortalecido las posiciones de Pedro Sánchez, más partidario de forjar una amplia alianza progresista.

Pero lo pasado, pasado esta. Ahora hay que mirar hacia delante, como de forma rotunda y leal se ha comprometido Iñigo Errejon.

PODEMOS y desde luego todas las fuerzas políticas de nuestro país, tenemos un primer e inmediato reto: la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para el año 2017. Ello conlleva replantearse los ingresos y la política fiscal, de manera que garantice una nueva reducción del déficit publico y también señalar las prioridades de gasto publico, evitando nuevos recortes sociales y revirtiendo en lo posible una parte de los ya realizados (sanidad, educación y dependencia). En este terreno PODEMOS deberíamos ser capaces de trazar un acuerdo básico con el PSOE, con los nacionalistas de izquierdas e incluso con Ciudadanos.

El segundo reto es la negociación de una salida al grave conflicto político en Cataluña (sin olvidar el conflicto latente con el gobierno vasco del PNV). En este terreno PODEMOS debe hilar muy fino, manteniendo sus compromisos con sus aliados en Cataluña, País Valenciano, Galicia, Baleares, etc. y a la vez buscar un cierto acuerdo con el PSOE, para que se aleje del PP y no sirva de coartada para la increíble pasividad de Rajoy. La portavocia de Errejon en la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados puede dar mucho juego al respecto.

En tercer lugar, PODEMOS debe contribuir a que España juegue un papel activo en el ámbito de la Unión Europea en la ingente tarea de relanzar el proceso de avance de las políticas progresistas en el ámbito de la lucha contra el paro y la pobreza, de armonización fiscal, de cohesión social, de derechos humanos, de pacificación del Oriente Próximo.

En los próximos años la Unión Europea se juega su futuro, atenazada por los diversos fundamentalismos externos (Trump, Putin, los islamistas) y el crecimiento interno de la extrema derecha. En esta recuperación política de la Unión Europea las fuerzas progresistas deben articular amplias alianzas, incluyendo a los partidos verdes y también a los de centroderecha. En ese marco PODEMOS debe tener capacidad de propuestas; la presencia de Pablo Bustinduy al frente de la Secretaria de Relaciones Internacionales es una buena garantía.

No son pequeños ni fáciles los retos que tiene PODEMOS, de ahí la necesidad de afrontarlos con rigor, con inteligencia política, sin sectarismo, con ideas claras y razonadas que puedan convencer a una amplia mayoría de la ciudadanía, con equipos dirigentes capaces y con el máximo respeto a la diversidad interna y a los deseos de unidad.

Cabe la posibilidad de Rajoy si no logra el aval para los presupuestos convoque elecciones esta primavera. PODEMOS debe estar preparado para esa eventualidad.



lunes, 13 de febrero de 2017

"BILLY BUDD": UNA GRAN OPERA DE BRITTEN


Las operas de la segunda mitad del siglo XX hasta hoy, salvo algunas excepciones, no me gustan, no me emocionan. La mayor excepción son  las del gran compositor británico Benjamin Britten.

Britten nació en 1913 en  un pueblo costero inglés y el mar esta siempre muy presente en su música. Fue homosexual, pacifista, de izquierdas y en su juventud sufrió hostilidad en la rígida Gran Bretaña anterior a la Segunda Guerra Mundial. Murió relativamente joven, en 1976,

Hace unos meses en el Teatro Real de Madrid programaron “Death in Venice” y en estos mismos días esta en cartel “Billy Budd”.

Junto con su opera más famosa, “Peter Grimes” y “War Requiem” (un estremecedor poema sinfónico), “Billy Budd” es la cima creativa de Britten, que compuso otras operas destacadas, como “A midsummer night´s dream”, “The rape of Lucretia” o “The turn of the screw”. 

Britten se apoyó siempre en textos de grandes escritores, desde Herman Melville a Shakespeare, de Henry James a Thomas Mann o Guy de Maupassant. “Billy Budd” esta basada en una novela corta de Herman Melville (y en bastantes momentos recuerda escenas de su obra maestra “Moby Dick”). Para su adaptación Britten contó con el gran escritor ingles E.M.Forster (autor, entre otras, de “Maurice”, “Howard´s End”, “Pasaje a la India” o “Una habitación con vistas”)  y con el director teatral Eric Crozier.

“Billy Budd” es una muy dramática historia que transcurre íntegramente en el barco de guerra británico “El Indomable”, en 1979 en plena guerra con la Republica Francesa. Con una tripulación, enrolada a la fuerza, con ínfimas condiciones de vida, con un trabajo durísimo y sometida a la brutal disciplina de unos mandos asustados por los efectos contagiosos de la Revolución Francesa, que ya había provocado motines en otros barcos de guerra y que viven todo el tiempo acechando cualquier actitud de rebelión. Aunque curiosamente la tripulación adora al Capitán Vere, honesto aunque muy exigente, por sus notables victorias frente al enemigo francés.

En ese contexto, llega al barco Billy Budd, un joven de gran belleza, notable bondad y probada lealtad, que despierta rápidamente la simpatía y el apoyo de sus compañeros, las sospechas de los oficiales (ya que procedía de un barco llamado “Derechos del hombre”) y sobre todo revuelve la homosexualidad larvada y reprimida del capitán y del oficial de armas, el primero ganado por las cualidades de Billy, el segundo dispuesto a destruirlo como sea, la única forma para él de evitar cualquier tentación.

El montaje del Teatro Real es espectacular, a pesar la aparente sencillez. Nos traslada de forma inmediata a bordo de un barco de guerra en medio de la niebla del mar Cantábrico. Hay momentos impresionantes, como la persecución a un barco de guerra francés, que parece que el público lo esta viviendo, o las conversaciones de la marinería en las hamacas. El cambio de ambientes y  situaciones se resuelve con gran imaginación, e insisto, de manera muy simple. Un gran acierto de montaje.  

“Billy Budd” es lógicamente una opera sin personajes y voces femeninas, que sin embargo consigue una gran diversidad en la sonoridad vocal, por el variado juego de los bajos, tenores y barítonos. El coro tiene un notable protagonismo, con momentos sobrecogedores, y está insuperable bajo la habitual dirección de Andrés Maspero; personalmente cada vez me gusta más el Coro del Teatro Real.  

Todo el elenco vocal, sin ser muy conocidos en España, están magníficos.

La música de “Billy Budd”, es bellísima, de una gran riqueza sonora, una mezcla de clasicismo (no en balde a Britten se le considera uno de los herederos de Henry Purcell), modernidad (también es un compositor influido por Alban Berg) y elementos del folk británico, con momentos de gran sensibilidad y otros de intenso dramatismo. La Orquesta del Teatro Real, sin ser de primera magnitud, está muy bien y el director Ivor Bolton se marca un buen tanto dirigiendo con brío y a la vez con matices esta compleja opera.

Para quien no pueda asistir a este gran acontecimiento operístico, hay excelentes versiones en cds (y por supuesto en la red), siendo la referencia, hasta ahora imbatible, la que dirigió el propio compositor con la Orquesta Sinfónica de Londres, en una grabación de 1968 de la discográfica DECCA y con su amante, el extraordinario Peter Pears en el papel del Capitán Vere.



lunes, 6 de febrero de 2017

PODEMOS: MAS INICIATIVA POLITICA, MEJOR ORGANIZACION, MAS PLURALISMO


La presentación la semana pasada de tres listas de candidatas y candidatos para el próximo segundo congreso estatal de PODEMOS, se ha vivido por bastantes activistas, simpatizantes y votantes con preocupación, desconcierto e incluso alarma. La inmensa mayoría de los medios de comunicación se han apresurado a cargar las tintas, adelantando que se avecina la ruptura de la organización, confundiendo sin duda sus deseos con la realidad.

Es muy posible que el mayor impacto haya sido la presentación de la candidatura de “Recuperar la ilusión”, encabezada por Iñigo Errejón, considerado de forma unánime como el segundo dirigente de PODEMOS; de hecho desde los orígenes de la organización existía ya una corriente muy estructurada, “Anticapitalistas”, sin que ello haya causado problemas de entidad.

¿Es normal que una organización con ni siquiera 3 años de vida, en su segundo congreso se enfrente a la presencia de tres listas para su máximo órgano de dirección?  

Ya he escrito en otras ocasiones que PODEMOS,  a diferencia de los demás partidos políticos de nuestro arco parlamentario, no se configuró en base a una base ideológica común, como en su día lo hicieron los comunistas, los socialistas, la derecha o los nacionalistas. Por el contrario PODEMOS es una organización que integró a gente con dos referencias básicas: el rechazo al estado de cosas en que nos encontrábamos en el año 2011 y el deseo de un cambio en profundidad (que ni siquiera estaba identificado salvo en unas pocas cuestiones muy genéricas) y de hecho los slogans unificadores eran tan sencillos y a la vez tan ambiciosos como “que no nos representan” y “sí se puede”.

Tres años después son casi 450.000 inscritos y en torno a 100.000 activos y bastantes cientos de cargos institucionales. Un crecimiento de esas dimensiones en ese corto espacio de tiempo, teniendo que abordar nada menos que nueve procesos electorales (Europeas, autonómicas, locales, 2 estatales y 4 de ámbito autonómico especifico), exigía, como muy bien se dijo, “correr sin atarse los cordones”.

Ahora con experiencia institucional y con responsabilidades de gobierno, en una situación tan compleja como la de nuestro país, ha llegado el momento de “atarse los cordones”. Lo que era imposible y prematuro hacer en el primer congreso de Vistalegre, hay que hacerlo en este segundo Congreso, sin que nadie sueñe con que quedara todo perfilado ni política ni organizativamente.

Y en ese contexto pensar que la enorme pluralidad y diversidad de PODEMOS no iba a tener diversas expresiones organizadas, era un espejismo y desde luego hasta hubiera sido sospechoso, mas aun en un partido que tiene como una de sus señas de identidad estar todo el día opinando sobre todo lo divino y humano en las redes, empezando por sus máximos dirigentes.

Sin embargo muchas personas se preguntan ¿pero hay tantas diferencias entre las candidaturas que encabezan Pablo Iglesias e Iñigo Errejón? ¿No estaremos ante una mera lucha por el poder? Es evidente que hay muchos más aspectos comunes, compartidos, que elementos diferenciadores; normal, forman parte del mismo partido. No hay diferencias antagónicas, ni en lo político ni en lo organizativo. Pero hay diferencias de cierta entidad, sobre todo diferencias de cómo seguir avanzando políticamente y como seguir consolidándose organizativamente. Basta leer los diversos documentos presentados por las candidaturas de Iglesias y Errejón para comprobar esos dos aspectos: no hay antagonismo, pero hay diferencias que es mejor sacarlas a la luz, debatirlas sin tapujos y sin complejos.

La experiencia aconseja que es más positivo y constructivo discutir a fondo en un proceso congresual, que ir arrastrando los problemas en el día a día de la organización. Y en este Congreso hay que lograr síntesis en lo que se pueda y pactar los desacuerdos cuando no se pueda. Es cierto que el método congresual que hoy día tiene PODEMOS es muy mejorable, ahora el Congreso queda casi reducido a un tramite de confirmación: los documentos y las candidaturas vienen aprobadas previamente; en el futuro habrá que darle una vuelta a este sistema.

¿Hay clima para lograr consensos? Es lógico que las redes echen humo a menos de una semana de Vistalegre II, PODEMOS es como es y aun no se han sedimentado suficientemente unos mecanismos tranquilos de debate, convivencia, respeto a las diferencias. Pero tiene una ventaja indudable frente a los procesos congresuales habituales: no se pone en cuestión al máximo dirigente del partido.

Quienes tenemos una larguísima historia de militancia en la izquierda sabemos de sobra que la clave de muchos congresos que hemos vivido, al final se resumía en quién iba a ser el Secretario General. Afortunadamente ese gran escollo quedó despejado muy pronto en el proceso congresual de PODEMOS, cuando Iñigo Errejón adelantó que en ningún momento se iba a presentar a la Secretaria General y que SU Secretario General era y seguiría siendo Pablo Iglesias.

El Congreso de Vistalegre II no va a ser ni fácil, ni cómodo, ni tranquilo. Pero es que no estamos ante una organización de perfil moderado, conservador o estabilizado. Es una organización en construcción, vivísima, formada muy mayoritariamente por jovenes, con menos de tres años de existencia y aun tendrá mucho que aprender y madurar, como también les esta pasando a los cargos institucionales. (No quiero volver a recordar los años que tardaron en asentarse el PCE, el PSOE, el PNV, o el PP, por no hablar de los bandazos de ERC, o el final de la UCD y de CiU).

El gran, grandísimo reto,  que hay por delante es salir de Vistalegre II con más claridad en la estrategia política, con un funcionamiento organizativo mas descentralizado y democrático y un equipo de dirección plural, sólido, y con voluntad de consenso.

Estoy convencido que se va a conseguir y el día 13 de febrero la ciudadanía de nuestro país seguirá contando con un PODEMOS unido, con más capacidad política para resolver sus demandas y necesidades de las clases populares, trabajando en las instituciones democráticas y apoyando las luchas de la sociedad civil.