miércoles, 30 de enero de 2013

OBAMA REGULARIZA LA INMIGRACION: TODO UN EJEMPLO


En medio de tantas malas noticias, el presidente Obama ha empezado su segunda legislatura con voluntad de progreso y la decisión de regularizar la inmigración ilegal es un buen ejemplo. Como todos sabemos Estados Unidos, un país tan dual en tantas cosas capaz de las iniciativas mas terribles y agresivas y de propuestas innovadoras y progresistas, se ha debatido con frecuencia entre la generosa apertura de sus fronteras a intensos procesos migratorios y oleadas de racismo y xenofobia. Racismo y xenofobia que a veces han protagonizado las terceras o cuartas generaciones de una nacionalidad con las migraciones de otros países llegadas posteriormente.De ahí el valor de un proceso regulador que va a beneficiar sobre todo a población "hispana" y asiático y no a blancos europeos.Y supongo que esto levantara fuertes rechazos en sectores de esa "profunda América", heredera de esos racistas que de forma brutal, brillante, veraz y espectacular retrata Tarantino en su ultima película "Django desencadenado".

Pero aun mas significativa que la decisión política en si, es la justificación que Obama ha utilizado. Lo mucho que los inmigrantes irregulares están aportando al crecimiento económico de Estados Unidos y lo mucho que pueden contribuir a que el país salga de la crisis. Ese argumento, que allí y en otros lugares del mundo sometidos a fuertes procesos migratorios han defendido ONGs solidarias, sindicatos o partidos y organizaciones progresistas frente a las criticas acervas de los neoliberales, lo ha utilizado nada menos que el Presidente de la primera potencia mundial.

Vamos lo mismito que se oye por aquí! Una vez mas, a pesar de sus condicionantes y evidentes limitaciones, Obama esta demostrando su compromiso con los sectores mas débiles de la sociedad norteamericana, que ni se equivocaron al votarle ni después al reelegirle. Todo un ejemplo para nuestro país

domingo, 27 de enero de 2013

¿ESPAÑA ES UN PAIS DE MIERDA? : CONVERSACIONES EN EL BUENDI 2




Hemos sido un país tradicionalmente dado a la depresión colectiva o al pesimismo. Sin duda motivos no nos han faltado a lo largo de nuestra historia. Hoy de nuevo estamos sumidos en la sima de la desesperación. Cada vez es mas frecuente oír esa  frase “este es un país de mierda”. Y cabe preguntarse “¿realmente España es un país de mierda?”.

No pretendo dar una respuesta tranquilizadora o de avestruz ilusa. No participe de “España va bien” del aznarismo ni tampoco del espejismo de Rodríguez Zapatero que hace tan solo cinco  años nos decía que habíamos superado ya a Italia y que alcanzar a Francia estaba al alcance de la mano. Pero aun tengo memoria.

Por ello recuerdo lo que era nuestro país cuando nació mi hijo Javier, hace 35 años. Por no hablar y ya es decir, de vivir sin libertad, solo algunos aspectos de la vida cotidiana. No había prácticamente atención primaria de la sanidad publica; solo las medianas y grandes ciudades tenían insuficientes y  deficientes hospitales; la escuela publica era limitada, sin calidad y sin medios; la universidad solo para las clases burguesas y básicamente para los hombres; quien tenia un hijo o una hija con algún tipo de discapacidad no tenia ningún apoyo y los adultos con discapacidad se mantenían enclaustrados en sus casas o en centros horripilantes; la mayoría de las viviendas de las clases trabajadoras tenían graves carencias de calefacción; las familias obreras no sabían lo que era un friegaplatos y muchas tampoco una lavadora automática. Millones, sí millones, de personas no habían salido de su pueblo, salvo los hombres para hacer la mili. Millones, sí millones, de personas no habían ido nunca de vacaciones, ni conocían el mar. Millones de familias trabajadoras no tenían coche. Millones de familias modestas no tenían en su casa libros, discos, incluso televisión o teléfono. Gran parte de las clases trabajadoras no habían visitado nunca un museo. Ser viejo en la mayoría de los casos era ser pobre, enfermo, estar recluido en casa. La contaminación campaba por sus anchas, sin ninguna preocupación por el medio ambiente. El deporte y los centros deportivos eran algo inexistente para la generalidad de la población, que se conformaba con ver u oír los partidos de futbol o la vuelta ciclista. Los jóvenes no salían de España sino era como emigrantes, exiliados o en el mejor de los casos de visita a Lourdes o a Fátima con el colegio de curas o monjas. ¿Y lo que se tardaba en ir en transporte publico de Madrid a Barcelona o a Malaga?

Y si ponemos todo ello en clave de género, hoy resulta inconcebible el nivel de marginación, explotación y humillación de la mujer. Y si lo ponemos en clave de orientación sexual, los/as homosexuales iban a la cárcel o eran multados por aplicación de la Ley de vagos y maleantes. No había información ni medios para el control de la natalidad. Quienes querían interrumpir su embarazo y tenían dinero se iban a Londres y los demás arriesgaban su salud a través de prácticas clandestinas. Todo ello por no hacer referencia a la España rural, en la que todavía Vivian una parte importante de la población de regiones como Galicia, Extremadura, Castilla León, Castilla La Mancha, Aragón o Andalucía.

¿Qué tiene que ver esa España, de 1977, no del siglo XIX, es decir de antes de ayer,  con la actual? Nada. Nada. Somos otro país. Y eso no nos lo ha regalado nadie. Lo hemos logrado nosotros. Una sociedad que floreció al conseguir la democracia.

En 35 años nuestro país ha conseguido la más impresionante transformación, en rapidez y profundidad del mundo desarrollado. Es un logro del que deberíamos estar bien orgullosos.

Es cierto que la crisis y la corrupción están deteriorando y limitando los avances conseguidos y que amenazan con poner en peligro la calidad de vida y el bienestar social de buena parte de nuestra sociedad. Y debemos luchar y estamos luchando para evitarlo.

Y lo evitaremos. Con más democracia, con más participación social y también con el sentimiento de formar parte de un proyecto colectivo, sí con un patriotismo progresista, solidario y creativo, algo de lo que la izquierda tenemos aprehensión de mencionar. Y también evitando la tentación derrotista de tirar el agua sucia y el niño, es decir la corrupción junto con los políticos y las instituciones democráticas. Porque en estos 35 años decenas de miles de políticos han contribuido a cambiar a mejor nuestro país. (Recomiendo leer un lúcido articulo de Soledad Gallego en El país dominical de hoy).

En definitiva el nuestro  no es un país de mierda, aunque algunos se desvivan para que así sea. Pero no les vamos a dejar. 




  

miércoles, 23 de enero de 2013

RECORDANDO A JAVIER SAUQUILLO Y A LUIS JAVIER BENAVIDES




Hoy es el 36 aniversario de la Matanza del despacho laboralista de Atocha. No voy a hacer un post estrictamente político, tan solo un recuerdo de lo felices que éramos antes de que sucediera.

A Lola, a Javier, a Elena y a mí nos gustaba ir al campo los fines de semana y si había un puente aprovechábamos para hacer una excursión mas larga. Como en mayo de 1974 que nos fuimos a Lisboa a empaparnos de la Revolución de los Claveles. En marzo del 76 teníamos un puente por delante y decidimos irnos a la Sierra de Cazorla. Como Elena y yo teníamos ya un “dos caballos”, invitamos a mi hermana Elisa y a Luis Javier Benavides, cuya familia era de Jaén,  para que vinieran con nosotros. Por su parte nuestro eterno amigo Javier García Fernández, Panfle, se apuntó con Lola y Javier, al igual que otras muchas veces.

Como siempre que íbamos juntos disfrutamos mucho. Hablábamos de cine, de teatro, de novelas, de casos que llevábamos en el Despacho de Españoleto 13, repitiendo anécdotas divertidas, de ligues y líos de amigos y amigas, de historias que habíamos vivido en la Facultad y por supuesto mucho de política.

Lola, Javier, Panfle y yo, en aquel momento, estábamos militando en una fracción secreta dentro del PCE, llamada la “OPI” (Oposición de Izquierdas del PCE), un nombre con rancio sabor trotskista. Nos parecía que la política de Carrillo y la dirección del Partido, el Pacto por la Libertad, estaba demasiado escorada hacia la derecha y que se hacían excesivas concesiones a los partidos centristas y a la burguesía reformista. A pesar de ser una fracción supuestamente clandestina, el resto de los camaradas de la célula de abogados estaban al tanto y nos tenían a todos los de la OPI en lo que llamábamos “la nevera”, sin poder ejercer plenamente los derechos de militancia.

Discutíamos mucho pero sobre todo vivíamos con ilusión: se palpaba que el gobierno de Arias Navarro tenía los días contados y que ya faltaba poco para conseguir la democracia.

Por eso estábamos alegres. Javier, además de su ingente cultura, tenía un afilado sentido del humor. Luis Javier, más callado, era dulce y cariñoso y era un placer convivir con él. Todos teníamos planes de futuro. Elena y yo pensábamos tener un hijo en cuanto se despejara el camino de la democracia. Lola y Javier también. Luis Javier y Elisa pensaban en consolidar su relación viviendo juntos, Elisa ya tenía alquilada la casa muy cerca de nosotros. Y pensábamos en cómo montar los servicios jurídicos de las CCOO una vez legalizadas y los de las Asociaciones de Vecinos democráticas. Panfle sería catedrático y escribiría libro tras libro. Sí, todo eran luminosos planes de futuro.

La excursión fue un éxito, no hay más que ver las fotos que nos hicimos. Y eso a pesar de las carreteras. Por cierto nuestro “dos caballos” respondió mejor que el R5 de Lola y Javier, que se quedó atrapado entre la nieve de un camino de montaña.

A las pocas semanas de volver a Madrid, nos detuvieron a los cuatro en la Manifestación de la Amnistía de abril del 76, cuando íbamos en el coche de Javier y Lola bloqueando el tráfico y haciendo sonar la bocina por el Paseo del Prado. Dos meses en las cárceles de Carabanchel y Yeserias, pero el régimen ya se caía.

Ese verano, Luis Javier, Elisa, Elena  yo volvimos a hacer excursiones, por Santander. También fuimos a ver a Lola y a Javier a su recién terminada casa en Liendo al lado del mar. Suárez ya era Presidente del Gobierno y todas las  mañanas ¡oíamos las noticias de Radio Nacional!, sí definitivamente aquello estaba cambiando.

Éramos jóvenes y felices. Teníamos una vida nueva por delante. Hasta que el 24 de enero de 1977 mataron a Javier y a Luis Javier y a tres camaradas más y casi a Lola y a Luis Ramos. Elena estaba ya embarazada: nuestro primer hijo se llama Javier.     

lunes, 21 de enero de 2013

LAS ANDANZAS DE LUIS BARCENAS: TODOS LO SABIAN




En la primera semana de noviembre de 1992 tome posesión como Director General del INSERSO. Algunos días antes tuve una larga entrevista con mi antecesor que me puso al corriente, entre otras cosas, del equipo directivo, en su sentido amplio, con que me iba a encontrar. Una semana después tuve una reunión en Zamora con todos los Directores Provinciales y en el viaje de ida y vuelta la persona que ostentaba la segunda responsabilidad de la Institución me hablo largo y tendido del personal de la casa. En las siguientes semanas fui recibiendo a numerosos responsables y técnicos, unos a instancias mías, otros a petición propia. A los muy pocos meses de estar allí, conocía con bastante precisión las tripas de un INSERSO, que en aquellos momentos tenia trabajando cerca de 13.000 personas y casi 1.000 en los servicios centrales. Es cierto, que algunas informaciones recibidas estaban inevitablemente sesgadas, que hubo aspectos de los que tarde tiempo en enterarme, que tuve meteduras de pata de cierto calibre y que incluso cuando casi ocho años después dimití y me fui despidiendo de la gente, me lleve alguna grata e ingrata sorpresa.

Este largo y personalista preámbulo, contando una experiencia que seguramente muchos otros responsables políticos habrán tenido,  viene a cuento de María Dolores de Cospedal, con la que por cierto tuve ocasión de trabajar cuatro años  y conocer directamente su capacidad, ambición y asepsia o vacío ideológico. Sus reiteradas declaraciones de que ella no sabia nada de los teje manejes de Luis Barcenas, extesorero del PP y esas respuestas de “por lo que yo se….”, son insostenibles. O nos toma por tontos a la ciudadanía o pretende que la tomemos por tonta. Y ni nosotros somos tontos, ni ella tampoco lo es. Ella, sus colegas en la dirección del PP y sus jefes, el actual presidente del gobierno y José María Aznar, tenían que saber perfectamente lo que hacia su tesorero.

Si en una organización hay un puesto clave ese es el del que lleva las finanzas, el que cobra y paga. Es la responsabilidad más delicada y que requiere mayor confianza. No es una persona que vaya por libre, ni se le elige al tuntún. Cuestión distinta es que los que están por encima de el, le den carta blanca o instrucciones genéricas o no quieran saber los detalles concretos o conflictivos de la gestión económica; pero en ese caso hay una evidente responsabilidad política por dejar hacer y no mancharse, pero no una ignorancia de cual es la gestión que se esta realizando. Un partido como el PP no es un club de montaña ni una asociación cultural; son la mayor organización asociativa política del país, con una notable   base afiliativa, con numerosos cargos públicos e importantes responsabilidades de gobierno, con numerosas y costosas actividades y campañas electorales y en definitiva con un presupuesto de funcionamiento considerable, cuya gestión resulta decisiva para la pervivencia y el éxito de la organización. Así que de desconocimiento e ignorancia, nada de nada, porque si fuera cierto es para que los militantes echaran inmediatamente del PP a toda su cúpula directiva actual y los que han estado en ella durante los muchos años de gestión de  Barcenas, por entupidos e inútiles.

Pero dicho esto e insistiendo en la responsabilidad política de los dirigentes del PP, esta historia tiene excesivos tintes de guerra de la extrema derecha (de dentro y de fuera del PP) contra Rajoy y su equipo mas cercano. Esa extrema derecha que quiso descabalgarlo sin éxito en el año 2008 a favor de Esperanza Aguirre y el aznarismo, que  con el triunfo de Rajoy en noviembre del 2011 reculo y que ahora con tantas fuegos que tiene el gobierno y con su caída en picado en intención de voto, han visto la ocasión de darle la estocada o chantajearle para que de un giro a su política y haga un nuevo gobierno mas afín al extremismo neoliberal y reaccionario.

El que la izquierda tengamos una valoración tremendamente negativa del primer año de la presidencia de Rajoy, no debe hacernos olvidar que hay un posible camino mas, mucho mas, a la derecha del actual gobierno. Rajoy, a pesar de todo,  no colma las demandas y expectativas de intereses muy diversos e insaciables: desde la conferencia episcopal a la patronal mas ultra, desde la derecha mediática hasta los españolistas decimonónicos que quieren la vuelta al centralismo, desde las sectas pseudoreligiosas a los que añoran una sociedad sin gays ni divorcios ni igualdad de genero.

Rajoy y su equipo se juegan mucho en esta historia y solo tienen una salida: cortar por lo sano, reconocer y depurar las responsabilidades, aunque de rebote se lleve por delante a algunos de los actuales dirigentes. Harían un favor a su partido y por supuesto a nuestra maltrecha democracia.

Las declaraciones de Cospedal y el tradicional estilo pasivo de Rajoy no hacen concebir muchas ilusiones al respecto. Pero que no olviden que la caída del PSOE en los años 90 empezó por FILESA.    

 

miércoles, 16 de enero de 2013

LADRONES, POLICIAS... Y EL RESCATE




El patio de mi colegio (los Sagrados Corazones de Martín de los Heros) era bastante grande y en los recreos unos jugaban al futbol y otros lo hacíamos a policías y ladrones, también llamado “el rescate”. ¿Quién nos iba a decir que 50 años después todo el país contemplaría estupefacto como están de actualidad, “policías”, “ladrones” y “el rescate”?

Lo de los ladrones ha tenido una nueva entrega con los líos que se traen los capitostes de CIU, que son muy capaces de compaginar su amor por un nuevo Estado Catalán y la creación de la nueva Agencia Tributaria de la Generalitat, con defraudar, llevarse el dinero negro a otros países, cobrar una mordida por hacer contratos con el sector privado…etc. Supongo que esa nueva Agencia Tributaria catalana que preparan estará dirigida por alguien del clan, no vaya a ser que a algún inspector honesto le de por tirar de la manta. Pero lo que mas merito tiene es que algunos de estos mangantes de guante blanco son además devotos demócrata-cristianos. Claro que una buena confesión y la oportuna absolución ayudan mucho para ir por la vida sin preocupaciones.

Y claro esto de llevarse el dinero a Suiza es contagioso y ahí tenemos al extesorero del PP con una cuenta de nada menos que 15 millones de euros, los ahorros de una vida bien aprovechada. Le podía haber prestado algo a la esposa del Presidente de la Comunidad de Madrid (no tienen gananciales) que ha tenido que hacer una hipoteca para comprarse su ático de Marbella.

Lo de los policías, también tiene merito. Ser miembro de las fuerzas de seguridad y tener que espiar a dirigentes políticos e institucionales, por encargo de los que son de su mismo partido, debe poner de los nervios a los que tienen que cumplir ese encargo. Y eso que todavía no ha trascendido a la opinión publica que era lo que tenían que espiar: si los posibles ligues, si se iban de copas con mafiosos, si jugaban al bingo, si se travestían en un karaoke, si tenían reuniones de trabajo para conspirar contra los suyos, o si se reunían con periodistas para largar.

Me gustan las nuevas series de televisión norteamericanas como “The wire”, “Los Sopranos” o “The good wife”, porque te enteras de muchas cosas del funcionamiento de la sociedad norteamericana de las que no es fácil tener conocimiento en otro país. Y me impresiona el personaje de Eli Gold, director de campaña electoral del fiscal Peter Florrick en la serie “The good wife”, resultan increíbles muchas de las cosas que hace, pero la decisión de dirigentes  del PP de Madrid de espionaje policial a sus compañeros/rivales de partido, no desmerece nada de los emocionantes capítulos de esta serie. Como tantas veces se dice, la realidad suele superar a la ficción.

Y ¿del rescate que? Algo domesticada, por el momento, la prima de riesgo, al parecer se aleja la posibilidad de solicitar el rescate. Pero ¿quién ha dado alguna explicación?  ¿Quién ha comparecido ante las Cortes o al menos ante los medios de comunicación para informar de cual es la situación en términos de necesidad de financiación del Estado para sostener la deuda en el año 2013? ¿O quien ha expuesto cuales son las perspectivas, sin rescate, del reestablecimiento de los flujos financieros de la banca española hacia sus posibles clientes? ¿O cuales son las consecuencias para las empresas españolas de que haya o no rescate?

Nada de nada. Mudez sobrevenida.

Tanto la perspectiva de rescate como la de no rescate, son temas de absoluta importancia para nuestro país y requiere que el presidente del gobierno informe a la ciudadanía de cómo están las cosas. Pero nos siguen ninguneando. Deben pensar que de esto no entendemos y que para que nos van a liar la cabeza con una jerga que solo los economistas neoliberales comprenden.

Así que apañados estamos, entre ladrones, policías, mudos sobrevenidos y compradores de áticos en Marbella. Y encima Guardiola se va al Bayern de Munich.

martes, 15 de enero de 2013

IÑAKI GABILONDO Y LOS SINDICATOS





Este es un articulo de Iñaki Gabilondo. No se puede escribir mejor y mas clarito. Asi que hoy mi post es la reproduccion integra de este articulo

¿MUERTE A LOS SINDICATOS?

 
Nueva moda. Rajar de los sindicalistas. Algo fácil y barato, por cierto. Lo llevan en la solapa ciertos políticos, lanzando mensajes subliminales sobre su actual falta de utilidad para los trabajadores, politización, corrupción, derroche económico. Resulta curioso: Los mismos que alientan al escarnio público, suelen lanzar piedras cargadas por sus propias mezquindades.

Además, la destrucción del sindicalismo hace mucho más fácil la labor de los gobernantes, sin movilizaciones ni huelgas, especialmente la de quienes dirigen tras la cortina. Qué bien estaríamos si no existieran los sindicatos, piensan algunos.

El problema es que esa frase por la que suspiran los gobernantes "Qué bien estaríamos sin sindicatos" empieza a calar entre la gente de a pie, con un discurso cargado de improperios, gritos, oportunismo, mala leche y, sobre todo, un enorme vacío de argumentos que se resume en: "Para lo que hacen, mejor que no hagan nada", "Por mi los echaba a todos y los ponía a trabajar", "Están vendidos, no se mueven, no están con los trabajadores". Luego terminan reservándote para el final el placer de oír la raída historia de: "Conozco a uno que está de liberado sindical.".

Confesar ser liberado sindical, en estos tiempos que corren, es un auténtico pecado capital. Mejor inventar cualquier otra cosa antes de que te descubran. Te pueden acechar en cualquier esquina, a cualquier hora: sacando dinero, haciendo la compra, recogiendo a tus hijos en el colegio. Cualquier lugar y excusa es buena, para utilizar como insulto la palabra "sindicalista".

Se puede ser banquero chupasangre, se puede ser político en cualquiera de sus muchos cargos (concejal, alcalde, o delegado provincial.) y trincar todo lo que se quiera, aceptar sobornos y trajes, realizar chantajes, revender terrenos públicos, recortarle el sueldo a los trabajadores o directamente despedirlos sin indemnización. Se puede, incluso, aumentar el recibo de la luz a los pensionistas hasta asfixiarlos, o salir en fotos besando niños y ancianos mientras los colegios y asilos se caen a trozos, cobrar dos o tres sueldos en tres cargos diferentes, declarar a hacienda que se está arruinado mientras se cobra de mil chanchullos distintos, para que su hijo obtenga la beca que le permita comprarse una moto a costa del Estado.

En este maldito país se puede ser lo que se quiera, pero no sindicalista.
Nadie se acuerda ya de la última huelga, aquella en que nadie de la empresa fue, excepto los dos afiliados que perdieron el sueldo de aquel día, para que luego se firmara un acuerdo que les subió el sueldo a todos. Incluso a aquellos que escupieron sobre la huelga.

O de Luís, ese hombre que estuvo 30 años cotizando, y que gracias a la pre-jubilación que se consiguió en su momento, puede ahora, con 60 años y despedido de su puesto, tirar para adelante sin necesidad de buscar un trabajo que nadie le ofrecería.

Recuerden también a Marta, la chica de 23 años que estuvo aguantando un jefe miserable con aliento a coñac, que le obligaba a hacer más horas extras para tener un momento de intimidad donde poder acosarla mientras le recordaba cuándo le vencía el contrato. Hasta que su mejor amiga la llevó al sindicato y, gracias a una liberada sindical, ahora el tipo ha tenido que indemnizarla hasta por respirar.

Son muchos los que les deben algo a los sindicatos, y a los sindicalistas: El maestro que pudo denunciar al padre que le pegó en la puerta del colegio, los trabajadores que consiguieron que no les echaran de la RENAULT, la chica que pudo exigir el cumplimiento de su baja por maternidad en su supermercado. Porque también fue una liberada sindical la que se puso al teléfono el día en que despidieron a Julia, la chica de la tienda de fotos, y le ayudó a ser indemnizada como estipulan los convenios; y aquel otro joven que movió cielo y tierra para arreglarle los papeles al abuelo para procurarle una paga medio-decente, porque los usureros de hace 30 años no lo aseguraban en ningún trabajo. Para qué recordar las horas al teléfono escuchando con paciencia a cientos de opositores a los que no aprobaron, gritando e insultado porque en el examen no les contaron 2 décimas en la pregunta 4. O el otro compañero sindicalista, el que denunció a la constructora que se negaba a indemnizar a la viuda de su amigo Manuel, que trabajaba sin casco.

Ya nadie se acuerda de dónde salieron sus vacaciones, los aumentos de sueldo que se fueron consensuando, el derecho a una indemnización por despido, a una baja por enfermedad, o a un permiso por asuntos propios.

Esta sociedad del consumo, prefiere tirar un saco de manzanas porque una o dos están picadas, por muy sanas que estén el resto. Los precedentes televisivos: entrenadores de fútbol, famosos de la exclusiva en revistas, y demás subproductos, se convierten en clinex de usar y tirar dependiendo de las modas. Ahora, en un momento en que los trabajadores deben estar más juntos, arropados y combatientes contra quienes realmente les explotan, aparecen grietas prefabricadas en los despachos de los altos ejecutivos, ávidos de hincar más el diente en el rendimiento de la clase trabajadora.

¿Quién tirará la primera piedra?. ¿Serán los políticos gobernantes, o los banqueros quienes hablarán de dejadez o vagancia?. ¿Tendrán capacidad moral los jueces o los periodistas, de hablar de corrupción en las demás profesiones?. ¿Serán más idóneos para iniciar lapidaciones, los super-empresarios del ladrillo?. ¿En qué profesión se puede jurar que no existen vagos, corruptos, peseteros, o ladrones?. ¿Preguntamos mejor entre la Iglesia o la Monarquía.?.
Pero qué fácil resulta rajar en este país. Siembra la duda, y obtendrás fanatismo barato.

Qué bien asfaltado les estamos dejando el camino a quienes realmente nos explotan cada día. ¡Acabemos con los sindicatos!. Sí. Dejemos que la patronal y los bancos regulen los horarios, las pensiones, los sueldos, las condiciones laborales y los costes del despido. Verán cómo nos va a ir con la reforma del mercado laboral, cuando los sindicatos dejen de existir y no puedan convocarse huelgas ni manifestaciones.

Verán qué contentos se pondrán algunos cuando sepan que ya no estarán obligados a pagar las flores de los centenares de trabajadores que mueren todos los años, a costa de sus mezquindades.

Iñaki Gabilondo.

sábado, 12 de enero de 2013

VERDI Y MARIA CALLAS






Acabo de ver una excelente pero terrible, terrible, película del alemán Michael Haneke, “Amour”. Un retrato bello y triste  del amor y la enfermedad en la vejez. Y quiero cambiar de onda. He escrito poco de opera en el blog y que mejor ocasión que la conmemoración en este año 2013 del bicentenario del nacimiento de Verdi y de Wagner.

Curiosa coincidencia que los dos mas grandes compositores operísticos del siglo XIX nacieran en el mismo año, como también que tuvieran un papel activo en la conformación del espíritu nacional de sus dos pueblos en lucha por su constitución como estados unitarios, aunque Verdi desde una óptica popular y democrática y Wagner desde una concepción mitológica y aristocrática, a pesar de sus veleidades revolucionarias en su juventud. La música de Wagner impresiona, la de Verdi emociona.

Admiro la grandeza y el talento renovador de la música de Wagner y lamento no haber podido asistir a la representación en vivo de las versiones clásicas de sus grandes obras, que tienen una componente de espectáculo teatral tan intenso. Las muy pocas que he visto en el Teatro Real de Madrid, han sido montajes  “contemporáneos o modernizadores”, que sinceramente me provocan distancia y frialdad y escuchar p.e. el “Anillo del Nibelungo” en el compact disc requiere un esfuerzo de aislamiento y disponer de un tiempo de tranquilidad que hoy por hoy no me resulta fácil conseguir.

Con Verdi disfruto mas, quizás porque lo asocie  a la voz de María Callas, o de Renata Tebaldi, cuyas grabaciones cuarenta o cincuenta años después siguen siendo inconmensurables. Además Verdi inevitablemente nos suena próximo, mediterráneo, vibrante, vitalista. La mayoría de sus operas puedes oírlas conduciendo en el coche, preparando la comida, en una tarde lluviosa de invierno, en el autobús o tomando el sol en primavera y ya desde el preludio  te seducen.

Con la ventaja añadida que aunque las operas de Verdi son muy diversas estilística y temáticamente, son historias que tratan de pasiones, sentimientos, vivencias, que aunque puedan parecer que tienen un tono algo folletinesco para los gustos del siglo XXI, siguen siendo actuales e incluso cercanas  y encima en un bello idioma que casi entendemos.

 La evolución de Verdi, con una enorme producción operística, fue muy notable, desde las iniciales con un fuerte anclaje en el romanticismo, hasta las que animaban el espíritu liberador del nacionalismo democrático de quienes  luchaban contra los pequeños estados absolutistas que fragmentaban Italia en la primera mitad del siglo XIX pasando por la gran trilogía dramática y pasional de Il Trovatore, La Traviata y Rigoletto, y terminando en las grandes y mucho mas complejas obras de madurez, algunas de ellas inspiradas en dramas de Shakespeare.  

Verdi, que fue un hombre con ideas políticas y sociales avanzadas, tuvo numerosos problemas con la censura y asumió también el compromiso de participar como diputado en el primer Parlamento de la Italia unificada.

Hoy, afortunadamente, de una u otra forma, tenemos acceso a una gran oferta discográfica y también videográfica de la obra de Verdi. Desde las grabaciones históricas de Toscanini, Furtwangler, Tullio Serafin, Karajan o Solti, hasta las mas modernas de Giulini, Abbado, Muti o Levine. Pero si importantes son los directores, lo decisivo son las y los interpretes y el feeling que se establezca entre ellos. P.e hay una grabación de sonido bastante regular, incluida alguna tos del publico, de la representación el 27 de marzo de 1958 en el Teatro San Carlos de Lisboa de “La Traviata”, con  María Callas, todavía en magnifica forma y Alfredo Kraus, inmejorable y se te eriza la piel al escuchar los dúos; ni la orquesta es deslumbrante, ni el director un genio, ni el resto de los interpretes figuras de primera fila, pero Callas y Kraus transmiten con tanta fuerza su dramática pasión, que para que queremos mas.

Y eso es Verdi y por ello sus operas siguen gustando, aunque hoy tengamos que refugiarnos en grabaciones del pasado, porque la mayoría de las actuales tienen un sonido magnifico y los interpretes una gran técnica, pero….ya no hay Alfredos y Violettas como las de antes que te ponían la piel de gallina, como le sucedía a la maravillosa Julia Roberts en la película “Pretty woman”, cuando asistiendo por primera vez a una opera, precisamente “La Traviata”, se le saltaban las lagrimas ante un estupefacto Richard Gere.

Disfrutemos de Verdi y a ser posible con María Callas.

jueves, 10 de enero de 2013

CONVERSACIONES EN EL BUENDI: ¿HAY RIESGO DE VIOLENCIA SOCIAL?




En el primer párrafo de “Conversaciones en la Catedral” de Vargas Llosa, hay una frase que se repite a lo largo de la novela: “¿en que momento se jodio el Perú, Zavalita?”. Salvando las enormes distancias, también podríamos preguntarnos ¿en que momento se jodio España? Y siguiendo, modestamente, los pasos de esa gran novela, con este post inauguro una serie, que ira apareciendo de vez en cuando en el blog bajo el titulo genérico de “Conversaciones en el Buendi” y que recogerá las charlas y preocupaciones sobre la situación de nuestro país que un grupo de amigos de izquierdas, de clase media y ya con mas de sesenta años, tenemos los fines de semana en el bar Buendi, después de ir al cine.

Sorprendentemente uno de los temas mas recurrentes en los últimos tiempos es el miedo a los riesgos de violencia que se están gestando en nuestro país. Entendiendo la violencia no en la clave del terrorismo que desgraciadamente hemos padecido tantos años, sino como explosión del malestar social, de la desesperación de mucha gente y en especial de los jóvenes. Algo que podíamos pensar que estaba totalmente descartado en una sociedad desarrollada como la nuestra.

¿Es real esa preocupación? Situaciones de intensa violencia hemos visto en los últimos meses en manifestaciones en Grecia, Italia y Portugal y en algunos momentos puntuales de manifestaciones en Barcelona. Y aunque son imágenes impactantes, rechazables y con responsabilidades repartidas (jóvenes extremistas, provocadores infiltrados de dudosa procedencia, policías que no saben cumplir con sus tareas profesionales o que obedecen ordenes agresivas…etc.), afortunadamente no se ha traspasado un umbral de agresividad extrema y desde luego nada equiparable a violencia de grupos terroristas como fueron las Brigadas Rojas en Italia o la R.A.F de Baader-Meinhof en Alemania.

 ¿El que hoy por hoy no se hayan cruzado esos niveles de violencia, quiere decir que no se cruzaran? Se supone que estará en relación a la duración y profundidad de la crisis económica, a las políticas que se sigan y a la capacidad de las instituciones políticas democráticas para canalizar el descontento y la protesta. Y si tenemos en cuenta la actual realidad de esos tres factores, sí que puede haber motivos de preocupación.

Cuando hay jóvenes que sienten la absoluta inutilidad de su formación para encontrar empleo o sufren las condiciones de explotación del trabajo precario que se les ofrece; cuando contemplan los abusos, fraudes, corrupción, enriquecimiento injustificado de quienes de una u otra forma han provocado la crisis o se están beneficiando de ella; cuando los discursos de buena parte de la clase política les suenan lejanos o una especie de cuentos chinos; y pasan los meses y los años… entonces mas de uno puede pensar que esto no tiene arreglo por las buenas y que lo único que se puede hacer es tirar por la calle de en medio recurriendo a la violencia. 

Y si a la tensión que se vive en una parte de nuestra sociedad, se le suma la tremenda violencia verbal que día a día se ejerce desde algunos medios de comunicación de una extrema derecha fanática, tenemos un caldo de cultivo perfecto para que se desate la violencia.

Mi generación es la primera en la historia de nuestro país que ha vivido sin violencia mortal en las calles (excluyendo lógicamente el terrorismo del FRAP, del GRAPO y  de la extrema derecha en la Transición y por otra parte el de ETA y Al Qaeda), pero tenemos unas raíces ancestrales profundamente violentas, de guerras civiles, represiones, golpes de estado, persecuciones religiosas y antirreligiosas, terrorismo patronal y terrorismo anarquista, etc. que no podemos echar en el olvido. Como tambien hay que recordar que a lo largo de la historia del siglo XX la violencia a la postre a quien mas ha perjudicado ha sido a las clases populares y a las ideas progresistas.

Por ello, aunque no es bueno caer en un pesimismo y alarmismo desmesurado, tampoco conviene hacer oídos sordos a ese runrún creciente de los riesgos de explosión social.

Hoy como ayer la mejor prevención de la violencia social es que la democracia funcione y reconozca y afronte los problemas de la ciudadanía. Pero ese, precisamente, será el tema de un próximo post.





lunes, 7 de enero de 2013

JUAN CARLOS: UN REY AMORTIZADO





Nunca he sido monárquico. Pero acepto el papel funcional que puede tener la monarquía en un sistema político democrático. Por ello muchas personas de izquierdas hemos asumido la figura del Rey como instrumento favorecedor de la consolidación democrática y acertamos con esa apuesta política, en la que por cierto fue fundamental el papel de Santiago Carrillo. Pero todo cambia.

Juan Carlos ya es un personaje de otros tiempos. Su supuesta cercanía y campechanía, sus lugares comunes a menudo envueltos en naftalina, sus relaciones personales, que en el pasado pudieron ser necesarias, sus gestos y vocabulario, hoy ya no encajan en nuestra sociedad. Dudo que la inmensa mayoría de la población menor de  40 años de nuestro país sienta alguna afinidad con el monarca. Ni habla, ni piensa, ni siente como ellos.

Por ello resulta empieza a ser patético, que tras nada menos que 37 años de ejercicio del cargo, con 75 años de edad y una salud deteriorada, diga que se siente en plena forma. ¡Que tremendo afán de aferrarse a la corona! Ya hace unos meses la Reina, tan de derechas ella,  manifestaba que su marido moriría ejerciendo de monarca. Esos son planteamientos del pasado, ajenos a una sociedad democrática del siglo XXI que no puede permitirse la imagen de su  Jefe del Estado amarrándose como una lapa a su cargo y menos aun el riesgo de que empiece a chochear. Sobre todo cuando tiene un heredero, que al parecer esta suficientemente preparado para ejercer la función constitucional de Rey. ¿O es que se quiere asistir a un proceso de decadencia de Juan Carlos mientras el Príncipe deja pasar  los mejores años de su madurez? ¿A quien beneficia eso? Desde luego que ni al país ni a la monarquía.

El Príncipe Felipe nunca será peor que su padre y seguramente será mucho mejor. La única ventaja de Juan Carlos, mucho peor formado que su hijo, era su ascendiente moderador de los sentimientos autoritarios de una parte de las Fuerzas Armadas, pero creo que hoy esa influencia esta desapareciendo en la medida en que los militares generacionalmente próximos a el, ya están fuera de la vida activa. Dicho en palabras de economía de mercado: “Juan Carlos ya esta amortizado”. Y ante esa realidad no valen maquillajes y operaciones de marketing como las que dicen esta intentando la Casa Real para recuperar apoyos sociales y menos aun si esos liftings son como la penosa entrevista de TVE.

Cuanto mas tarde en producirse la sucesión seguramente mayores serán las simpatías republicanas de la población española y desde luego de las generaciones jóvenes. Y como tenemos pocos problemas en nuestro país, añadiremos otro: el enfrentamiento entre republicanos y monárquicos, que hoy no existe pero que puede llegar a producirse.

Y los republicanos progresistas no debemos hacernos excesivas ilusiones. Hay muchas posibilidades de que hoy por hoy un presidente de la republica sea más de derechas y más intervencionista que el Príncipe Felipe.

Así que Juan Carlos debería marcharse cuanto antes, agradeciéndole sin tacañería los indudables servicios prestados al país y con la tranquilidad de que ni el Ministro de Hacienda ni el Fiscal General van a meterse con sus “ahorrillos” y dejar a Felipe. Al menos podríamos dedicar nuestros esfuerzos  a intentar resolver los graves problemas que tiene la sociedad española.      

viernes, 4 de enero de 2013

EL PRECIO DE LA DIFERENCIA





La cantante folk norteamericana Malvina Reynolds compuso en 1962 una canción titulada “Little boxes” (de la que haría una excelente versión Pete Seeger), una sarcástica parodia de la vida totalmente encorsetada de la nueva clase media en los años 60, de la que era difícil evadirse.  

Estaba situada en Estados Unidos ¿pero que decir de la vida en un pueblo de España en aquellos tiempos, sobre todo cuando en otoño se iban los veraneantes, la gente de la capital? No era tan tremenda como la describió Juan Antonio Bardem en su película “Calle Mayor”, rodada una década antes (y eso represento mucho en aquella época de nuestra historia), pero casi. 

Varios meses del invierno de 1971 me tocaron vivirlos en Xativa, como consecuencia del estado de excepción decretado en enero de ese año, por el que se podía residenciar obligatoriamente a un detenido en un lugar distinto a su domicilio. Mi querida tía Adela me acogió en su casa, muy generosamente al ser sus ideas muy alejadas de las mías.

En aquellos tiempos había en Xativa un pequeñísimo puñado de “rojos”, dos de ellos primos míos, e hijos de mi tía Adela, todos ellos controlados por la guardia civil y la comisaría de policía. La llegada de un “deportado” de Madrid fue una novedad. Y hubo un policía “de la secreta”, que se encargo de vigilarme, algo que por ser publico y notorio perdía gran parte de su eficacia. Al cabo de unas semanas desde la comisaría le hicieron saber a mi tía que casi todas las tardes paseaba con una chica, recorría las calles viejas de Xativa, iba al Monte Vernisa, me tomaba una caña en un bar de pobres…y que la chica, aunque de una buena familia, “era muy rara” y “nada recomendable” y que además íbamos de la mano y nos besábamos por la calle, sin que fuéramos novios.

Mi tía se lo dijo a mis padres, supongo que mi padre respiraría tranquilo porque mas valía que me viera con una chica, aunque fuera “rara”, que me metiera en líos políticos. Pero en todo caso corto por lo sano y con permiso de la policía me saco de Xativa y me llevo al apartamento que tenían en la playa de Gandia. Craso error, pero que le vino muy bien a las dos chicas responsables del aparato de propaganda del PCE en la Universidad de Valencia que tuvieron que salir de sus casas por pies, con motivo de una redada tremenda que se produjo a finales de abril. Y en ese apartamento estuvimos los tres hasta que acabo el estado de excepción a mediados de junio, pero esa fue otra historia, de la que por cierto no se entero la policía de Gandia.

Mi familia nunca trago a la chica “rara”. Ni vestía, ni se comportaba, ni hablaba, ni reía, como cabía esperar de una niña bien de la clase media de Xativa. Ni siquiera iba a misa y nunca se vistio de fallera. Era una hippie o peor aun. Ella durante un tiempo siguió empeñándose en venir por la casa del campo, incluso a Madrid, lo que era asumido con evidente disgusto por mis padres.

Pasaron los años y la chica “rara” no entro en vereda. Rompió con casi toda su familia. En el trabajo, un instituto de enseñanza media, la mayoría de sus compañeros la hicieron la vida imposible, esta vez porque no comulgaba con el nacionalismo rampante en la Valencia de los primeros años 80.
La chica “rara” no ha tenido una vida fácil. Y ha muerto el 26 de diciembre.

En recuerdo de Inés Sifre